Frente a la puerta del centro, donde hasta el pasado viernes impartía clase el profesor Samuel Paty , de 47 años, padre de un niño y decapitado ese día por un terrorista islamista después de mostrar unas viñetas de Mahoma , se congregaba una río constante de personas que depositaban flores y pancartas reivindicativas en el suelo, con la mirada a menudo afligida.
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