Los columnistas de diario ABC analizan el Brexit
Los columnistas de diario ABC analizan el Brexit - AFP

Consecuencias BrexitLos columnistas de diario ABC analizan el Brexit

Luis Ventoso, Ramón Pérez-Maura, Salvador Sostres... Las causas y consecuencias de la ruptura de Reino Unido con la Unión Europea, vistas por las principales plumas del periódico

Madrid Actualizado: Guardar
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Los columnistas de diario ABC analizan las causas y las consecuencias del Brexit. Corresponsales, enviados especiales y firmas del periódico dan su visión sobre lo ocurrido en Reino Unido:

[Aquí, todo el contexto: Reino Unido elige irse]

Difícil vender algo que no es bueno (Luis Ventoso)

El Brexit ha goleado contra pronóstico: 51,8-48,2, más de un millón de votos de ventaja y 3,6 puntos arriba. Solo Escocia, Irlanda del Norte y Londres han optado por la permanencia, tres islas que no han podido contener un tsunami nacionalista. Lo cierto es que cuesta encontrar un británico que simpatice por completo con la Unión Europea, incluso ante quienes lo voten (tampoco el Leviatán bruselense ayuda mucho a generar simpatía, con su falta de democracia interna y su exasperante lentitud operativa).

De ahí, de ese endémico antieuropeísmo, viene la derrota de Remain. Tanto Cameron como Corbyn son euroescépticos confesos, han llegado a reconocerlo en plena campaña, y es muy difícil vender algo diciendo que no es bueno.

Ganó Nigel Farage (Ramón Pérez-Maura)

Hace sólo cinco años, el extremista Nigel Farage era un ser marginal, que había abandonado el Partido Conservador y se había lanzado a engordar un monstruo que hoy ha derribado el establishment británico. En esos días no conseguía que nadie le hiciese ni una entrevista.

En 2014 te decían que era poco relevante, pero el veneno que portaba Farage ya había infectado al partido conservador

Desde un partido cuyas bases cabían en un taxi fue difundiendo por todo el país el mensaje del odio a Europa. Fue una siembra exitosa que ya se puso de manifiesto en dos elecciones europeas en las que conseguía resultados crecientes. Hasta ganar las elecciones europeas de 2014. Todavía entonces te decían que eso era poco relevante porque en las elecciones generales su resultado sería marginal. Y así fue en las de 2015. Pero el veneno que portaba Farage ya había infectado al Partido Conservador en el que muchos temían el voto que le estaba quitando en tantas partes del Reino Unido. Y eso fue juntar él hambre con las ganas de comer. Muchos conservadores que habían sido matizadamente euroescépticos tuvieron una nueva causa por la que luchar: ser más radicales, más populistas y más euroescépticos que Farage. Todo un reto.

Perplejidad (Ignacio Ruiz Quintano)

La perplejidad de los españoles ante el triunfo del Brexit sólo es comprensible si se tienen en cuenta que España entregó en su día todo cuanto tenía, que no era poco, sólo para ser admitida como socio en un Club de Europa en el que el fatuo de Giscard d'Estaing nos había hecho el feo de «colar» primero a Grecia y del que ahora ve cómo salen corriendo los británicos, el pueblo, precisamente, que salvó el honor europeo en la negra noche de los totalitarismos en el continente. Como miembro de lo que queda de la Unión, España puede sacar una ventaja del Brexit, y es que en Bruselas no va a haber ánimos en mucho tiempo para apretarle el cinturón del déficit.

Peor para ellos (Curri Valenzuela)

Sin tarjeta sanitaria europea, sin pensiones que cunden mas al sol de España que bajo la lluvia de su país de origen. Así se van a quedar los 300.000 británicos que residen aquí, en su mayor parte a orillas del Mediterráneo o en Canarias. Es frecuente encontrarlos reunidos en sus pubs junto a la playa y también habitual topárselos utilizando nuestra sanidad pública; el impante de cadera es aquí gratis, allí no. Los hay que añaden ese turismo sanitario al de ocio o jubilación cada vez más a menudo. Seguramente todos han votado contra el Brexit. Ellos se van a perder muchas de las ventajas que han tenido hasta ahora para venirse a vivir a España.

