Un vehículo antiguo pasa junto a la Embajada de EE.UU. en La Habana el pasado viernes
Un vehículo antiguo pasa junto a la Embajada de EE.UU. en La Habana el pasado viernes - EFE

«Castro es el gran culpable de que EE.UU. revierta la política hacia Cuba»

La disidencia se muestra dividida sobre el giro de la Casa Blanca, que preocupa al incipiente sector privado de la isla

El opositor José Daniel Ferrer, líder de Unpacu, cree que el régimen de La Habana ha desperdiciado una oportunidad para reducir la represión y convocar elecciones libres

Madrid Actualizado: Guardar
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El giro de la Casa Blanca en su política hacia Cuba -con nuevas restricciones a los viajes y al comercio- preocupa al incipiente sector privado, mientras que la disidencia ha reaccionado dividida. Los partidarios de una estrategia más dura culpan al régimen castrista de no haber aprovechado la oportunidad que le ofreció el expresidente Barack Obama. Otros opositores, en cambio, creen que las nuevas medidas son «un error» y suponen el regreso a una «política fracasada».

José Daniel Ferrer, coordinador general de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), cree que Raúl Castro «es el gran culpable de que Estados Unidos revierta la política de acercamiento a Cuba. Obama le dio una gran oportunidad y actuó peor que nunca».

«¿Qué le costaba (al presidente cubano) garantizar verdaderas libertades económicas, disminuir la represión y convocar elecciones libres?», se preguntaba Ferrer en Twitter.

Durante su discurso del viernes, Donald Trump se refirió a los disidentes José Daniel Ferrer y Berta Soler, a quienes no se les permitió viajar a Miami para asistir a ese acto en el teatro Manuel Artime. «No están aquí con nosotros, pero estamos al 100% con ellos», subrayó el jefe de la Casa Blanca. Soler, líder de las Damas de Blanco, consideró que el anuncio de Trump beneficiará a la sociedad civil. «El dinero que reciben producto de los negocios con las Fuerzas Armadas es para reprimir y no para mejorar la vida del pueblo».

Una política dura «alienta a los sectores inmovilistas, cuando habrá un cambio generacional en el poder y hay una crisis económica»

Por el contrario, el dirigente de Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa, consideró los cambios «una mala noticia para la promoción de la democracia y para los cubanos en general el regreso a una política fracasada».«Pensar que el aislamiento de un gobierno pueda impulsarlo a hacer cambios positivos en favor del respeto a los derechos humanos y la democracia, es no leer lo que está sucediendo en el mundo actualmente», añadió.

La periodista independiente Miriam Leiva valoró la nueva estrategia de la Casa Blanca hacia la isla como «un error» que puede ser «un desastre para los cubanos, los norteamericanos y para las relaciones entre ambos países». Leiva cree que una política dura de Washington «alienta a los sectores inmovilistas dentro del Gobierno, cuando habrá un cambio generacional en el poder y hay una crisis económica en Cuba».

En el país caribeño existen 140 presos políticos, 53 de Unpacu, según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn). Uno de ellos es Eduardo Cardet, líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL). A la Ccdhrn le preocupa especialmente la situación de Jorge Cervantes, delegado de Unpacu en Las Tunas: desde hace más de tres semanas mantiene una huelga de hambre en una prisión de alta seguridad de esa provincia, donde sufre «maltrato reiterado». Elizardo Sánchez, portavoz de la Ccdhrn, responsabilizó al dictador cubano del «deterioro puntual» de las relaciones bilaterales, porque «no respondió de forma positiva a la buena fe de Obama, Castro no se ha movido ni un milímetro: ni liberó a presos políticos ni aflojó la represión».

Desde España, el mensaje del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) es coincidente. Destacó que «hasta ahora el Gobierno cubano no ha demostrado voluntad de cambio en el ámbito político para avanzar en el respecto a los derechos humanos. Tampoco se puede decir que los cambios económicos han sido de profundidad». Ante el anuncio de Trump, el OCDH reiteró los puntos que considera «deben ser incluidos en cualquier acuerdo con el gobierno cubano», entre ellos la «proscripción de la discriminación por razones políticas» o la «inclusión a la sociedad civil en el diálogo político».

Turistas en un restaurante de La Habana
Turistas en un restaurante de La Habana - Reuters

Los emprendedores temen los efectos negativos del veto a los estadounidenses a negociar con empresas controladas por el Ejército cubano, que maneja entre el 60% y el 80% de la economía del país. La dueña de un paladar (restaurante) se quejaba a Efe de que el 85% de sus clientes son de Estados Unidos, «para mí esto es devastador». «Cuba es un solo país» y una medida como esta «de alguna manera afecta a todos». En 2016 casi 285.000 ciudadanos de ese país visitaron la isla caribeña.

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