Brasil vuelve a atrapar a uno de los mayores traficantes de armas del mundo

João Filipe Barbieri se había fugado de prisión en noviembre tras mostrar unos documentos de excarcelación falsos

Imagen del cartel para la busca y captura de João Filipe Barbieri difundido tras su fuga Procurados.org.br

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La Policía brasileña recapturó a João Filipe Barbieri , uno de los mayores traficantes de armas del mundo, heredero mayor de Frederick Barbieri, conocido como el Señor de las Armas, que se encuentra preso en Estados Unidos. Los Barbieri, son acusados de traficar con más de 2.000 fusiles y 300.000 cartuchos entre Estados Unidos y Brasil, entre 2014 y 2017, poco antes de la prisión de Frederick.

João Filipe estaba prófugo desde noviembre del año pasado, cuando salió de la prisión de Bangú, considerada de máxima seguridad, por la puerta principal con un documento de excarcelación falsificado . Hijastro de Frederick, João Filipe fue detenido el miércoles en la favela Jacaré, en la ciudad de Piratininga, en la región metropolitana de Río de Janeiro.

«João Filipe fue (de Bangú en Río) a São Paulo, pasó por Minas Gerais y Espírito Santo. Este regreso a Río de Janeiro fue para intentar recibir una cantidad (equivalente a unos 76.000 euros) que los traficantes aún le debían por negociaciones pasadas», explicó a la prensa el comisario Mauro César, de la División de Capturas de la Policía Interestatal (Polinter), detallando los últimos pasos del delincuente.

La Secretaría de Administración Penitenciaria, que no se había percatado de la fuga, confirmó recientemente la salida de João Barbieri de la cárcel el pasado 18 de noviembre de 2020, tres años después de haber comenzado a cumplir su condena 27 años de prisión por tráfico internacional de armas . Su pista fue confirmada tras la prisión, también esta semana, de su cómplice, João Victor Roza, que también huyó de la cárcel con documentos falsificados.

Frederick Barbieri fue condenado a más de 12 años de prisión en Estados Unidos, después de llegar a un acuerdo con la Justicia norteamericana y en el que confesó haber enviado casi 1.000 fusiles a Brasil entre 2014 y 2017, la mitad de los que las investigaciones de la Policía de Río indican. Los rifles pueden llegar a costar 18.000 euros en el mercado ilegal, que se ha inflacionado con la pandemia, explican los investigadores.

La familia Barbieri

João Filipe, hijo de la segunda esposa de Frederick, es acusado de ser uno de los principales miembros de la banda de Barbieri. La familia de delincuentes, incluida la madre de João, Ana Cláudia Santos Barbieri, enviaba miles de fusiles a Brasil escondidos en calentadores de piscinas , dentro de contenedores, una trama que sólo fue descubierta en 2017, en una incautación de 60 fusiles en ocho calentadores en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro .

La cantidad máxima enviada por cada envío era de hasta cuatro calentadores, cada uno venía con siete u ocho fusiles para mantener el peso de hasta 115 kilos, sin llamar la atención, pero en esa ocasión mandaron el doble de la carga.

Frederick Barbieri fue detenido en febrero de 2018 en una acción integrada entre las policías de Río y de Estados Unidos, en la mansión en que vivía en Port St. Lucie, Florida, donde se encontraron 40 rifles y otras armas. Desde esa pequeña y paradisíaca villa, lejos de cualquier sospecha, Barbieri mandaba armas al peligroso tráfico de drogas y al crimen organizado de su Río de Janeiro natal.

Ana Cláudia Barbieri es socia y cómplice en la empresa criminal, y es considerada fugitiva de la Justicia brasileña. Actualmente vive con la hija de siete años de la pareja en la casa de Florida donde Frederik fue detenido.

Los vecinos que vieron crecer a Frederick, en Irajá, un barrio de clase media baja de Río, nunca se imaginaron que el hijo de doña Francisca Hosana, una señora muy religiosa, era un traficante internacional de armas, hasta ver la foto de su captura en los diarios. Su madre, fallecida hace tres años, comentaba apenas que su hijo se había convertido en un exitoso empresario en Estados Unidos.

El inmigrante que recomenzó la vida en Estados Unidos, limpiando piscinas, se volvió un pequeño contrabandista de importados, hasta descubrir que podía comprar armas y abastecer al narcotráfico carioca.

Conocido como Fred entre amigos y vecinos, Barbieri vivía en Florida desde 2000, donde se casó con una cubana, pagando 20.000 dólares para obtener la nacionalidad que le permitió mantener negocios con los traficantes que conocía en Río de Janeiro. Ese es también el motivo por el que no será extraditado, por tener ciudadanía norteamericana.

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