Una banda de terroristas que va desde Siria al corazón de la Unión Europea

Los asesinos pasaron de ser delincuentes comunes a fanáticos yihadistas

Corresponsal en Bruselas Actualizado: Guardar
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Los terroristas de los atentados del 22 de marzo provienen de una galaxia en la que se mezclan claramente la delincuencia común y la radicalización religiosa musulmana. Del barrio de Molenbeek u otras zonas de Bruselas a París, ida y vuelta, este grupo de asesinos se ha beneficiado de la ingenuidad de la policía belga para detener una siniestra carrera hacia los peores crímenes que ha conocido este país en su corta historia. Los belgas escucharon este sábado a uno de los representantes de este siniestro medio islamo-criminal, un joven de apenas 25 años, natural de la localidad de Vervier que se llama Lotfi Aoumeur pero que en Siria se hace llamar Abu Abdallah al-Baljiki (el belga) reivindicando en un vídeo los asesinatos de Bruselas en nombre de Daesh

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Los expertos conceden una importancia particular a esta reivindicación, sobre todo porque además de las habituales amenazas contra otras partes de Europa aporta por primera vez una propuesta de negociación y afirma que esas amenazas no se llevarían a cabo si se detienen los bombardeos en Siria e Irak contra objetivos de Daesh. Aunque expertos en análisis del fenómeno terrorista como Claude Moniquet, director del Centro Europeo de Inteligencia Estratégica y Seguridad (ESISC), insisten en subrayar que se trata todavía de un mensaje de responsables de un «nivel muy bajo» en el escalafón de Daesh, se considera un elemento nuevo, que podría ser una señal de debilidad por parte de los terroristas. Pero, por otro lado, los analistas recuerdan que Bélgica es el país que más activistas ha enviado proporcionalmente a engrosar las filas de este grupo de criminales, por lo que la amenaza de nuevos atentados no puede ser ignorada.

El caso de los hermanos Al Bakraoui es seguramente el más evidente de la relación entre el conflicto de Siria y su transformación en terroristas suicidas. Brahim y Jalid estaban relacionados con las redes de reclutamiento de yihadistas y al menos Brahim ha pasado por Siria, como demuestra que fuera detectado y expulsado por la policía turca. Ambos hermanos, condenados por delitos comunes, atracos y uso de armas de fuego contra la policía, son los primeros nexos que se revelaron entre los atentados de París del 13 de noviembre y los de Bruselas. Jalid había alquilado uno de los apartamentos utilizados por los miembros del grupo que cometió los ataques de París y otro donde se refugió Salah Abdeslam, el único de esos criminales que no se suicidó la noche del crimen.

También Najim Laachraoui estaba relacionado con los dos atentados. El segundo suicida del aeropuerto de Zaventem había utilizado un falso nombre (Soufiane Kayal) y por eso la policía tardó en identificarlo. Sin embargo, su ADN había sido encontrado en restos de casi todos los artefactos explosivos usados en París.

Cheffou, el único acusado

Pero puesto que todos están muertos, el único detenido que ha sido acusado formalmente de terrorismo y de participar en los ataques es el enigmático Faisal Cheffou, que también se dedicaba a reclutar candidatos a la yihad en Siria entre los inmigrantes sin papeles a los que intentaba atraer con promesas de gloria y reconocimiento, frente al desarraigo y la sordidez de una vida sin papeles en Bruselas.

Una segunda persona que pudo haber participado en el atentado del metro, junto a Jalid al Bakraoui, sigue siendo buscada activamente, aunque por ahora la Fiscalía no ha proporcionado ningún indicio seguro de su identidad ode su aspecto. Un supuesto retrato robot difundido en los medios resultó ser falso. La policía mantiene sin embargo que lo está buscando.

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