Salvador Sostres

Los gobernantes están para tomar decisiones, y sobre todo las decisiones importantes. Los referendos son pupulismo y que la democracia sea el menos malo de los sistemas no significa que tengamos que abusar de ella.

Manuel Marín

Una de las consecuencias será una reafirmación del populismo como corriente de poder fáctico

La Europa que hemos concebido durante más de 50 años estaba tocada en su diseño, estructura y eficacia. El Brexit era la prueba definitiva para calcular su resistencia, y se ha roto por la cuaderna. Ahora la UE tendrá que hacer malabarismos para no hundirse. Las tres principales, y muy preocupantes consecuencias, serán una reafirmación del populismo como corriente de poder fáctico en cada vez más países europeos; la incertidumbre económica y financiera cuando el mundo aún ha sido incapaz de recuperarse de la crisis global; y el efecto contagio que pueda tener en otros países, en los que la salida de la Unión de Gran Bretaña se transformará en un argumento atractivo de castigo al sistema, y no en lo que es: un riesgo para retroceder 50 años en la historia de las democracias occidentales. Las alarmas se han encendido.

Un «Braveheart» paleto (Rosa Belmonte)

Hace poco, una residente británica en San Pedro del Pinatar (Murcia) bromeaba con el Brexit: «Imagina que tuviéramos que regresar todos los británicos que viven en Europa. Nos colocarían en una ciudad hecha con tiendas de campaña en la costa sur inglesa, como en un campo de refugiados, y saldríamos encaramándonos a la parte trasera de los camiones, intentando volver a España». Pero no todos los británicos tienen ese sentido del humor. Con el resultado del referéndum está claro que la mayoría vive en la nostalgia del Imperio, en la consideración de que su país es superior a los demás. También está claro que la posibilidad de una isla es ya la certeza de una isla.

Que ganen tipos como Nigel Farage o Boris Johnson deprime a cualquiera. Que Cameron se haya hecho sitio en la Historia con la decisión de convocar el referéndum, también. Se tira de Churchill y de Thatcher, de que ellos no lo hubieran hecho. Pero lo que tenemos es a Cameron, a Farage, a Johnson o a Donald Trump, que dice que los británicos por fin han tomado el control de su soberanía. Lo que han hecho es un ‘braveheart’ paleto contra Europa.

Como dice José Antonio Montano, el quinto «beatle» era Paco Martínez Soria.

La eutanasia europea (Mayte Alcaraz)

Lo que acaba de ocurrir en el Reino Unido consagra una realidad inquietante: la Unión Europea no es un proyecto ireversible

Si hasta hace poco la entrada a un club era una experiencia envidiable y ahora uno de sus miembros más destacados decide marcharse, ese club tiene un problema grave. Lo que acaba de ocurrir en el Reino Unido consagra una realidad inquietante: la Unión Europea no es un proyecto irreversible sino un trabajo escolar con recortables. Es solo un síntoma de que en esta primera mitad del siglo XXI algunas sociedades occidentales, la ciudadanía europea, ha decidido en un proceso de involución muy peligroso hacer una copia mala del siglo XX: nacionalismos, radicalismos, populismos... Curioso: las sociedades más avanzadas, cuyo nivel de progreso ha tocado la cima del bienestar, han decidido practicar el suicidio inducido a través de las urnas. En España estamos a un cuarto de hora. Para ser más exactos, a un día de reflexión de practicarnos la eutanasia.

Jaime González

El Brexit es la consecuencia directa de esa politica naif que nos invade y que lo consulta todo al pueblo porque no existe liderazgo. Ahora que los lideres no abundan emergen los aprendices de brujo.

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