Entre la oscuridad aparece una balsa llena de inmigrantes latinoamericanos. Impacientes, esperan a llegar a la orilla para ponerse a salvo. Han atravesado Río Grande, que une México con Estados Unidos. Hay adultos, pero también niños. Pasan por las manos de los miembros de la guardia nacional hasta pisar tierra firme. Sus rostros reflejan la felicidad de estar vivos. Una vez en la orilla, su camino no termina. Continúan por la montaña. Ya están en Estados Unidos. Como ellos, cientos de inmigrantes cruzan la frontera todos los días. Huyen de una situación desesperante, que se repite cada año.-Redacción-
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión