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Corea del Sur y EE.UU. responden con maniobras al misil intercontinental de Kim Jong-un

Mientras Washington lo considera una «escalada en la amenaza» de Pyongyang, China y Rusia lo tildan de «inaceptable» y piden rebajar la tensión a ambas partes

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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En medio de la alarma mundial por el nuevo misil de Corea del Norte, que podría llegar hasta Alaska, los ejércitos surcoreano y estadounidense han llevado a cabo este miércoles unas masivas maniobras militares, según informa la agencia Yonhap. Disparando también varios tipos de misiles sobre aguas surcoreanas en el Mar de Japón, Seúl y Washington plantan cara al último desafío del joven dictador Kim Jong-un, que parece contar ya con su primer proyectil balístico intercontinental.

El éxito de este misil, que salió al espacio hasta ascender 2.800 kilómetros, luego reentró en la atmósfera sin desintegrase y voló durante más de media hora, ha alarmado a la comunidad internacional. Según los expertos, es solo cuestión de tiempo, cinco años o menos, que Corea del Norte pueda montar cabezas nucleares en sus misiles.

Con dicho arma, Kim Jong-un pretende blindarse en el poder para disuadir a EE.UU. de un cambio de régimen, asegurando así la continuidad de su anacrónico y brutal sistema estalinista.

Ante sus constantes amenazas, Corea del Sur y EE.UU. han hecho alarde de su fuerza militar probando, respectivamente, sus proyectiles Hyunmoo-2A, que tienen un alcance de 300 kilómetros y están especialmente diseñados para atacar al Norte, y los sistemas de misiles tácticos (ATACMS) del Octavo Ejército. A tenor de Yonhap, estas maniobras han sido idea del nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien parece haberse cansado ya de que su oferta de diálogo a Kim Jong-un haya sido respondida con seis misiles en dos meses. Pasando así de las palabras a la acción, las tropas estadounidenses y surcoreanas se han movilizado para mostrar «la precisión de su capacidad ofensiva» y contrarrestar «las acciones ilegales y desestabilizadoras de Corea del Norte», aseguró el Octavo Ejército, en referencia al ensayo de su misil intercontinental.

Mientras el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, considera que este proyectil de largo alcance es «una nueva escalada en las amenazas de Pyongyang», China y Rusia lo tachan de “inaceptable” y piden rebajar la tensión suspendiendo las maniobras militares de ambas partes. Camino de Alemania, donde participará este viernes y sábado en la cumbre del G20, el ensayo balístico ha sorprendido al presidente chino, Xi Jinping, de visita en Moscú, donde se reunió con Putin. Ambos se verán en la reunión de Hamburgo con el presidente estadounidense, Donald Trump, quien también se encontrará con su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, para acordar una respuesta al régimen de Pyongyang.

Además, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá de emergencia este miércoles para estudiar el nuevo desafío de Corea del Norte. Según informa su agencia estatal de noticias, la KCNA, «este lanzamiento de prueba tenía como objetivo confirmar las especificaciones tácticas y tecnológicas de un nuevo cohete balístico intercontinental capaz de cargar una cabeza nuclear de gran tamaño». En este tipo de proyectiles, su máximo reto es salir al espacio y luego reentrar en la atmósfera resistiendo el calor sin desintegrarse. A tenor de la KCNA, el módulo donde supuestamente iría la ojiva nuclear «se mantuvo entre 25 y 45 grados durante la reentrada en la atmósfera gracias, en particular, a un nuevo material doméstico compuesto por carbono».

Aunque Corea del Sur no ha tenido más remedio que reconocer que Pyongyang ha desarrollado un misil intercontinental, duda de que tenga la capacidad para miniaturizar en él una bomba atómica. «Su rango está estimado entre 7.000 y 8.000 kilómetros, pero la tecnología de reentrada y otras cosas no se han confirmado», señaló este miércoles el ministro de Defensa surcoreano, Han Min-koo, en una sesión parlamentaria sobre el Norte. Tal y como informa Yonhap citando al ministro, «lo importante es saber si la parte de la cabeza nuclear cumple su objetivo tras reentrar en la atmósfera desde el espacio», ya que «debe soportar al menos 7.000 grados de calor». Por ese motivo, cree que «Corea del Norte debería mostrar que la parte de la ojiva puede aguantar ese calor si quiere confirmar que fue un misil intercontinental».

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