El Ejército chino advierte de que puede intervenir en Hong Kong para mantener el orden

Tras los enfrentamientos del domingo, el Ministerio de Defensa recuerda que la guarnición en la ciudad puede ser desplegada a petición del Gobierno local

El presidente chino, Xi Jingping, pasa revista a un destacamento del Ejército Popular de Liberación, en 2017 AFP
Pablo M. Díez

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En lugar de calmarse tras el estallido de violencia del domingo , con una batalla campal entre miles de jóvenes y la Policía y un ataque de matones partidarios de China a los manifestantes , los ánimos siguen encrespándose en Hong Kong. Tras más de un mes de protestas que se han ido radicalizando, el vandalismo contra la Oficina de Enlace del Gobierno chino en la isla ha airado a las autoridades en la isla y en Pekín, ya que lo consideran un ataque directo a la soberanía nacional .

Dando un toque de atención a los manifestantes, el Ejército chino ha advertido de que puede ser desplegado en Hong Kong a petición del Gobierno local para mantener el orden . Según informa el periódico «South China Morning Post», el portavoz del Ministerio de Defensa, Wu Qian, ha recordado este miércoles que el artículo 14 de la Ley Básica, que hace de «mini-Constitución» de Hong Kong, «tiene claras estipulaciones» al respecto.

A tenor de dicho artículo, el Gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, que tiene cierta autonomía y goza de más libertades que el resto de China, «puede pedir asistencia de la guarnición al Gobierno Central cuando sea necesario para mantener el orden público y ayudar en caso de desastres». Con funciones defensivas y el compromiso de no interferir en los asuntos locales, Pekín mantiene en Hong Kong un destacamento del Ejército Popular de Liberación, cuyas oficinas administrativas y de inteligencia están en un edificio blanco coronado por una estrella roja junto a la sede del Gobierno y el Parlamento.

«Estamos siguiendo de cerca los acontecimientos en Hong Kong, especialmente el violento ataque contra la Oficina de Enlace del Gobierno central por parte de radicales el 21 de julio», aseguró el portavoz Wu durante la presentación del nuevo Libro Blanco de Defensa. A su juicio, «algunos comportamientos de manifestantes radicales están desafiando al Gobierno central y la base del modelo ˝un país, dos sistemas˝. Esto es intolerable ».

Curiosamente, las autoridades locales negaron el martes los rumores de que la guarnición del Ejército se iba a encargar de vigilar edificios oficiales. Pero el aviso del portavoz de Defensa deja claro que es una opción que no se descarta .

Con la carga que eso conlleva, el Ejército chino se hace eco del malestar oficial por la escalada de las protestas durante el último fin de semana, en el que también hubo una concentración de decenas de miles de personas para apoyar al Gobierno y la Policía el sábado. Al día siguiente, al término de una marcha más multitudinaria para reclamar una investigación del uso de la fuerza por los antidisturbios, en el centro de la isla se desató una auténtica batalla campal. Tras cercar la Oficina de Enlace del Gobierno central y la comisaría del Distrito Oeste, que vandalizaron con pintadas y lanzando huevos y adoquines, miles de jóvenes montaron barricadas y se enfrentaron a la Policía, que disparó numerosas rondas de gases lacrimógenos para dispersarlos.

También el domingo por la noche, entre 200 y 300 matones de las triadas y partidarios del régimen chino asaltaron con cañas de bambú y barras de metal la estación de metro de Yuen Long, a una hora del centro en los Nuevos Territorios. Ataviados de blanco, atacaron a quienes iban de negro, el color de las protestas, o parecían manifestantes, dejando 45 heridos y unas escenas de brutalidad que han provocado miedo e indignación por la pasividad –o incluso connivencia– de la Policía, que apareció 35 minutos tarde y no detuvo a nadie esa noche. El lunes, en medio de una condena social unánime, fueron arrestadas seis personas, algunas relacionadas con las triadas.

Cuando se cumplen siete semanas de protestas contra la ley de extradición a China, suspendida pero no retirada como exigen los manifestantes, la tensión en Hong Kong no hace más que aumentar.

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