Sistema para derribar misiles balísticos THAAD, durante unos ejercicios en EE.UU.
Sistema para derribar misiles balísticos THAAD, durante unos ejercicios en EE.UU. - EFE

China pide a Washington que retire su escudo antimisiles de Corea del Sur

Pekín cree que este sistema defensivo contra Pyongyan amenaza su seguridad

Madrid Actualizado: Guardar
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En medio de la escalada militar y dialéctica con Corea del Norte, Estados Unidos ha puesto en marcha en suelo surcoreano su escudo antimisiles para protegerse de las amenazas del joven dictador Kim Jong-un, que el sábado volvió a disparar un nuevo cohete. Según informa la agencia de noticias Yonhap, las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur anunciaron ayer que el THAAD (como se conoce a este sistema defensivo por sus siglas en inglés) está «operativo y tiene la habilidad de interceptar misiles norcoreanos». Pero, tal y como matizó el Pentágono, tendrán que pasar varios meses para que el escudo funcione plenamente porque de momento solo tiene una «capacidad operativa inicial».

Ubicado en un antiguo campo de golf de Seongju, en la provincia de Gyeongsang del Norte, dicho sistema de baterías antimisiles fue instalado la semana pasada en medio de fuertes protestas de los vecinos.

Además, su despliegue ha causado una agria controversia diplomática porque el presidente de EE.UU., Donald Trump, sorprendió a todo el mundo al decir hace unos días que Corea del Sur debería pagar el escudo, cuyo coste asciende a unos mil millones de dólares (917 millones de euros).

De inmediato, el Gobierno surcoreano le recordó que, en virtud de los acuerdos entre ambos países, su obligación consistía en proporcionarle el terreno y las infraestructuras al Ejército estadounidense para que este se encargue de manejar y mantener el THAAD. Corrigiendo al presidente Trump, así lo afirmaron el domingo los jefes de seguridad nacional de los dos países, quienes estuvieron hablando por teléfono durante más de media hora para aclarar el embrollo.

Treintena de misiles

Compuesto por una serie de baterías antimisiles, este sistema defensivo tiene como misión derribar los proyectiles que amenacen suelo surcoreano. Tras la proliferación de ensayos balísticos por parte de Corea del Norte, que el año pasado disparó 26 cohetes y este lleva ya seis, Seúl y Washington acordaron en verano desplegarlo para hacer frente a las provocaciones del régimen estalinista de Pyongyang.

Junto a Corea del Norte, China ha criticado muy duramente este escudo antimisiles por considerar que sus potentes radares pueden espiar su territorio y mermar su capacidad militar. «La posición de China es clara y firme. Nos oponemos al despliegue del sistema THAAD e instamos a las partes implicadas a que cesen inmediatamente su despliegue. Tomaremos las medidas necesarias para defender nuestros intereses», señaló en su comparecencia diaria ante la prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, informa France Presse. A pesar de estas críticas, se congratuló por la disposición del presidente estadounidense, Donald Trump, a reunirse con el caudillo norcoreano, Kim Jong-un, «si se dan las circunstancias adecuadas».

En represalia por el escudo antimisiles, Pekín ha declarado una guerra comercial encubierta contra las empresas surcoreanas. Junto a las grandes marcas de coches que han tenido que cerrar temporalmente sus fábricas en China, como Hyundai, una de las más afectadas ha sido la cadena de centros comerciales Lotte, que ha permutado con el Gobierno surcoreano los terrenos donde se ha instalado el escudo. Además, el sector turístico se ha visto muy perjudicado por la caída de viajeros procedentes de China.

División política y social

Debido a estos problemas diplomáticos y a las manifestaciones en su contra, el escudo antimisiles ha dividido a la sociedad y a la clase política de Corea del Sur. A pesar de su rápida instalación, su futuro no está asegurado porque el candidato favorito a las elecciones anticipadas de la próxima semana, Moon Jae-in, ya ha anunciado que lo revisará si gana, como apuntan todas las encuestas. Presentándose por el Partido Democrático, Moon argumenta que su despliegue fue una decisión unilateral de la anterior presidenta, Park Geun-hye, destituida por corrupción en marzo. Como una curiosa coincidencia del destino, el juicio contra ella por aceptar sobornos a cambio de favores políticos arrancó ayer, el mismo día que se «encendía» este polémico escudo antimisiles por el que tanto luchó.

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