La «crisis de la basura» supera a la alcaldesa populista de Roma

La acumulación de desperdicios llega ya a los barrios burgueses de la capital italiana

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Roma vive una situación de emergencia en la recogida de la basura al límite de lo insoportable. Haciéndose eco del malestar e indignación de los romanos, el ministro de Medio Ambiente, Gian Luca Galleti, ha advertido con tono muy severo en la Cámara de Diputados que está en juego «la imagen de Italia en el mundo». Se comprende la enorme preocupación del ministro y del Gobierno de Renzi, porque desde hace días en los periódicos de todo el mundo aparecen fotos con algunas calles y plazas llenas de basuras: viejos colchones, muebles rotos, inodoros, sillas, frigoríficos, bolsas y contenedores desbordados entre los que corretean ratones.

Los medios destacan que Roma se ha convertido en un estercolero al aire libre, sobre todo en algunos barrios, como es el caso de Tor Bella Monica, donde hace unos días se filmaron unas imágenes de niños cuyo juego era contar ratones: el vídeo, que se convirtió en viral, mostraba que durante 5 minutos los niños contaron 25 ratones.

Oídos sordos

El asedio de la basura no se limita a la periferia. Ha llegado, por ejemplo, a Parioli, el barrio burgués por excelencia, donde se encuentra la mejor universidad de Roma y la segunda del país, la Luiss Guido Carli. Se explica así que el ministro de Medio Ambiente haya sido muy crítico con el nuevo Ayuntamiento de Roma, que encabeza la abogada Virginia Raggi, del populista Movimiento 5 Estrellas, a la que acusa incluso de «síndrome de insuficiencia», porque le ofreció inútilmente y de forma reiterada su disponibilidad para afrontar la emergencia de la recogida de basuras, pero Raggi ha hecho oídos sordos durante semanas. Una crisis que evoca la que sufren otras alcaldesas populistas con problemas similares en Madrid o Barcelona.

«No he encontrado nunca a la alcaldesa de Roma y no me ha llegado ningún SOS del ayuntamiento. Si no fuera por lo que leo en los periódicos, o por lo que veo recorriendo las calles, no sabría ni siquiera cuál es la situación real de la capital, y esto es grave», denuncia el ministro, que lanza además con dureza una especie de ultimátum: «No hay una programación, no hay un plan de emergencia ni para encontrar una solución definitiva. Hoy todavía es posible intervenir; dentro de un mes, no».

Sobre la situación desastrosa y caótica de la recogida de basuras en la capital hablan por sí solas las cifras referidas a la empresa municipal AMA (Azienda Municipale Ambiente), controlada totalmente por el ayuntamiento: cuenta con 7.924 trabajadores, de los que 1.200 tienen bien conservado un certificado médico en el que se especifica que no son idóneos para el trabajo de recogida de basuras, porque tienen una hernia discal, porque son alérgicos al polvo o porque no pueden mover contenedores.

Picaresca

Otros 1.600 trabajadores están acogidos a la ley 104, que les permite ausentarse del trabajo tres días al mes para asistir a un pariente enfermo. Y un dato absurdo: los contenedores que el AMA tienen repartidos en calles y plazas de Roma, 28.000 en total, son alquilados mediante contrato por 10 millones de euros al año. La corrupción está a la orden del día y quien debe vigilar mira hacia otro lado. Los sindicatos lo saben, pero callan. Tienen cincuenta trabajadores liberados, pagados a tiempo completo.

Se explica así que el AMA tenga 650 millones de euros de deuda. Tanto AMA, como otras empresas municipales, en especial la de autobuses y el Metro, son vistas como una vaca que ordeñar: se benefician no solo sus trabajadores, sino también otras firmas mediante contratas. Todo un vivero de votos, decisivo a la hora de las elecciones.

Es verdad que no se puede culpar a la nueva alcaldesa de los errores y deficiencias de anteriores administraciones. Pero hoy el problema de Roma es que se advierte un vacío de liderazgo, caos y desorganización en la junta de gobierno de la alcaldesa Virginia Raggi, hasta el punto de que el propio Beppe Grillo la ha llamado, según algunos medios italianos, para hacerle esta advertencia: «Así, las cosas van mal». Grillo y su movimiento saben que en Roma se juegan su futuro. Su imagen como partido para algún día gobernar el país dependerá de lo que hagan en Roma.

Ver los comentarios