Imagen del primer ministro británico Edward Heath, en 1989
Imagen del primer ministro británico Edward Heath, en 1989 - afp

Relacionan al ex primer ministro británico Edward Heath con casos de pedofilia

Asuntos internos investigará porque la policía de Wiltshire desdeñó los indicios y no fue investigado en los años 90

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Edward Heath, fallecido en 2005 a los 89 años, se murió envuelto en sospechas que lo relacionaban con casos de pederastia. Ahora el organismo de control interno de la Policía las alienta, al ordenar una investigación sobre por qué las fuerzas policiales de Wiltshire, en el Sudoeste de Inglaterra, no investigaron al ex primer ministro en los años 90 cuando existían indicios incriminatorios, según la denuncia que ha hecho un antiguo agente. Heath ocupó el Número 10 de Downing Street entre 1970 y 1974 y ostentó el liderazgo del Partido Conservador durante diez años, hasta que en 1975 fue relevado por Margaret Thatcher.

La Comisión Independiente de Quejas de la Policía (IPCC) no aporta detalles sobre los supuestos abusos, simplemente se limita a señalar que investigará por qué la Policía de Wiltshire, donde vivió Heath buena parte de su vida, no investigó cuando una persona amenazó con revelar que Sir Edward Heath estaba implicado en abusos a niños. Heath nunca se casó ni se le conoció pareja y era muy celoso de su vida privada.

En los círculos británicos se sobreentendía que era homosexual y se contaba que de joven la Policía Metropolitana lo había amonestado cuando buscaba sexo con otros varones.

La policía de Wiltshire ha reaccionado invitando a las posibles víctimas o a quién conozca algún dato a ponerse en contacto con ellos.

Los casos de pederastia por parte de políticos y personajes públicos y la polémica sobre cómo fueron tapados por el «establisment» son una vieja cuenta pendiente en la vida pública inglesa, un foco de suciedad que vuelve a aflorar a la superficie mediática. La policía lanzó en marzo del año pasado la llamada «Operación Hydrant», que ha identificado a 1.433 hombres sospechosos de pedofilia, entre los que figuran 76 políticos, algunos de rango nacional y otros locales, 178 celebridades de la televisión, el cine, la industria musical y la radio; y siete estrellas del deporte.

De ellos, 261 están muertos, como Jimmy Saville, el presentador de la BBC que era en realidad un brutal depredador sexual, que llegó a abusar hasta de pacientes de los hospitales. Otros nombres son ya son del dominio público y están en la cárcel, como el cantante glam Gary Glitter, un delincuente sexual multi reincidente; el manager de artistas Max Clifford, que llegó a trabajar con The Beatles y cumple una pena de ocho años; o el comediante y músico Rolf Harris, condenado a cinco años.

Cientos de miles de víctimas

Los abusos se llevaron a cabo en centenares de instituciones de todo tipo: 154 escuelas, 75 hogares para niños, 40 instituciones religiosas, 14 centros de acogida, cárceles, áreas y clubes deportivos, cuarteles. Las víctimas se cuentan por cientos de miles. Solo en lo que va de año ha habido 116.000 denuncias, de las que 52.400 atienden a casos del pasado.

Además, en el Parlamento británico actuó desde finales de los 70 y durante buena parte de los 80, el llamado «Anillo de Westminster», una red de pederastas con poder que abusaba de chicos menores y hasta se cree que mató a uno. El caso ha sido reabierto, tras ser obstaculizado una y otra vez durante años, debido a que tocaba a figuras distinguidas. Un diputado llegó a presentar un detallado informe que se extravió en el Ministerio del Interior en la etapa de Leon Brittan, ministro de Margaret Thatcher fallecido hace unos meses.

La existencia de una red de pedófilos en el Parlamento Británico y en el corazón del poder de Westminster es un secreto a voces desde los años 80, pero solo ahora empieza a salir a la luz. El empuje de algunos diputados laboristas y la inédita receptividad de la ministra del Interior, Theresa May, la primera persona en su cargo que parece dispuesta a ahondar en ese agujero negro de perversión de manera acorde a su gravedad, han dado un nuevo impulso al caso. La comisión independiente de autocontrol policial (IPCC) inició a comienzos de este año investigación interna en la Policía Metropolitana, que habla de 16 casos en los que se obstaculizaron las pesquisas entorno a la red de pedófilos, unas veces paralizándolas y otras encubriendo a los culpables.

La asociación que une a las víctimas de los pedófilos (Napac) recibió la investigación interna como un gran triunfo: «Durante años nos preguntábamos si esto llegaría a ocurrir alguna vez». Creen que lo que va a emerger conmocionará a la opinión pública: «El caso Prófumo de los años 60 va a parecer un pícnic en un parque al lado de esto».

Los abusos sexuales a menores que implicaban a parlamentarios se tapaban. Los apartamentos de Dolphin Square, cercanos al Parlamento y donde viven algunos parlamentarios, eran uno de los escenarios habituales de la red de pedófilos, pero se paró un caso «porque los agentes estaban cerca de gente demasiado importante». También se alteraban los informes para retirar nombres de políticos implicados. Algunos investigadores llegaron a revelar en su día la participación en la trama de un alto funcionario de la propia Policía Metropolitana y de jueces, pero no se hizo nada.

Asesinato de un niño de 12 años

El caso se relanzó el pasado noviembre con la llamada «Operación Midland», que se puso en marcha a raíz de la denuncia de una antigua víctima, que puso en conocimiento de la policía el supuesto asesinato de un niño de 12 años a manos de un político conservador. Además el testigo aseguró que otros dos podían haber muerto también a manos de pedófilos.

Dolphin Square son unos impresionantes apartamentos en el barrio de Pimlico, cerca del Támesis y del Parlamento, en los que viven muchos diputados de fuera de Londres. Según los denunciantes, el círculo de Westminster funcionaba de manera muy organizada e incluso enviaba a chóferes a los colegios para recoger a los jóvenes, que eran sometidos a vejaciones sexuales en los apartamentos, en hoteles e incluso en otras localidades inglesas. El grupo, que organizaba también orgías, actuaba con una gran sensación de impunidad, debido al poder de algunos de sus integrantes. Sus actividades se prolongaron durante dos décadas.

A comienzos de los ochenta el diputado conservador Geoffrey Dickens comenzó a denunciar que en Westminster anidaba una red que movía pornografía infantil. Posteriormente, Dickens elaboró un informe de 40 páginas, donde destapaba abusos sexuales por parte de influyentes figuras del Parlamento, y se lo entregó en mano al entonces ministro del Interior, Leon Brittan, en una conversación que duró media hora. El dossier se perdió. Brittan siempre aseguró que lo pasó a sus subordinados de Interior siguiendo el protocolo habitual, y una investigación ya en este siglo le dio la razón. Pero lo cierto es que 114 documentos se extraviaron. Hace justo un año, a petición del Partido Laborista, el Gobierno accedió a crear una comisión de investigación sobre aquel lodazal, denunciado reiteradamente en la prensa.

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