Refugiados caminan con una foto de Merkel este viernes a las afueras de Budapest hacia la frontera con Austria
Refugiados caminan con una foto de Merkel este viernes a las afueras de Budapest hacia la frontera con Austria - reuters

Más de un millar de refugiados desafían a la Policía de Hungría y caminan hacia Austria

Budapest endurece sus leyes antiinmigración en plena crisis en Europa y prevé hasta cinco años de cárcel

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La desesperación y la determinación empujaron ayer a varios miles de emigrantes y refugiados a seguir adelante en varios grupos su viaje hacia Alemania. Lo hacen en contra del criterio de las autoridades de Hungría que tratan de identificarlos a todos al tiempo que endurece su legislación contra la inmigración. Tras dejar atrás Grecia, este país se ha convertido en principal puerta del espacio Schengen al haber recibido en lo que va de 2015 más de 150.000 inmigrantes y refugiados.

Bloqueado en Budapest en medio de protestas desde hace días, un grupo emprendió una marcha a pie desde la capital hacia la frontera de Austria, a unos 200 kilómetros de distancia. Otro grupo de unos 500 escapó de un campamento en Röszke, junto a la frontera serbia, y otro de unos 300 de un tren detenido en Bicske, al oeste de Budapest, donde ayer falleció uno de los refugiados.

Otros se han quedado atrás esperando unos trenes que, de momento, no tienen autorización para tomar.

Entre los que han tomado la decisión de avanzar desafiando el bloqueo policial hay familias enteras con hombres, mujeres, niños y hasta bebés. Delante de la columna de más de un millar de personas que salio de la capital iba Imad, de 54 años, un hombre sirio que se despaza en silla de ruedas mientras sus compañeros de viaje cuentan que lo van empujando desde Grecia, informa Efe. Los turistas fotografían la marcha y algunos ciudadanos húngaros les entregan agua y galletas a su paso.

«Iremos andando, no hacemos mal a nadie, no somos criminales. Sólo quiero llegar a algún país en el que pueda terminar mis estudios», explicaba a la agencia española Nasir al Omar, que estudiaba Arte y Literatura en la universidad siria de Alepo.

Se dirigen hacia Austria, pero tienen como destino ansiado Alemania, el país europeo que más demandas de asilo está registrando. Algunos gritan mientras caminan el nombre de este país mientras otros muestran fotografías de la canciller Angela Merkel.

La marcha emprendida ayer demuestra que el Gobierno de Hungría se equivocaba al pensar que con mano dura iba a lograr frenar a los refugiados que, mayoritariamente, escapan de la guerra de Siria. La alambrada levantada a toda prisa a lo largo de su frontera con Serbia y terminada hace pocos días no ha cumplido su cometido. Miles de personas han llegado al país tras cruzar Grecia, Macedonia y Serbia en las últimas semanas con la intención de seguir viaje hacia Alemania atravesando Austria.

Fracasado el cierre con concertinas de su frontera, el Ejecutivo que lidera el ultraderechista Viktor Orban trata ahora de impedir que los refugiados salgan de Hungría. Un caos en un territorio, el del espacio Schengen, dividido sobre qué hacer.

Vallas legales

Mientras, este país aprobaba ayer en el Parlamento una nueva serie de medidas contra los inmigrantes en un nuevo intento de poner coto a la crisis. Prevén penas de hasta cinco años de cárcel para los que crucen de manera irregular sus fronteras.

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