Arabia Saudí reduce las ejecuciones un 85% en 2020 y Egipto las triplica
Según el informe anual de Amnstía Internacional, por tercer año consecutivo bajan las cifras, una reducción que podría estar relacionada con «interrupciones» o «retrasos» debido a la pandemia
La aplicación de la pena de muerte en el mundo descendió en 2020 por tercer año consecutivo, alcanzando la cifra más baja de la última década. Así lo refleja el infome anual de Amnistía Internacional , hecho público este miércoles, que valora de manera positiva esta disminución. «A pesar del afán de algunos gobiernos de seguir aplicando la pena capital, la imagen general de 2020 fue positiva. Chad abolió la pena de muerte, al igual que el estado estadounidense de Colorado, y el número de ejecuciones de que se tuvo noticia siguió disminuyendo, lo que situó al mundo más cerca de relegar a los libros de historia este exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante», afirma en un comunicado Agnès Callamard , secretaria general de Amnistía Internacional.
El año pasado fueron ejecutadas al menos 483 personas (esta cifra no incluye las realizadas en China , donde la pena capital es un tema de Estado), en 18 países. Esto representa un descenso del 26% respecto a 2019 (657); y un 70% en respecto a 2015 (1.634). En 2020 también se redujo las sentencias de pena capital, que fue un 36% menor que en el año anterior, pasando de 2.307 a 1.477 (en 54 países).
Entre las causas que habrían contribuido a esta descenso, la ONG se refiere a la pandemia, que habría provocado el «retraso» o «aplazamiento» de los procedimientos judiciales. Pero esto no sucedió en todos los países. En algunos, como Indonesia, Egipto y Zambia, las ejecuciones se incrementaron de manera importante. En especial en el primer país, donde aumentaron un 46% respecto al año anterior; y el segundo, en el que se triplicaron, con más de 107 muertes en 2020. También se incrementarion en EE.UU. (único país en el continente americano que aplica la pena capital), donde volvieron a producirse ejecuciones federales , después de 17 años sin ellas. Así, en apenas seis meses, durante la Administración Trump fueron ejecutadas diez personas.
«Mientras el mundo se centraba en encontrar maneras de proteger vidas frente a la Covid-19, varios gobiernos mostraron una inquietante determinación de recurrir a la pena capital y ejecutar a personas a toda costa», subraya Callamard. El año pasado países como India, Omán, Qatar y Taiwán también reanudaron las ejecuciones.
«La pena de muerte es un castigo abominable, y llevar a cabo ejecuciones en medio de una pandemia subraya aún más su crueldad inherente -señala la secretaria general de AI-. La lucha contra una ejecución es difícil en los mejores momentos, pero la pandemia provocó que muchas personas condenadas a muerte no pudieran acceder a asistencia letrada en persona, y muchas de las que querían brindar apoyo tuvieron que exponerse a riesgos considerables —y, sin embargo, absolutamente evitables— para la salud. El uso de la pena de muerte en estas condiciones es una agresión especialmente atroz contra los derechos humanos».
Lavado de cara de Arabia Saudí
Entre los datos positivos arrojados por el informe de AI destaca la disminución de ejecuciones en un país, Arabia Saudí , que año tras año se encuentra entre los Estados que lideran este ránking. Si bien sigue engrosando esa lista, el número de aplicaciones de la pena ha ido bajando en los últimos años, pasando de 249 en 2018, a 184 en 2019 y a 27 en 2020, lo que supone un 85% menos que en el año anterior. Fue precisamente en 2018 cuando tuvo lugar el asesinato de Jamal Khashoggi , a manos de personas cercanas al Príncipe heredero Mohamed bin Salman . El brutal asesinato puso al reino en una difícil situación, pues contrastaba con su supuesta política de apertura y defensa de derechos humanos. Esto, además de su participación en la guerra del Yemen, habría llevado a que, en 2020 y por primera vez desde su creación, Arabía Saudí no fuera elegida para ocupar un asiento en el Consejo de Derechos Humanos .
En un intento por mejorar su imagen, el país aprobó en abril de 2020 un decreto por el que abolía la pena de muerte para aquellas personas que habían cometido el delito cuando tenían menos de 18 años. «El decreto significa que cualquier individuo que haya recibido una sentencia de muerte por crímenes cometidos cuando él o ella era menor ya no tendrán que afrontar la ejecución. En su lugar, los individuos recibirán una condena de cárcel de no más de diez años de prisión en un centro de detención de menores», dijo entonces el presidente de la Comisión de Derechos Humanos saud (HRC, por sus siglas en inglés), Awwar Alawwad, en un comunicado. Esta decisión se sumaba a la de suspender la flagelación como castigo para condenados por crímenes, según recogió el pasado año el medio Deutsche Welle.
A pesar de la disminución de ejecuciones, Arabia sigue entre los países que más la practican. El ránking estaría liderado , como en años anteriores, por China, de la que se desconocen sus datos, pero que la ONG cifra en miles; le seguirían Irán (246), Egipto (107), Irak (45) y Arabía Saudí (27). Estos últimos cuatro países fueron responsables del 88% de la ejecuciones en el mundo el año pasado.
En cuanto a la abolición de la pena de muerte, a fecha de abril de 2021, serían 108 los países que lo han hecho (en 2020 se sumó Chad a la lista) para todos los delitos, mientras que 144 la han abolido en la ley o en la práctica.
«Instamos a los dirigentes de todos los países que aún no han derogado esta pena que conviertan 2021 en el año en que pongan fin para siempre a los homicidios autorizados por el Estado . Seguiremos haciendo campaña hasta que la pena de muerte quede abolida en todas partes, de una vez por todas», concluye Agnès Callamard.
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