ALEMANIA

Caída de la CDU en Turingia tras el pacto frustrado con AfD

El veto de Merkel a pactos con la extrema derecha complica el camino a su sucesora

El elegido presidente de Turingia, Kemmerich, a su llegada a la sede del partido liberal REUTERS

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Los mismos partidos que habían forzado la dimisión del recién elegido presidente regional de Turingia, Thomas Kemmerich , tiraron ayer bruscamente de las riendas para evitar que la crisis política se desboque a favor de los extremos. La repetición de elecciones, salida lógica a la disolución del parlamento regional anunciada por Kemmerich, podría profundizar en la herida según una encuesta relámpago FORSA, que prevé que la CDU bajaría del 22% que obtuvo en los pasados comicios a un 12% mientras que el Partido Liberal (FDP) de Kemmerich se quedaría por debajo del umbral del 5% y fuera del parlamento regional.

El sondeo ve claramente por delante a Die Linke, que subiría desde el 31% obtenido en las pasadas elecciones hasta el 37%. El Partido Socialdemócrata (SPD) tendría una ligera mejoría, del 8,2% al 9% y la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) seguiría siendo la segunda fuerza más votada con el 24%, ligeramente al alza desde las últimas elecciones. Con estos datos sobre la mesa, y tras una reunión de ocho horas de duración, la CDU de Turingia decidió bloquear la nueva convocatoria de elecciones , para la que Kemmerich necesita una mayoría de dos tercios. La propuesta de la Casa Konrad Adenauer, la sede central de la CDU en Berlín, es que los socialdemócratas presenten su propio candidato, al que apoyarían los conservadores con sus votos.

Debate interno

Las más graves consecuencias de la crisis de Turingia no están teniendo lugar en Erfurt, la capital de este estado federado en territorio de la antigua Alemania Comunista, sino en Berlín. El presidente del Partido Liberal, el jefe de Kemmerich, Christian Lindner , se sometió ayer a una cuestión de confianza ante la directiva de su propio partido de la que finalmente salió ileso, pero durante la reunión varios de sus miembros aprovecharon el descrédito para minar su posición de liderazgo.

Igualmente ocurría en la sede de la CDU, donde los partidarios de Friedrich Merz no perdieron oportunidad de cuestionar la autoridad de la actual presidenta de los conservadores, la ministra de Defensa y delfín de Merkel Annegret Kramp Karrenbauer , sobre las directivas regionales, entre las que aumenta el número de partidarios de llegar a acuerdos puntuales con AfD. Merz acaba de dejar su puesto en el gestor de activos estadounidense Blackrock para «ayudar a su partido a renovarse» y se plantea presentarse a las legislativas de 2021.

Su perfil, más conservador y con gran apoyo en los mercados financieros es, según sus partidarios, más atractivo para recuperar al electorado de su partido, cada vez más tentado por votar al AfD. Y en todo caso la CDU sale perjudicada, tanto si se acerca a la extrema derecha como si se empeña en el cordón sanitario contra un partido que es ya la primera fuerza de la oposición en el Bundestag con 89 diputados.

Gesticulaciones

La canciller alemana, que había reaccionado con excepcionalidad desde Sudáfrica a la elección de Kemmerich con los votos de AfD, regresó ayer a su mutismo. Todos los viejos enemigos de Merkel bailaron ayer sobre la tumba de Turingia. «Es como un veneno», dijo el ministro de Interior, Horst Seehofer, miembro de los socialcristianos bávaros y opositor desde dentro a la política de refugiados de Merkel. Hans-Georg Maassen, exjefe de Inteligencia interior, se congratuló por la votación de Turingia y comentó que «la canciller siempre ha dejado de lado el tema del AfD y ahora paga el precio en Turingia... esto demuestra que ha perdido completamente su instinto político».

En medio de la refriega política, los mismos que veinticuatro horas antes clamaban por una rápida repetición de elecciones, anoche llamaban a la calma. Incluso Kemmerich dijo tras la reunión con la directiva regional que, pese haber anunciado que dimitiría, los juristas del parlamento le han recomendado no hacerlo ya mismo para evitar el vacío administrativo que supondría, ya que legalmente es el único miembro del nuevo Ejecutivo de Turingia. «Es importante mantener la estabilidad institucional y nos encontramos ante una situación sin precedentes, por lo que no es aconsejable precipitarse en la toma de decisiones», justificó.

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