Guerrilleros de las FARC en los Llanos del Yarí, donde se ha celebrado la décima Conferencia
Guerrilleros de las FARC en los Llanos del Yarí, donde se ha celebrado la décima Conferencia - Efe

Un congreso sin fecha convertirá a las FARC en un partido político

Apoyo «unánime» de la guerrilla colombiana al acuerdo de paz que se firmará este lunes

Madrid Actualizado: Guardar
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Las FARC, la guerrilla que ha regado Colombia con terror y sangre durante los últimos 52 años, se dispone a dejar de luchar con las armas para hacerlo en las urnas. En su décima Conferencia, celebrada durante los últimos seis días en un apartado paraje al sur del país, la organización acordó ratificar el acuerdo de paz alcanzado con el Gobierno el pasado 24 de agosto y que suscribirán de forma solemne este lunes en Cartagena de Indias el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el líder del grupo armado, Rodrigo Londoño, alias « Timochenko».

Los «guerrilleros delegados» dieron un «respaldo unánime» al documento de 297 páginas, según anunció en nombre de la organización Luciano Marín Arango, «Iván Márquez», en una rueda de prensa en un lugar conocido como El Diamante, en las sabanas del Yarí.

Las FARC dejarán su actividad armada para convertirse en un partido político, pero esa transición no se concretó durante la Conferencia Guerrillerra, sino que será un congreso fundacional más adelante, en una fecha aún no concretada, el que concretará los detalles y alumbrará la nueva formación que entrará a participar en el sistema democrático colombiano.

Márquez destacó la cohesión interna de la organización durante su «tratectoria rebelde» e hizo una llamada a unirse como miembros de «una misma familia» los integrantes del llamado Primer Frente que aseguraron que no acatarían el acuerdo.

En una comparecencia anterior ante los periodistas, el miembro del Secretariado de la actual organización, Carlos Antonio Lozada, apuntó la intención de las FARC de no limitarse al ámbito de la izquierda, sino incorporar a todos aquellos preocupados por la crisis que, a su juicio, atraviesa el país.

Los acuerdos con el gobierno garantizan a las FARC cinco escaños en el Senado y otros tantos en la Cámara de Representantes en las legislaturas de 2018 y 2022, aunque los votos obtenidos en las elecciones no les alcanzara para obtenerlos.

El acuerdo de paz fue el resultado de las conversaciones que mantuvieron representantes del Gobierno de Santos y la guerrilla durante cerca de cuatro años, primero en Oslo y luego en La Habana.

Amplio respaldo internacional

La firma del lunes por parte del presidente colombiano y del líder de la guerrilla contará con una importante presencia internacional. Entre los 2.500 invitados está previsto que asistan una quincena de presidentes, en su mayoría de países iberoamericanos, el Rey Don Juan Carlos de España y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

No obstante, el acuerdo se someterá a consulta popular en un plebiscito que se celebrará el domingo siguiente, 2 de octubre.A pesar del amplio respaldo internacional, entre los colombianos hay una profunda división entre quienes están a favor y en contra.

Uno de los principales detractores de la solución pactada con las FARC es el ex presidente Álvaro Uribe, de quien Juan Manuel Santos fue precisamente ministro de Defensa en la época de mayor acoso de las fuerzas armadas a la guerrilla, con apoyo económico de Estados Unidos.

A la pregunta de qué sucedería con lo pactado en caso de triunfar el «no» en el plebiscito, Carlos Antonio Lozada negó que existiera «la más mínima posibilidad» de que lo acordado en La Habana sea «renegociado». Según dijo, «lo acordado, acordado está y no existe esa posibilidad».

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