Bruselas debate retirar el voto a Polonia por su deriva autoritaria

Acusa a Varsovia de poner en peligro la independencia del poder judicial

El preidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker (derecha), saluda al nuevo canciller austriaco, Sebastian Kurz, ayer en Bruselas EFE
Enrique Serbeto

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Por azar del calendario, e l nuevo canciller austriaco, Sebastian Kurz , ha venido a Bruselas la víspera de la reunión en la que la Comisión Europea se dispone, según todos los indicios, a poner en marcha por primera vez el mecanismo por el que puede sancionar a un país -Polonia- por no respetar los valores fundamentales y manipular el estado de derecho . Un proceso que llevaría a suspender el derecho de voto a Varsovia. El austriaco Kurz busca precisamente apaciguar los ánimos ante la llegada a la coalición de Gobierno del partido de extrema derecha FPO, que en el pasado simbolizó precisamente la mayor crisis entre Austria y la UE, aunque ni siquiera entonces el problema llegó a las estribaciones jurídicas que pueden iniciarse hoy respecto a Polonia.

En efecto, se considera prácticamente seguro que la Comisión pondrá en marcha el mecanismo jurídico que, en última instancia, dejaría a Polonia sin derecho de voto en el Consejo como castigo por no haber rectificado las reformas acometidas por el Gobierno ultraconservador polaco . Bruselas considera que las medidas de Varsovia amenazan la independencia del poder judicial. Esta sería la primera vez que se pone en marcha el procedimiento previsto en el artículo 7 del Tratado que se considera la «bomba atómica» en materia de sanciones a un país miembro de la UE.

Vuelve May

Para colmo de coincidencias, la reunión de la Comisión se produce también un día antes de que viaje a Varsovia la primera ministra británica, Theresa May , que está buscando desesperadamente aliados para tratar de mejorar sus posiciones en las negociaciones sobre el Brexit.

Pero el caso del austriaco Kurz, el jovencísimo canciller conservador, es diferente, porque hace ya cuatro años que está en el gobierno, como ministro de Asuntos Exteriores, y parece haber aprendido a manejar la situación. Por ejemplo, Kurz multiplica a todas horas sus pronunciamientos proeuropeos , aunque con ello no cambie en lo esencial las posiciones a las que le obliga su alianza con el FPO.

La crisis de los refugiados ha dejado estragos en la Europa oriental , no solo en Polonia, sino en todos los países del conocido como Grupo de Visegrado . En Hungría que no acepta ni un refugiado, en Chequia, donde se ha nombrado como primer ministro a un magnate populista investigado por corrupción, o en Eslovaquia, gobernada por un socialista que tampoco ha asumido sus compromisos. De ahí que la decisión que tome hoy el colegio de comisarios sobre Polonia sea tan importante, porque debe servir como ejemplo, y trascendente , puesto que puede provocar una sacudida de reacciones antieuropeas en toda la región.

El detonante

El conflicto entre la Comisión y el gobierno nacional-populista de Polonia dura ya más de dos años. En este tiempo ha habido no pocos incidentes y tensiones, pero el detonante ha sido la decisión de la semana pasada de aprobar definitivamente en el Senado la legislación que da al Gobierno un mayor control del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial , el órgano que designa los jueces, pese a las promesas del presidente polaco, Andrej Duda, de suavizar las medidas.

El temor de la Comisión es que la nueva coalición austriaca lleve a este país hacia el grupo de los gobiernos más refractarios a la acogida de refugiados, para formar una especie de «Visegrado plus» que reforzaría las posiciones de los populistas. De hecho, es lo que esperan los gobiernos de Hungría y Polonia en estos momentos.

¿Qué sucederá si la Comisión aprueba las sanciones previstas en el artículo 7? En el último Consejo Europeo, los principales países miembros habrían dado su visto bueno al criterio de la Comisión. La canciller Merkel y el presidente Macron , fueron muy claros al respecto. Pero la decisión definitiva está en manos del Consejo que debe contar con la anuencia de una mayoría cualificada de países. Ahí es donde Austria puede tener un papel esencial y por ello son tan importantes las reuniones de Kurz con Jean-Claude Juncker y con el presidente del Consejo, Donald Tusk, que es polaco y a quien el actual Gobierno de Varsovia tiene por su peor enemigo.

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