La caravana de centroamericanos hacia EE.UU. provoca una guerra en la Casa Blanca

Pulso en el entorno de Trump, entre los que piden medidas severas contra los miles de emigrantes, y los que están a favor de la colaboración de la ONU

Sanitarios atienden a una emigrante en la frontera entre Guatemala y México/ Trump centra sus esfuerzos en parar a la caravana de migrantes hondureños que viajan hacia EEUU AFP/ Vídeo: ATLAS

David Alandete

Como si los dos últimos años no hubieran pasado, Donald Trump hace de nuevo campaña contra la inmigración ilegal . El presidente de EE.UU. llega a las elecciones parciales de dentro de dos semanas con una caravana de 4.000 centroamericanos tratando de pedir asilo en la frontera y sin haber cumplido su promesa de construir un muro con México que acabe con los cruces ilegales. En asuntos migratorios, la Casa Blanca está paralizada por una división —que se ha convertido en guerra— entre halcones y palomas, incapaces de llegar a un consenso sobre cómo cumplir la principal promesa del presidente.

Consciente de que sus propuestas contra la inmigración ilegal fueron una de las razones principales de su victoria en 2016, Trump vuelve al mismo tema en los mítines en los que participa a diario con candidatos republicanos. «A esa gente que quiere llegar a la frontera antes de las elecciones se le ha pagado mucho dinero, porque creen que eso nos dañará», dijo el presidente el jueves en un mitin en Montana. Antes, amenazó a Honduras con recortar la ayuda humanitaria a ese país si no logra el regreso de la caravana, que ya se encuentra en México.

Lo cierto es que las llegadas irregulares a EE.UU. han alcanzado cifras récord con Trump, con la detención de 41.400 personas que cruzaron la frontera sólo en septiembre, un incremento de 4.000 con respecto a agosto. Ni la frustrada iniciativa de separar a los niños de sus padres ni el despliegue de 1.600 soldados de la Guardia Nacional en el sur del país han hecho nada por reducir esa cifra. El Gobierno calcula que residen en EE.UU. al menos 11 millones de inmigrantes en situación irregular, aunque varios estudios recientes elevan la cifra hasta 20 millones.

Cruce de insultos

La parálisis migratoria ha provocado la ira de Trump, que culpa de inacción a sus asesores más moderados en este asunto. Su enfado va dirigido sobre todo a su Secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen , que el jueves le sugirió al presidente que pida que Acnur, la agencia para refugiados de la ONU, atienda a la caravana de emigrantes que se dispone a cruzar México. John Bolton , el Asesor de Seguridad Nacional y un viejo crítico del papel de la ONU, ridiculizó la propuesta e instó al presidente a que obligue al ejército mexicano a desmantelar el grupo de emigrantes.

En defensa de la secretaria Nielsen acudió el jefe de gabinete de Trump, John Kelly , quien defendió la intervención de la ONU y se enfrentó a gritos con Bolton. Tras cruzarse varios insultos, Kelly abandonó la Casa Blanca y no volvió hasta el día siguiente. Durante la discusión, Trump se puso del lado de Bolton y minutos después amenazó en Twitter con sellar la frontera de EE.UU. con México, algo a lo que se ha opuesto una mayoría de su Gobierno, por las implicaciones económicas que tendría semejante medida sobre el transporte de mercancías y turistas.

El viernes el secretario de Estado [ministro de Exteriores] norteamericano, Mike Pompeo, visitó México para pedir al Gobierno de ese país que impida que la caravana llegue a la frontera de EE.UU., donde sus integrantes tienen la potestad de solicitar asilo, ya que huyen de una zona conflictiva. «Estamos llegando al punto en que esta situación se convertirá en una crisis», dijo Pompeo en una conferencia de prensa. El Gobierno mexicano envió a la frontera de Mexico con Guatemala a policías antidisturbios, que emplearon gases lacrimógenos el viernes pero no pudieron detener el avance del convoy, que ayer llegó a Ciudad Hildalgo .

Ya en mayo una caravana que llegó a tener 1.200 integrantes llegó desde Centroamérica hasta EE.UU., donde 400 pidieron asilo y fueron admitidos, en cumplimiento de las leyes migratorias. Trump ha intentando por todos los medios disuadir a aquellos que se disponen a cruzar en EE.UU., bien de forma ilegal o bien como refugiados. Su decisión más polémica fue separar a niños de sus padres por un plazo de 20 días . En total, EE.UU. llegó a asumir la custodia temporal de 2.300 niños antes de revertir esa decisión en junio.

Ahora, los halcones en la Casa Blanca se imponen con una nueva normativa que entrará en vigor pronto: a los padres sin papeles se les dará la opción de permanecer bajo detención con sus hijos o de entregar a estos a custodia gubernamental. Mientras, el Gobierno ha erigido un campamento en Texas al que ha trasladado a 3.800 menores de edad de los 13.000 que residen sin papeles en el país.

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