«Bush padre» en 2013, durante un acto celebrado en la Casa Blanca
«Bush padre» en 2013, durante un acto celebrado en la Casa Blanca - AFP

Bush «senior» arremete contra Rumsfeld, Cheney… y su propio hijo

George H.W. Bush rompe su silencio sobre la controvertida presidencia de su hijo, dominada por la reacción a los ataques del 11-S, y ataca a figuras clave de su gabinete.

CORRESPONSAL EN NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Siempre se ha especulado que George H.W. Bush, presidente de EE.UU. entre 1988 y 1992, no veía con buenos ojos algunas de las figuras clave de los polémicos años de su hijo, George W. Bush, en la Casa Blanca, dominados por la reacción de EE.UU. a los ataques del 11S.

Bush «senior» rompe ahora su silencio en una nueva biografía que está a punto de publicarse en EE.UU. y a la que «The New York Times» ha tenido acceso a algunos extractos. El autor, Jon Meacham, ha entrevistado a Bush, que tiene 91 años y se encuentro debilitado por el Parkinson, y ha tenido acceso a sus diarios y a los de su mujer, Barbara.

Las dos principales víctimas de la biografía son Dick Cheney y Donald Rumsfeld, vicepresidente y secretario de Defensa, respectivamente, en buena parte de la presidencia de Bush y promotores de su ala más dura.

«Formó su propio imperio y marchó al son de su propio tambor», critica Bush sobre Cheney, que se convirtió en una persona muy distinta a la que él conoció cuando era su secretario de Defensa. «Era solo un ‘culo de hierro’. Dio alas a los tipos duros de verdad, que querían pelear todas las batallas, usar la fuerza para conseguir nuestros objetivos en Oriente Medio». A Cheney lo considera «un hombre bueno» que estiró los límites. Pero es menos condescendiente con Rumsfeld a quien acusa de «servir al presidente de forma negativa».

«No me gusta lo que hizo, y creo que dañó al presidente con su visión de mano dura para todo», dice sobre el que fuera secretario de Defensa de su hijo, que dejó su cargo cuando Bush ‘junior’ todavía no había concluido su segundo mandato, con la inestabilidad en el Irak post-Sadam Husein fuera de control. «Nunca tuve cercanía con él», reconoce el expresidente. «Tiene falta de humildad, no trata de ver lo que otras personas piensan. Él va más a pegar duro y conseguir nombres y números. Y lo pagó», asegura de Rumsfeld, al que acusa además de «arrogante» y «fanfarrón».

Las críticas, aunque más taimadas, también alcanzan a su hijo. «El gran error fue permitir a Cheney crear su propio Departamento de Estado», lamenta en el libro. «Y no es culpa de Cheney, es culpa del presidente».

El eje del mal

El padre está muy lejos de criticar la reacción de su hijo a los atentados del 11-S, la Guerra al Terror o la invasión de Irak. «Fueron guerras diferentes, y razones diferentes», dice sobre una posible comparación con la primera guerra de Irak, la de su presidencia, y defiende la salida del poder de Husein como un “momento de orgullo” de la historia de EE.UU. Pero sí lamenta el tono que tomó su Administración en aquellos años: «Me preocupó la retórica que había, alguna era suya y otra de sus colaboradores cercanos», explica Bush ‘senior’. «La retórica fuerte te da titulares, pero no resuelve necesariamente los problemas diplomáticos», y cita específicamente la definición del ‘eje del mal’ que George W. Bush dio en el discurso del estado de la Unión de 2002, que incluía a Irak, Irán y Corea del Norte. «Si miras atrás, al ‘eje del mal’ y otras cosas similares, pienso que la historia deja claro que no beneficiaron a nadie», lamenta.

En conversación con Meacham, ni Bush hijo, ni Cheney, ni Rumsfeld recuerdan haber oído estas críticas directamente del expresidente.

En la biografía también desvela capítulos poco conocidos de su vida y de su presidencia: su intención de no presentarse a un segundo mandato, la propuesta de Donald Trump para presentarse como vicepresidente en las elecciones de 1988, su evolución a posiciones menos duras sobre el matrimonio homosexual o la mala relación entre su mujer, Barbara, y la esposa de Ronald Reagan, Nancy. Pero sus críticas sobre la presidencia de su hijo tienen una relevancia mayor ahora que un tercer miembro de la familia, Jeb Bush, aspira a convertirse en el candidato republicano para las elecciones del año que viene. El exgobernador de Florida se hunde en las encuestas y no parece que haya nada en la biografía de su padre que le sirva de trampolín.

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