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Cientos de policías armados patrullan las zonas turísticas de Túnez

Ciudades como Susa, Hammamet, Monastir o localidades como Sidi Bou Said o Cartago han amanecido custodiadas por patrullas

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Cientos de policías armados patrullan el domingo las calles de los principales centros turísticos de Túnez tras el atentado islamista del viernes en Susa en el que murieron 39 extranjeros, la mayoría británicos. El Gobierno ha anunciado además un refuerzo de cientos de policías más en hoteles para garantizar la seguridad.

Ciudades como Susa, escenario del ataque, pero también Hammamet, Monastir y localidades turísticas aledañas a la capital tunecina como Sidi Bou Said o Cartago, amanecieron hoy custodiadas por más patrullas de fuerzas especiales de la policía nacional que vigilaban las calles fuertemente armadas.

Este domindo, el presidente de Túnez, Beyi Caid Essebsi, ha pedido al primer ministro, Habib Essid, que adopte las medidas excepcionales que considere oportunas para luchar contra el terrorismo, mientras las investigaciones sobre el atentado del viernes avanzan y la seguridad se extrema en todo el país.

«Vamos a desplegar 1.000 policías armados para proteger los hoteles y a los turistas», afirmó el ministro del Interior de Túnez, Najem Gharsalli, en declaraciones a la prensa a última hora del sábado. Una medida bienvenida por la población, pero que critican con dureza los expertos, ya que, en su opinión, deberían haberse impuesto mucho antes.

Desde el atentado del 26 de junio miles de turistas han salido del país, un duro golpe para el sector turístico, uno de los más potentes de la economía tunecina. El Ministerio de Turismo ha calificado el ataque de Susa como una catástrofe para el sector, que representa alrededor del 7 por ciento del Producto Interior Bruto del país.

Desde el levantamiento popular de 2011 para derrocar a Zine el Abidine Ben Alí, Túnez ha vivido una transición pacífica hacia la democracia, con una nueva constitución y elecciones libres. Hasta ahora ha sido considerado como un modelo para la región.

Pero su joven democracia también ha sido puesta a prueba por el auge de movimientos islamistas radicales, algunos de los cuales han recurrido a la violencia.

El Estado Islámico ha reivindicado el atentado de Susa. El responsable, Saif Rezgui, no figuraba en ninguna lista de extremistas potenciales conocidos. Al parecer podría haberse radicalizado en los últimos seis meses.

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