Una mujer refugiada junto a dos bebés en la isla de Lesbos, Grecia
Una mujer refugiada junto a dos bebés en la isla de Lesbos, Grecia - reuters

El alcalde de Lesbos exige una solución para la crisis migratoria en Grecia

El alcalde Spíros Galinós ha invitado a sus conciudadanos a no participar en las elecciones generales del 20 de septiembre

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El alcalde de Lesbos, en el mar Egeo, ya no puede más: Spíros Galinós ha invitado a todos sus conciudadanos a no participar en las elecciones generales del 20 de septiembre y a que no se instalen las urnas en la isla si no se solucionan de inmediato los problemas que crean las llegadas diarias de inmigrantes a sus costas.

Galinós hace declaraciones diarias para recalcar que la isla de Lesbos, de 85.000 habitantes, «levanta sobre sus espaldas una enorme crisis humanitaria» y destaca que existe «un serio peligro para la seguridad, la salud y la integridad física tanto de nuestros conciudadanos como de los inmigrantes y refugiados que llegan a millares». Se calcula que se encuentran más de 12.000 inmigrantes en la isla.

Cada día se van unos centenares en barco hacia el Pireo y llegan más.

El alcalde ha solicitado desde Mitilini, la capital de la isla, que las autoridades nacionales y de la Unión Europeo se pongan en marcha medidas para descongestionar la isla. Pero como no ha sido escuchado, invita a todo el pueblo de la isla a no participar en las próximas elecciones «y declaramos abiertamente nuestra intención de no instalar las urnas si no se toman medidas inmediatas».

La isla de Lesbos, un destino turístico muy conocida por sus bonitas playas, está viviendo desde hace años el arribo constante de inmigrantes irregulares provenientes de países africanos y asiáticos. Tanto las autoridades locales como los habitantes y hasta los turistas ayudaban siempre y ahora más a los recién llegados hasta su viaje en barco hacia Atenas, cubriendo así lo que el Estado no hace.

Sin embargo, ahora son millares a la semana los que alcanzan sus costas, abandonando las embarcaciones que les han transportado desde la cercana costa turca. Los locales les dan agua, alimentos, ropa, medicinas, un lugar a la sombra, mantas, cuidan sus heridas. Cuentan con la ayuda de la ONGs como «Angaliá» (Abrazo), creada por un sacerdote ortodoxo, ya fallecido, conocido como Papa Stratis. El centro de recepción para inmigrantes está siempre lleno y las autoridades difícilmente consiguen tomar los datos de los recién llegados para enviarlos lo antes posible en barcos comerciales al Pireo. La mayoría de los que llegan ahora son sirios y afganos, familias enteras. Pero el Gobierno interino ha conseguido crear en una semana la agencia nacional que recibirá la financiación necesaria para mejorar las condiciones de acogida, algo que no supo o no pudo hacer el gobierno de Alexis Tsipras durante ocho meses.

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