El presunto autor de la matanza de Charleston, armado y con la bandera confederada, en una imagen colgada en su web
El presunto autor de la matanza de Charleston, armado y con la bandera confederada, en una imagen colgada en su web - afp
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La bandera confederada se cuela en la carrera presidencial tras la matanza de Charleston

Los candidatos a la presidencia de EE.UU. se posicionan sobre la bandera secesionista, para muchos un símbolo racista, que todavía ondea al lado del Capitolio de Carolina del Sur

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Este fin de semana se ha descubierto una página web supuestamente abierta por Dylann Roof, el joven de 21 años acusado de matar a nueve personas en una iglesia de Charleston (Carolina del Sur). Además de dejar claro su odio a los negros y su ideología supremacista, el presunto asesino colgó una batería de fotos con simbología nazi y racista, y otras en lugares históricos del pasado confederado de Carolina del Sur, el primer estado sureño que en secesionarse de Estados Unidos, en los meses previos al inicio de la Guerra Civil, en 1861.

La imagen de Roof que más vueltas ha dado es en la que aparece sentado, con gesto amenazante: una mano empuña una pistola -supuestamente la que usó en la matanza-, la otra enarbola una bandera confederada.

Esa misma bandera todavía ondea al lado del Capitolio de Carolina del Sur, en la ciudad de Columbia.

En los últimos días, se ha colado en la pelea política de EE.UU., con unas elecciones presidenciales en el horizonte en las que el voto de las minorías será decisivo. Se han pronunciado desde Barack Obama hasta algunos de los candidatos con más posibilidades en 2016, pasando por figuras influyentes como Mitt Romney.

Para algunos la bandera es símbolo de la herencia y las tradiciones sureñas

Algunos celebran la bandera confederada como un símbolo de la herencia y las tradiciones sureñas, del orgullo que sobrevive de los estados derrotados tras su intento secesionista. Las banderas cuelgan en las ventanas y balcones de residencias universitarias, se lucen en las barbacoas previas a los partidos de fútbol americano, tatúan las matrículas de coches, sirven como toalla en las playas… Pero es imposible disociar el tinte racista de la bandera de la secesión, cuyo motor fue la oposición de los estados sureños, donde la segregación oficial se perpetuó hasta mediados de los años 60, a acabar con la esclavitud de los negros. Hoy es un símbolo común en las organizaciones de supremacía blanca, racistas y pro nazis en EE.UU.

El presidente del país, Barack Obama, se adelantó este viernes en el debate que se ha calentado a lo largo del fin de semana y dijo que la bandera «debería estar en un museo», según comunicó su portavoz, Eric Schulz. Al día siguiente, se organizó una manifestación en el Capitolio de Carolina del Sur con el lema «Abajo la bandera».

En un primer momento, los candidatos republicanos optaron por evitar un asunto que, sin duda, les proporciona más problemas que beneficios. Una condena a la bandera no sería vista con buenos ojos por parte del electorado conservador del Sur, pero su defensa sería impensable. Todo cambió cuando Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts y ex candidato a la presidencia en 2012, se pronunció con fuerza en Twitter el pasado sábado: «Abajo la bandera confederada del Capitolio de Carolina del Sur. Para muchos, es un símbolo de odio racial. Quitadla ahora para honrar a las víctimas de Charleston». Obama contestó en la misma red social: «Bien dicho, Mitt». No era la primera vez que Romney atacaba el símbolo sureño, pero ahora forzó a quienes se juegan algo en 2016 a dar su opinión.

La mayoría lo hicieron como funambulistas, sin querer caer ni en lo que muchos de sus votantes llamarían el discurso «políticamente correcto» ni en el apoyo al símbolo. Ninguno llegó al punto de Obama y Romney de exigir su retirada. El que más se acercó fue Jeb Bush, que recordó que en sus tiempos de gobernador de Florida, el estado trasladó la bandera de organismos oficiales «a un museo, donde debe estar». Pero sobre el caso concreto de Carolina del Sur, solo mostró su convencimiento de que el estado «hará lo correcto».

«Es parte de lo que somos»

La senadora republicana de Carolina del Sur Lindsey Graham, dijo que estaba abierta a discutir el uso de la bandera, pero reconoció que «es parte de lo que somos».

Uno de los candidatos republicanos con más empuje, el actual gobernador de Wisconsin, Scott Walker, prefirió «por deferencia» con las familias no pronunciarse hasta que se entierre a las víctimas, aunque defendió que el debate sobre la bandera se produzca «a nivel estatal».

Ted Cruz también se mostró en contra de injerencias sobre este asunto desde fuera del estado: «Es una cuestión de Carolina del Sur», defendió. «Y lo último que necesitan es que venga gente de fuera a dictar cómo deben resolverlo». Más tarde, Cruz dijo «entender» las dos facciones del debate: aquellos que ven en el símbolo «una historia de opresión racial y esclavitud», y los que que quieren «recordar los sacrificios de sus antepasados y las tradiciones de sus estados».

John Kasich, gobernador de Ohio, concedió que si él fuera ciudadano de Carolina del Sur estaría a favor de quitarla, pero que corresponde decidir «a la gente de este estado».

Otros candidatos como Mike Huckabee o Rick Santorum no se atrevieron a dar su opinión personal sobre el asunto y se escudaron en que no es una cuestión en la que los candidatos a la presidencia deban entrar porque corresponde solo a Carolina del Sur.

Mientras la polémica se agitaba al paso del fin de semana, con Charleston y un país entero de luto, la bandera confederada delante del Capitolio ni siquiera ondeaba a media asta. El mástil del que cuelga no dispone del sistema para bajar su posición: o vuela en todo lo alto o se baja al suelo.

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