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El líder laborista Jeremy Corbyn - REUTERS

BrexitDimiten nueve miembros del equipo de Jeremy Corbyn para intentar echarlo

El líder laborista quiere continuar pese a la revuelta en su “gobierno en la sombra”

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Las secuelas del referéndum, donde el euroscéptico Jeremy Corbyn hizo una campaña a regañadientes, con mínima entrega y críticas constantes a la UE, ha provocado un motín en el gobierno en la sombra del Partido Laborista para revelar a su líder. Más de la mitad de los integrantes del equipo del veterano dirigente, de 67 años, han dimitido hoy forzar su dimisión. En total han renunciado nueve miembros de su “gobierno en la sombra” y el líder ha cesado a uno más, Hilary Benn, después de que lo telefonease para expresarle que no le veía hechuras de líder. La retirada de Cameron en octubre aboca al país a nuevas elecciones antes de fin de año y los rebeldes creen que Corbyn es garantía de derrota segura.

Además, le achacan su pésima campaña en favor del “In”, a la que se sumó tarde y sin energía.

En total se han ido los ministros en la sombre de Exteriores, Escocia, Salud, Educación, Medioambiente, Tesoro, Transporte Juventud, Irlanda del Norte y Justicia, todo un golpe de fuerza.

Corbyn mientras se resiste a irse y ha repetido tras las críticas tras el triunfo del Brexit que quiere seguir. El líder y su entorno alegan que fue elegido hace menos de un año, en unas primarias donde obtuvo un respaldo espectacular, y dicen que las bases siguen con él. Una encuesta hoy en el tabloide de derechas “Mail On Sunday” refleja lo contrario, asegura que el 55 de los británicos y el 53% de los simpatizantes laboristas creen que debe ser relevado.

El sábado, cuando acudió a la marcha del Orgullo Gay, un activista homosexual se encaró con Corbyn durante el desfile y le pidió que se vaya: “Es tu fallo, Jeremy ¿Por qué no dimites? Debes irte”. El vídeo se volvió de inmediato viral en las redes sociales.

El lunes estaba ya previsto el debate de una moción de confianza contra Corbyn, presentada por tres diputados laboristas. Pero los acontecimientos se han precipitado. Hoy se ha sabido que en la noche del sábado Corbyn echó a su respetado ministro de Exteriores en la sombra, el moderado Hilary Benn. “Le telefoneé, le dije que había perdido la confianza en su habilidad para dirigir el partido y me despidió”.

Benn, cuya familia es una institución en el laborismo, cobró celebridad hace unos meses, cuando en el debate sobre si el Reino Unido secundaba la petición del Gobierno para extender los bombardeos contra Daesh a Siria hizo un gran discurso patriótico a favor del ataque, diciendo justamente lo contrario que Corbyn.

Heidi Alexander, responsable de Sanidad en el Gobierno en la sombra, ha dimitido a continuación y lo ha explicado en Twitter: “Nuestro país necesita una oposición efectiva que pueda controlar al Gobierno. Es esencial un cambio de líder”. Su dimisión ha sido sólo la primera de las nueve que han ocurrido durante todo el día.

Corbyn fue elegido en las primarias de septiembre del año pasado, arrasó en medio de una ola de popularidad denominada la “corbynmanía”. Pero ya en el cargo ha sido errático y a veces sorprendente por su falta de tenacidad en el control del Gobierno. Está situado muy a la izquierda y siempre ha sido aceptado a regañadientes por los blairistas. Tony Blair lo ha atacado con enorme crudeza, lo ha llamado “Alicia en el país de las maravillas” y ha dicho que quienes dicen que su corazón está con las políticas de Corbyn “necesitan un trasplante urgente”.

El problema de esta revuelta de la mitad de la cúpula es que Corbyn sigue siendo popular entre las bases que lo eligieron. De hecho el lunes a las seis de la tarde la plataforma que lo apoyó en las primarias, Momentum, ha convocado una manifestación para responder a lo que considera un golpe palaciego de unos diputados laboristas alejados del sentir de la calle.

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