Ramón Pérez-Maura - HORIZONTE

La ayuda del socialismo a Donald Trump

La iniciativa verde de Ocasio-Cortez pasa por dejar en el paro a todos los mineros, granjeros y gasolineros

El presidente Donald Trump, durante una rueda de prensa este semana EFE
Ramón Pérez-Maura

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Donald Trump pronunció el pasado martes un Discurso sobre el Estado de la Unión extremadamente relevante. Lo fue porque ha puesto al Partido Demócrata a la defensiva con una frase: «Esta noche renovamos nuestro compromiso de que América nunca será un país socialista». Habrá quien crea esa una frase hueca. Si mira con un poco de detalle lo que está ocurriendo en el Partido Demócrata, descubrirá que no lo es. Porque en esta formación cada vez ganan más peso los políticos que abogan por un mayor control gubernamental de amplias áreas de la economía privada.

Desde tiempos de los Clinton los demócratas han demostrado gran empeño en la creación de una sanidad pública para todos. Con la mentalidad europea cuesta entender que se pueda rechazar, pero es un criterio arraigado en la mayoría de la sociedad americana. Bernie Sanders, el ala izquierda del partido, promueve ahora una reforma sanitaria, respaldada por 16 senadores, que reemplazaría todos los seguros privados por una sanidad pública. Intervencionismo de libro. La senadora Elizabeth Warren quiere un nuevo sistema de control de las grandes compañías, las que tengan una facturación superior a mil millones de dólares. En ellas los trabajadores tendrían derecho a nombrar el 40 por ciento del consejo de Administración y se obligaría a que los beneficios no fueran sólo para los accionistas. Socialismo canónico.

Y luego está la nueva niña bonita de la izquierda mundial, la que más espacio ocupa en los medios de comunicación europeos y en muchos de los norteamericanos por delante de Nancy Pelosi, la hispana Alexandria Ocasio-Cortez, más conocida como AOC. Miembro de la Cámara de Representantes por Nueva York, con 29 años su experiencia laboral se limita a haber sido camarera. En las pocas semanas que lleva en el Congreso ha presentado un New Deal Verde. Con él AOC afirma que en diez años Estados Unidos será el paraíso verde del planeta. Ello implicará abolir el tráfico aéreo, prohibir el consumo de carne, cambiar la calefacción de todos los hogares norteamericanos, dejar en el paro a todos los mineros, los granjeros y los gasolineros y… apoyar la imposición de la sanidad pública que, por razones que se me escapan, AOC considera que es una forma de cuidar el medio ambiente. Huelga decir que todo eso se haría mediante una intervención absoluta de la economía y la sociedad por parte del Estado. Y eso es socialismo por definición. En el texto de la propuesta presentada el pasado jueves hay detalles enternecedores. No hay una prohibición explícita de las energías fósiles o de cero emisiones porque la implementación total del plan tiene fecha: 2030. Y según dice el texto ACO «no estamos seguros de conseguir deshacernos tan rápido de las vacas que se tiran pedos ni de los aviones». Literalmente. Es decir, hay que esperar un poco a ver si se inventan aviones que no vuelen con combustible fósil. Pero como seguro que no se va a inventar la vaca que no emita gases, el ecologismo acabará abogando por la extinción de esa especie. Es lo que tienen el nuevo orden verde.

Y alguien pensará que todo eso no va a ningún lado. Pero cuando los políticos del Congreso de los Estados Unidos promueven esas ideas, es porque esperan ganar votos con ellas y algún día imponerlas. Y Trump se muere de gusto. Se las ponen como a Fernando VII.

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