El ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, saluda desde el balcón del Hotel Palais Coburg
El ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, saluda desde el balcón del Hotel Palais Coburg - epa

Irán y EE.UU. se culpan de endurecer a última hora la negociación nuclear

Superados ya todos los plazos, las conversaciones continuarán durante este fin de semana

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Irán y Estados Unidos se echan las culpas de la falta de acuerdo en las negociaciones que se mantienen en Viena (Austria) para la legitimización internacional del programa nuclear iraní. Teherán acusa a Washington de haber endurecido su posición en el último minuto, mientras que los estadounidenses lamentan que Irán no se decida a firmar un documento ya redactado en su mayor parte.

Después de que esta semana pasaran dos fechas límite (el martes 7 terminó el plazo, ampliado el 30 de junio, que las partes se habían dado para alcanzar un acuerdo; el jueves 9 terminó el plazo que políticamente Barack Obama se había marcado para enviar el documento final al Congreso), el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, se han vuelto a reunir este viernes para reanudar unas conversaciones que pueden extenderse durante el fin de semana.

Los negociadores son conscientes de que si interrumpen la serie de reuniones que llevan manteniendo diariamente desde hace quince días, las negociaciones pueden quedar interrumpidas definitivamente. En las sesiones participan además China, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia. El objetivo es el compromiso de Irán a un programa nuclear limitado, de uso civil y con supervisión exterior para asegurar que no se enriquece uranio destinado a armamento atómico. A cambio la república islámica obtendría el levantamiento de las sanciones internacionales que se le aplican.

«Ha habido cambios de posición de última hora», se quejó la delegación iraní cuando, tras una conversación telefónica que el miércoles mantuvo Obama con el equipo negociador estadounidense, EE.UU. comenzó a mostrar que ya no le urgía cerrar el acuerdo al día siguiente.

Obama había preferido que el documento final hubiera estado listo para el jueves y así poderlo enviar de inmediato al Congreso estadounidense, que por su parte tendría 30 días para debatirlo. Sobrepasado ese plazo, el Congreso tendrá ahora 60 días para ese debate, un tiempo que puede permitir a los republicanos articular una oposición al texto, según teme la Casa Blanca.

Irán parecía contar con la prisa de EE.UU., pero Washington corrigió la dinámica. «Estamos focalizados en la calidad del acuerdo; no es una cuestión de días o de semanas o de meses», afirmó Kerry tras la conversación con Obama. Al mismo tiempo, advirtió que EE.UU. estaba «absolutamente preparado para dar por finalizado el proceso», abandonando de forma definitiva la mesa de negociaciones en el caso de que las conversaciones se tuerzan.

Fuentes iraníes aseguraron a la prensa destacada en Viena que uno de los problemas estaba siendo la negativa de EE.UU. al levantamiento del embargo de comercio de armas que la ONU aplica a Irán, al margen del asunto nuclear. Las fuentes recordaron que Rusia y China están de acuerdo con ese levantamiento, mientras que EE.UU. y sus aliados europeos tienen una «obsesión emocional con las sanciones».

Precisamente los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, e Irán, Hasan Rouhani, que el jueves se entrevistaron en la ciudad rusa de Ufá, expresaron el deseo de que ambos países intensifiquen su cooperación militar y nuclear.

Por su parte, Washington recordó que desde el principio se ha negado a suprimir el embargo de comercio de armas convencionales que pesa sobre Irán y que así lo hizo constar en el acuerdo marco alcanzado a final de abril, que definía los parámetros en los que tendría lugar el tramo final de negociaciones.

Irán asegura que ha dejado claro que está dispuesta a facilitar acceso a los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica que deben supervisar que el programa nuclear iraní no va más allá de lo que permita el acuerdo. No obstante, precisa que impondrá las limitaciones normales para impedir que se conozcan sus secretos militares.

En las negociaciones de este viernes ha faltado el secretario de Energía estadounidense, Ernest Moniz, quien tuvo que acudir a Lisboa a un acto fijado con antelación y que no deseaba saltarse. El hecho de que tuviera previsto regresar por la noche a Viena era un indicativo de que preveía que las negociaciones continuaran durante el fin de semana.

«Todo el mundo entiende que una vez nos vayamos de aquí estaremos en menor control de lo que ocurre con la negociación», declaró uno de los negociadores a «The New York Times». Washington teme que una suspensión de las reuniones puede llevar a los sectores más radicalizados de Irán, contrarios a la aproximación que promueve el presidente Rouhani, a provechar la circunstancia para torpedear la perspectiva de un acuerdo.

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