Encuentro entre el Gobierno con Hollande y el ministro de Trabajo, ya dimitido, Rebsamen, y los sindicatos
Encuentro entre el Gobierno con Hollande y el ministro de Trabajo, ya dimitido, Rebsamen, y los sindicatos - reuters

Dimite el ministro de Trabajo en el inicio del curso político en Francia

Rebsamen anunció públicamente su dimisión «irrevocable», para ejercer como alcalde de Dijon

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El curso político francés comienza con una crisis política: François Rebsamen, ministro de trabajo, presenta oficialmente su dimisión en el primer consejo de ministros tras las vacaciones, este miércoles.

La dimisión de François Rebsamen simboliza por sí sola el fracaso más grave de François Hollande: el incremento inexorable del paro. 640.000 nuevos parados en tres años, más de 200.000 nuevos parados por año, tras su elección el mes de mayo de 2012.

Durante su victoriosa campaña electoral, Hollande prometió que la «curva» del incremento del paro se «invertiría» a finales del 2013, un año después de su elección. Promesa temeraria, finalmente incumplida.

La dimisión oficial de François Rebsamen, ministro de trabajo, este miércoles, simboliza por si sola el fracaso personal del presidente de la República, que ha decidido «conservar» muy provisionalmente al ministro dimitido, a la espera de un cambio de gobierno de imprevisibles proporciones.

Los consejeros de Hollande oscilan entre un cambio de gobierno «cosmético» o un cambio «de combate», destinado a preparar la gran batalla electoral del otoño, las elecciones regionales que pudieran dar a la extrema derecha de Marine Le Pen el control de una región de Francia, por vez primera en la historia de Francia. Hollande decidirá a primeros de septiembre, a más tardar. Mientras tanto, la crisis larvada atiza todo tipo de incertidumbres.

Rebsamen anunció públicamente su dimisión «irrevocable», para ejercer como alcalde de Dijon. Hollande puede aplazar unos días o semanas la sustitución del ministro de trabajo, pero esa crisis política ilumina con una luz muy cruel otras crisis más graves.

Francia se ha convertido, con Italia, en el farolillo rojo del crecimiento económico en Europa, frenando la salida de la crisis de toda la zona euro.

Cuando España crecerá este año por encima del 3 %, Francia alcanzará difícilmente el 1 %. Mientras la gran mayoría de los miembros de la zona euro (Grecia incluida) comenzaron a crecer el último trimestre, en distinta medida, Francia tuvo un crecimiento nulo.

Cuando España, el Reino Unido y Alemania comienzan a crear empleo a un ritmo significativo, la Francia de Hollande sigue sufriendo el incremento del paro.

Candidato a la presidencia de la República, Hollande prometió que el paro comenzaría a disminuir a los doce o catorce meses de su elección. Elegido presidente, el paro ha continuado creciendo de manera alarmante, con dos consecuencias políticas graves, nacionales y europeas.

En la escena nacional, más del 30 % de los obreros franceses votan al Frente Nacional (FN, extrema derecha) de Marine Le Pen. Se trata de un proceso histórico que comenzó mucho antes de la llegada al poder de Hollande. Pero la política económica del presidente socialista ha confirmado esa tendencia.

En la escena europea, Francia ha perdido terreno e influencia. Candidato a la presidencia, Hollande «juró» que Francia no firmaría nunca el Pacto fiscal europeo. Elegido presidente, la mayoría parlamentaria socialista aprobó masivamente ese Pacto, la piedra institucional donde se funda la política económica del euro.

Ver los comentarios