Decenas de desaparecidos y cuerpos carbonizados en las ruinas del centro comercial de Kremenchuk

Ucrania cree que contra la ciudad fueron disparados dos misiles Kh-22 (X-22), fabricados en la época soviética

Bomberos recogen los escombros tras el ataque de un misil ruso al centro comercial de Kremenchuk AFP
Rafael M. Mañueco

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El balance de víctimas tras el ataque del lunes con un misil lanzado contra el centro comercial de la localidad ucraniana de Kremenchuk, situada en la región de Poltava, al sureste de Kiev, se elevaba este martes a 20 muertos y 59 heridos, declaró el ministro ucraniano del Interior, Denís Monastirski. Según sus palabras, hay también 21 desaparecidos.

Sin embargo, de acuerdo con las informaciones facilitadas por el subdirector de la Presidencia ucraniana, Kirilo Timoshenk o , «hay más de 40 solicitudes de familiares de personas desaparecidas». Los trabajos de descombrado en busca de cadáveres o personas atrapadas continuaban todavía ayer con la participación de casi 4.500 miembros de los equipos de salvamento, una vez pudo ser sofocado el inmenso incendio que se declaró.

Monastirski puntualizó que «la mayoría de los cuerpos de los masacrados en el centro comercial Amstor no están identificados todavía porque están prácticamente carbonizados». Un segundo misil, según las autoridades ucranianas, impactó contra la factoría de maquinaria Kredmash, destruyendo totalmente sus instalaciones. Su director aseguró que allí no se fabrican vehículos militares ya desde 1989, solamente automóviles para uso civil.

El presidente de Ucrania , Volodímir Zelenski , dijo el lunes a través de su cuenta de Telegram que, en el momento de la explosión, había en el centro comercial más de un millar de personas, de lo que dan testimonio las numerosas imágenes difundidas por redes sociales y medios de comunicación, incluidas las que él mismo publicó. Calificó lo sucedido de «uno de los actos terroristas más atrevidos de la historia europea».

El Ministerio de Defensa ruso sostuvo el martes a través de un comunicado que el ataque con misiles contra Kremenchuk tuvo como objetivo la destrucción de «hangares» de munición, el centro comercial no estaba operativo y se incendió fortuitamente. «El 27 de junio, en la ciudad de Kremenchuk, región de Poltava, las Fuerzas Aeroespaciales Rusas lanzaron un ataque con armas de alta precisión disparadas desde el aire contra hangares que almacenaban armas y municiones recibidas de los Estados Unidos y países europeos con destino a la agrupación de tropas ucranianas en Donbass».

«La detonación de las municiones almacenadas (...) provocó un incendio en un centro comercial que ya no estaba en funcionamiento ubicado cerca del territorio de la planta destruida», se indica en la nota del departamento castrense ruso. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, estimó el martes que las explicaciones «exhaustivas» del Ministerio de Defensa «desmienten totalmente la versión» de los hechos facilitada por Kiev.

La Aviación militar ucraniana cree que contra la ciudad Kremenchuk fueron disparados dos misiles Kh-22 (X-22), fabricados en la época soviética, desde un bombardero Tu-22M3 mientras sobrevolaba la región rusa de Kursk, fronteriza con Ucrania. Uno de los cohetes impactó el centro comercial y el otro la fábrica de maquinaria situada en las inmediaciones. La unidad desde la que despegaron los aviones rusos, según la misma fuente, se encuentra en Shaikovka (región de Kaluga). La condena de la Comunidad Internacional por lo sucedido en Kremenchuk ha sido general y Unánime. «Este es otro acto atroz más en una serie de ataques contra civiles e infraestructuras civiles por parte de las fuerzas rusas. El bombardeo continuo de civiles es reprochable, totalmente inaceptable y constituye un crimen de guerra», afirmaba en un comunicado la oficina del Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, por su parte, advirtió durante la reunión del G7 en Baviera que los intentos intimidatorios de Rusia «no funcionarán» y calificó el ataque de «horrendo e indiscriminado».

Los líderes del G7, precisamente, calificaron la matanza de Kremenchuk de «crimen de guerra» en una declaración conjunta y anunciaron que habrá más sanciones contra Moscú. La ONU también se unió al clamor de repulsa contra Rusia. El portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric , tachó de «deplorable» la «nueva oleada» de ataques aéreos y bombardeos que viene padeciendo Ucrania. El domingo, otro ataque de misiles causaron un muerto y varios heridos en un edificio de viviendas de la capital ucraniana.

Pero en Rusia no parece haber la más mínima intención de detener la carnicería. Peskov reiteró, respondiendo a una pregunta sobre cuándo terminará la guerra, que Ucrania puede poner fin al conflicto «en un mismo día (...) basta con que se ordene a las unidades nacionalistas que depongan las armas, también a los militares ucranianos que se rindan. Después se aplicarían las condiciones fijadas por Rusia», que, según formularon hace semanas los negociadores de Moscú, incluye la capitulación y el reconocimiento de Crimea como rusa y Donbass como ente independiente. Probablemente, Ucrania perdería también Jersón y gran parte de Zaporiyia. «Entonces, todo terminaría en un día», añadió el portavoz presidencial.

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