El portavoz de Exteriores Lu Kang
El portavoz de Exteriores Lu Kang - Reuters

China protesta por el envío de un barco de EE.UU. a las islas disputadas del Pacífico

Pekín denuncia que el destructor USS Lassen entró ilegalmente en sus aguas territoriales por navegar a menos de 12 millas náuticas de un arrecife artificial

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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Pekín ha protestado este martes contra el envío de un barco de guerra de Estados Unidos que ha navegado cerca de una de las islas artificiales que está construyendo en el Mar del Sur de China, cuyos archipiélagos se disputa con sus vecinos. En concreto, el buque USS Lassen pasó a menos de 12 millas náuticas (21 kilómetros) del arrecife de Subi en las Islas Spratly, que también reclaman Filipinas, Vietnam y Taiwán. Como ese es el límite al que llegan las aguas de un país, el régimen chino «vigiló, siguió y advirtió» a este destructor dotado con sistemas guiados de misiles y ha denunciado lo que considera una incursión en su territorio.

Según señaló en su comparecencia diaria el portavoz de Exteriores, Lu Kang, el barco había «entrado ilegalmente» en aguas próximas a las islas «sin recibir permiso del Gobierno chino».

Una travesía que la agencia oficial de noticias Xinhua tildó de «provocación flagrante y sin fundamento». En un comunicado, el Ministerio de Exteriores chino mostró «su fuerte insatisfacción y rotunda oposición» porque, a su juicio, «las acciones del barco de guerra de EE.UU. han amenazado la soberanía de China y sus intereses de seguridad, poniendo en peligro la seguridad del personal y las instalaciones de los arrecifes y dañando además la paz y la estabilidad de la región».

Aunque Washington no se ha posicionado oficialmente sobre las reclamaciones de Pekín en el Mar del Sur de China, lleva tiempo alertando sobre su expansión por sus archipiélagos, donde está levantando una auténtica «Gran Muralla de arena» tras ganarle terreno al agua y construir islas artificiales con al menos tres pistas de aterrizaje, una de ellas de tres kilómetros. Desafiando al régimen de Pekín, la Armada estadounidense insiste en su derecho a la libre navegación y vuelo sobre estas aguas próximas a las islas artificiales por no considerarlas parte del territorio natural de China. A tenor de las leyes marítimas internacionales, un barco militar tiene derecho a un «pasaje inocente» por las aguas de un país en su ruta hacia un tercer destino, pero el régimen de Pekín ha criticado el órdago lanzado por el presidente Obama. «Nos oponemos a que un Estado use la libertad de navegación y vuelo como pretexto para dañar la soberanía de China y sus intereses de seguridad», advirtió el Ministerio de Exteriores, que prometió «defender incondicionalmente el territorio nacional».

Zona de vital importancia

Enfrentándose a todos sus vecinos, Pekín reclama la totalidad del Mar del Sur de China, una zona de vital importancia estratégica porque por allí transita un tercio del comercio mundial y, además, se supone que tiene abundantes yacimientos de petróleo y gas y ricos bancos de pesca. A pesar de las advertencias de sus vecinos, China ha extendido sus construcciones por los archipiélagos Spratly y Paracelso con una política de hechos consumados que ha provocado no pocos rifirrafes con Vietnam y Filipinas. Sin citar a China, el presidente filipino, Benigno Aquino, ha apoyado la travesía del buque estadounidense como un «acto de equilibrio» porque «una potencia regional ha estado pronunciamientos controvertidos que no deben quedar sin respuesta», según informa France Presse.

«Como muchos de los conflictos que ha habido a lo largo de la Historia, se trata del típico enfrentamiento entre una potencia establecida, como es EE.UU., y otra en auge, China», teorizaba en un reciente encuentro con periodistas Yang Xiyu, un académico del Instituto de China sobre Estudios Internacionales. No en vano, el presidente Obama intenta contrarrestar el auge de China en Asia convirtiendo al Pacífico en el nuevo «eje» de su política, como se aprecia en el tratado comercial que acaba de suscribir con numerosos países de ambas orillas.

A pesar de esta nueva escalada de la tensión, el paso del buque de guerra estadounidense cerca de una isla artificial no ha provocado ninguna escaramuza naval y todo parece indicar que se quedará en un cruce de declaraciones. Al menos por esta vez.

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