Francia aprueba el acuerdo entre Grecia y Europa en medio de muchas divisiones

La Asamblea Nacional francesa ha aprobado por 412 votos a favor, 69 votos en contra y 49 abstenciones el acuerdo entre Grecia y la zona euro. Esa mayoría numérica excepcional no consigue ocultar la espectacular división de todas las familias políticas parlamentarias, con la excepción de las extremas izquierdas y extremas derecha que denuncian un «golpe de Estado».

Visiblemente casado, muy retórico, Manuel Valls, ha defendido el «si» gubernamental avanzando argumentos ideológicos, «Francia no puede abandonar a Grecia», desempolvando los viejos proyectos de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, «Europa necesita un gobierno económico de la zona euro», que Alemania ha rechazado en muchas ocasiones desde hace años.

Cuando Valls saludó el «coraje» de Tsipras en la Asamblea Nacional, estalló una tormenta de gritos y abucheos, con frases de este tipo: «¡Es un tipo que ha engañado a su pueblo y ha intentado engañar a Europa!» «¡Dice que no cree en un acuerdo que él mismo ha firmado y tampoco quiere su propio partido!».

A la derecha, los portavoces de Los Republicanos (LR), el partido de Nicolas Sarkozy habían denunciado previamente la «desfachatez» de François Hollande: «Apoya unas reformas draconianas que él mismo es incapaz de realizar en Francia, bien necesitada de reformas, precisamente». Alain Juppé, ex primer ministro, entronizado en los sondeos como el hombre político más popular de Francia, ironizaba sobre el «coraje» que Hollande se atribuye y atribuye a Tsipras: «¡Coraje, mentir una y otra vez a su pueblo, aprobando un acuerdo que comienza él mismo por denunciar!».

A la izquierda del PS, los ecologistas han vuelto a dividirse entre partidarios de votar si al acuerdo Grecia / zona euro, y los partidarios de salir al paso de un acuerdo que, a su modo de ver, convierte a Grecia en una suerte de «protectorado».

Por su parte, el Frente de izquierdas y los comunistas denuncian un «golpe de Estado» europeo contra Grecia.

Tan profunda división de opiniones también tendrá una dimensión esquizofrénica: muchos diputados socialistas no creen en el acuerdo, pero votarán a favor, por solidaridad; muchos diputados de centro y derecha votarán el acuerdo, a sabiendas que, en verdad, el problema griego seguirá pudriendo el futuro de toda la zona euro.

A través de twitter, el debate se convirtió la tarde del miércoles en un campo de minas inflamables. Valls fue tratado de «franquista». Y el «coraje» de la pareja Tsipras / Hollande suscitó riadas de comentarios irónicos con frecuentes alusiones a la teoría «marxista» (tendencia Groucho Marx): «Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros».