La Autoridad Nacional Palestina no sabe hasta cuándo podrá contener al Daesh

La estrategia de Abás de resistencia pacífica no ha frenado el avance de la ocupación israelí

Corresponsal en Jerusalén Actualizado: Guardar
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La mancha negra del grupo yihadista Estado Islámico (EI) se extiende por todo Oriente Medio y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no sabe hasta cuándo podrá evitar su irrupción en su territorio. El liderazgo palestino alerta de que el peso de la ocupación y del uso excesivo de la fuerza por parte de Israel les ha debilitado hasta el punto de hacer complicada la supervivencia del órgano de gobierno creado a raíz de los acuerdos de Oslo en 1993, un escenario de vacío poder y de descontento creciente que podría ser usado por los más radicales para ganar adeptos. «Israel apuesta por la no solución al conflicto. No quieren ni dos estados, ni un estado, ni siquiera mantener el statu quo, optan por la no solución», critica el doctor Mohamed Shtayyeh, miembro del Consejo Central de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y del Comité Central de Fatah, quien advierte que «si bien hoy en día no hay en Palestina Daesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico) o Al Qaeda. ¿hasta cuándo podremos mantener la situación?».

Aunque los yihadistas siempre hablan de Israel como uno de sus grandes enemigos, hasta el momento Israel es, junto a Irán, uno de los pocos países de la región en los que el EI no ha dado un golpe mortal, aunque el grupo islamista sí ha reivindicado el lanzamiento de cohetes desde el Sinaí. Si en Cisjordania es la ANP la que trata de evitar la implantación de los seguidores de Abu Baker Al Bagdadi, en Gaza es Hamás quien no quiere que se repitan las escenas de agosto de 2009 cuando el líder del grupo Jund Ansar Allah, Abdul Latif Mousa, proclamó un emirato en Rafah, al sur de la Franja, y las fuerzas de seguridad tuvieron que asaltar su mezquita en una operación en la que hubo decenas de muertos. Más que de EI, las autoridades de Hamás hablan hoy de la existencia de “pequeños grupos salafistas” y les responsabilizan del lanzamiento de cohetes que han salido hacia Israel.

La ocupación avanza

Las autoridades de Israel mantienen de cara al exterior el discurso de la solución de los dos estados, pero no detienen la construcción de asentamientos más allá de la frontera de 1967 reconocida por la comunidad internacional, lo que aleja día a día la posibilidad de un estado palestino. Tres semanas después de frenar la construcción de 891 nuevas viviendas en el asentamiento de Gilo, en el cinturón de Jerusalén Este, las autoridades dieron luz verde a las obras una vez concluido el viaje de Benyamin Netanyahu a Estados Unidos, según informó el diario Haaretz.

La estrategia de la resistencia pacífica del presidente Mahmoud Abás no ha funcionado y en sus diez años de mandato el número de colonos se sitúa en 680.000 entre Cisjordania y Jerusalén Este. El dirigente es ahora una figura débil a los ojos de sus ciudadanos, entre los que crece la frustración y la impotencia ante el avance israelí. Una impotencia que se traduce desde comienzos de octubre en la oleada de ataques de lobos solitarios (armados con cuchillos o al volante de coches para realizar atropellos) y de protestas que ya han costado la vida a 19 israelíes y más de cien palestinos, incluidos los agresores abatidos por las fuerzas de seguridad y colonos.

«Quieren destruir cualquier posibilidad de crear un estado palestino y para ello aceleran la judaización de los barrios árabes de Jerusalén, la anexión del valle del Jordán, emplean la zona C como área de expansión de sus asentamientos (parte de Cisjordania que desde Oslo permanece bajo control militar exclusivo y control civil casi total de Israel) y mantienen el bloqueo en Gaza», denuncia Shtayyeh. Desde el liderazgo palestino mantienen su llamada a la resistencia pacífica y aseguran que «nadie puede detener lo que está ocurriendo. Israel quiere llevarnos de la lucha política a la de la seguridad, pero no lo conseguirá. Es su política la que empuja a los jóvenes a atacar con cuchillos y lanzar piedras, no somos nosotros los que se lo pedimos», según el alto cargo de la OLP.

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