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Cartel con la oferta de una recompensa por la captura de los dos fugados que han difundido las autoridades

Los fugados del penal de Clinton escaparon por un túnel de tuberías

Dos peligrosos presos se fugaron a través de un boquete abierto con potentes herramientas

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La dirección de la cárcel los consideraba unos buenos prisioneros, ciertamente peligrosos, pero con un comportamiento disciplinario «satisfactorio». Richard Matt y David Swear, condenados a cadena perpetua por asesinato, mantuvieron las apariencias mientras planificaban su huida. Posiblemente estuvieron preparando su plan durante bastante tiempo y esperaron para evadirse a que se aproximara el verano y evitar así sucumbir a los rigores del frío de la zona limítrofe con Canadá en la que se encuentra el Correccional Clinton, al norte del estado de Nueva York. Nadie se había escapado antes de ese centro, en medio siglo de historia.

El pasado viernes por la noche los dos condenados a cadena perpetua se fugaron por un boquete rectangular abierto en la pared del fondo de sus celdas: una plancha de acero de un grosor de algo más de seis milímetros.

Lo hicieron, según la Policía, utilizando «potentes herramientas» que no se sabe cómo obtuvieron y cuyo uso nadie se explica que no fuera oído.

Matt y Swear -de 48 y 34 años, considerados muy peligrosos: el primero desmembró a una de sus víctimas, el segundo mató con veintidós disparos a un sheriff- salieron entonces a una pasarela metálica suspendida en un hueco de servicios y por ese espacio bajaron seis pisos hasta el sótano de la prisión. Allí siguieron un túnel de tuberías, atravesaron una nueva pared haciendo otro boquete y practicaron una abertura en una tubería de vapor de 60 centímetros de diámetro, por cuyo interior se arrastraron. Cuando estimaron que habían pasado ya por debajo del muro del perímetro de la prisión, de diez metros de altura, y se habían alejado más de cien metros de la instalación penitenciaria, salieron de la tubería haciendo otra abertura y emergieron en la calle por una boca de acceso.

Por si no hubiera suficientes elementos de película, Matt, que protagonizaba la tercera fuga en su historial criminal, y Swear dejaron en sus camas sendos muñecos hechos con ropa, de manera que su ausencia no se notó hasta que a las 5.30 de la mañana del sábado los guardas entraron a averiguar por qué no se levantaban. A esa hora ya estaban probablemente muy lejos de allí. En su huida, dejaron una nota en la tubería por la que se habían arrastrado, un monigote con el mensaje: «que tengáis un buen día».

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, asegura que piensa entregarles esa misma nota cuando se produzca su detención, algo que de momento no ha ocurrido a pesar de los cientos de agentes policiales concentrados en el rastreo. Como el mismo Cuomo ha admitido, «pueden estar en cualquier parte». Hay una recompensa de 100.000 dólares para quien dé pistas que lleven a su detención.

Tal evasión no es posible sin ayuda de alguien. ¿Pero de quién? La Policía examina si contaron con auxilio de personal civil desde dentro de la cárcel -una mujer ocupada en la sastrería del establecimiento ha sido interrogada-, y no descarta que tuvieran alguna otra colaboración desde el exterior. Los taladros u otros utensilios que habrían utilizado los tuvieron que obtener dentro de la cárcel. «Quizás un empleado civil desarrolló una relación con ellos», afirmó el gobernador de Nueva York. La mujer interrogada no ha sido detenida, pero sí apartada de su empleo. Los dos presos habían realizado algunos trabajos para la sastrería, dentro de la cierta libertad de movimientos que tenían por buena conducta.

Las celdas se vigilan desde la parte delantera. La puerta tiene una mirilla que permite ver el comportamiento del recluso. Pero tras la pared del fondo hay un hueco de servicios que no tiene vigilancia. Los dos presos pudieron esconder el progreso en los agujeros que estaban practicando en la pared de acero porque estos quedaban tapados con sus camas. Por esa galería de servicios pudieron escapar sin ser vistos, hasta llegar al sótano y luego seguir la red de tuberías.

Tatuajes

Pero una vez fuera, sus movimientos tampoco fueron captados por ninguna cámara de vigilancia, ya que no las hay en las calles adyacentes. Los fugitivos fueron vistos por alguien del vecindario a las 12.30 de la noche; habían dejado atrás su uniforme de presidiarios e iban ya vestidos de paisano.

El fugado Richard Matt es un experto en huidas. En 1986 escapó de una prisión; luego pudo ser detenido y tuvo que completar la condena. Ganada la libertad, en 1993 fue sentenciado a tres años por un intento de robo. Unos meses después de salir de la cárcel fue acusado de matar y desmembrar a un hombre, pero antes del juicio huyó a México, donde fue de nuevo sentenciado a veinte años de prisión por apuñalar a otro estadounidense para robarle. Fue extraditado a EE.UU. y juzgado por el asesinato de 1997, por el que fue condenado a cadena perpetua.

Su compañero de fuga, David Sweat, fue condenado a cadena perpetua en 2002 por el asesinato de un policía, al que disparó veintidós veces. Llevaba desde 2003 en el Correccional Clinton, al que Matt llegó en 2008.

La Policía ha difundido fotografías de los tatuajes que llevan ambos fugitivos, a fin de facilitar su identificación. Matt tenía dibujado el lema «Mexico Forever» en su espalda, una insignia del cuerpo de Marines y sendos corazones en su hombro derecho y en el pecho y el hombro izquierdo. Por su parte, Sweat tiene las letras IFB escritas en los dedos de su mano derecha y la palabra «rebel» en su brazo izquierdo.

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