Claves de Latinoamérica

El choque por el BID es la primera tensión entre China y sus socios americanos

El veto al nuevo delegado venezolano en el Banco Interamericano de Desarrollo marca el deseo de Pekín de usar políticamente sus préstamos a la región

EFE

Emili J. Blasco

Iba a ser la primera reunión en China del encuentro anual de las Asambleas de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destinada a expresar el compromiso chino con Latinoamérica, pero su cancelación ha puesto en evidencia justo lo contrario: la injerencia de Pekín en los asuntos regionales americanos, valiéndose del peso de sus créditos e inversiones en la región.

Es el primer ejemplo en el continente americano del choque que se está produciendo en el mundo entre China y países receptores de su dinero, consecuencia de lo que se ha bautizado como «debt-trap diplomacy», expresión referida al hecho de que la diplomacia china se aprovecha de la debilidad en la que quedan ciertos países cuando no pueden devolver al país asiático los créditos que tan fácilmente les ha otorgado.

El pasado viernes el BID anunció que cancelaba la reunión prevista entre los días 28 y 31 de marzo en la ciudad china de Chengdu, dado que las autoridades de Pekín no concedían autorización de entrada al país a Ricardo Hausmann, designado días antes representante de Venezuela en la dirección del BID. La designación de Hausmann se hizo a petición de Juan Guaidó, reconocido como presidente venezolano por una mayoría de países fundadores del BID. Con ese nombramiento quedó despojado de su asiento en el directorio del banco el representante del Gobierno de Nicolás Maduro. Hausmann es un prestigioso economista venezolano, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard.

China adujo que al nombramiento de Hausmann le falta legitimidad. «Cambiar al representante venezolano en el BID no ayudará a resolver los problemas de Venezuela y daña la atmósfera del encuentro anual del BID y altera las preparaciones de la reunión», indicó el Ministerio de Exteriores chino en un comunicado. Por su parte, el BID se ha dado un plazo de un mes para determinar las nuevas fechas y sede de su reunión anual y la de la Corporación Interamericana de Inversiones, su brazo para el sector privado, cuya cita es conjunta. Washington ya había expresado su disconformidad con que la reunión del BID se celebrara en suelo chino.

La deuda como trampa

China está entre la veintena de países que sin ser americanos forman parte del BID, en el que ingresó en 2009, aunque su peso en el banco en mínimo: solo tiene unos derechos de voto del 0,004%, frente al 30% de Estados Unidos y el 50% que conjuntamente tienen los 26 países de Latinoamérica y el Caribe que reciben los préstamos. Otros países extrahemisféricos tienen mayor peso que China, como es el caso de Japón, con unos derechos de voto del 5%, según la información oficial de la entidad.

No obstante, la relación comercial y de inversiones de China con la región es grande y, después de más de una década de progresivo crecimiento, Pekín se encuentra ya está en condiciones de usar esa palanca para su intereses diplomáticos. Durante mucho tiempo se habló de que, a diferencia de los créditos de instituciones ligadas al llamado Consenso de Washington, como el FMI o el Banco Mundial, los préstamos de China no llevaban atada la imposición de determinadas políticas públicas, pero el episodio acerca del BID muestra que el Gobierno chino ha comenzado a inmiscuirse abiertamente en la política de un país o de una región si afecta a sus intereses.

Desde que dinero público de China, fundamentalmente de su Banco de Desarrollo (CDB) y de su entidad para importaciones y exportaciones (Eximbank), comenzó a llegar a Latinoamérica en 2005, el monto global destinado a la región suma 150.000 millones de dólares, de los cuales casi la mitad, 62.000 millones, han sido otorgados a Venezuela básicamente a cambio de petróleo a futuro. Eso le da a Pekín una gran ascendencia sobre el país caribeño, pues Caracas queda ligada a una alta deuda.

A raíz del excesivo endeudamiento de otros países para con China, diversos observatorios internacionales han comenzado a hablar de una «debt-trap diplomacy» por parte de Pekín. Por ejemplo, China se ha hecho por 99 años con el puerto de Hambantota , en Sri Lanka, al no poder pagar ese país el coste de las inversiones comprometidas. Otros países, como Pakistán, están reduciendo el número de infraestructuras que iban a realizar los chinos por temor a quedar atrapados en esa deuda (el plan original para el corredor paquistaní de la Ruta de la Seda ascendía a 62.000 millones, justamente los hasta ahora desembolsados por China en Venezuela).

Dependencia venezolana

Si bien el equipo de Guaidó ha asegurado a Pekín que la devolución de la deuda, mediante la progresiva entrega de petróleo, no corre peligro si cae el chavismo, China sigue creyendo de momento que sus intereses están mejor custodiados por Maduro . El presidente Xi Jinping no parece estar dispuesto a hacer un gran esfuerzo por apoyarle, pero por ahora no ve las ventajas de un cambio de régimen.

Cuanto más bajo esté el precio del petróleo, más tiempo quedará Venezuela obligada a mantener los envíos de crudo a China. La dependencia aún acabaría siendo mayor si, a cambio de nuevas ayudas, Maduro ofreciera a los chinos la gestión de un puerto , con un alquiler por varias décadas, si bien hasta la fecha China no se ha interesado por algo así en Venezuela, además de que la inestabilidad del país probablemente no aconsejaría una inversión de ese tipo.

Esta primera tensión entre China y las Américas , que tienen al BID como uno de sus principales activos en materia de cooperación regional, se produce meses después de que Estados Unidos haya mostrado su preocupación por la creciente presencia de China y de Rusia en la región, expresada tanto por la Casa Blanca y el Departamento de Estado como por el Pentágono. De hecho, el paso dado por la Administración Trump para buscar activamente la caída de Maduro responde a su deseo de parar los movimientos de Moscú y Pekín en el Caribe.

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