Los primeros treinta y siete españoles, en Nueva Delhi
Los primeros treinta y siete españoles, en Nueva Delhi - efe

Un español superviviente: «Los nepalíes, pese a la tragedia, nos han dado mucha energía»

Un total de 127 españoles evacuados de Katmandú tras el terremoto que asoló Nepal se encuentran en Nueva Delhi

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Han sido tres angustiosos días, pero los 127 españoles que estaban en Katmandú en el momento en el que se produjo el devastador terremoto ya han podido ser evacuados por el Gobierno de España hasta Nueva Delhi. Desde allí han emprendido, entre el martes y este miércoles, en distintos grupos, el viaje hacia sus ciudades de origen en España.

Ha sido el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien ha confirmado la reconfortante noticia, aunque también ha recordado que la felicidad no será plena hasta que no se localice a los 103 españoles que todavía siguen en paradero desconocido, en su mayoría turistas. Por otro lado, según los datos aportados por el ministro, además de los españoles no localizados todavía quedan en territorio nepalí otros 245, que ya han sido contactados por los servicios consulares y diplomáticos del Ministerio.

El camino hasta aquí ha sido muy complicado, cargado de momentos de angustia y, en ocasiones, de desesperanza. Ana Fernández, hermana de Nuria, quien estaba en Katmandú junto a su marido, relató a ABC los nervios que sufrió hasta que no pudo contactar con ella. La desesperación no acabó allí: «Han pasado frío, han tenido que dormir a la intemperie y han sido muchas horas sin poder descansar. Cada vez estaban más nerviosos porque las horas pasaban y pasaban». El martes, por fin, Nuria llegó a Nueva Delhi, donde la embajada española se encargó del alojamiento y manutención de todos.

Cansado, pero agradecido, llegó también a la capital india el extremeño Jonathan Herranz, de 27 años. Ya en la ciudad, relató a los periodistas cómo consiguió escapar del azote del seísmo: «El coche saltó, yo me metí en una casa con el coche empotrado, mi conductor no salió y mis compañeros tampoco. Corrí unos 45 minutos en shock hasta el aeropuerto, vi cabezas, brazos, ríos de sangre y gente muy preocupada, toda la ciudad está en el suelo». La brutal experiencia no acabó ahí. «Las autoridades nepalíes nos han tratado como a perros. Adultos y niños han estado 50 horas encerrados en un aeropuerto, sin mantas en una pista incluso bajo la lluvia y con mucho frío», denunció.

La vuelta a España

Por su parte, pese a la gravedad de lo ocurrido, el abulense Fernando Martín López aseguró desde la capital india a Efe que ha vivido una experiencia de la que extrae la filosofía «positiva» de vida que tienen los nepalíes, quienes, aseguró, les han dado «mucha energía» pese a la tragedia. El día del terremoto, y después de cinco horas de viaje, llegó a Katmandú, donde pudo contemplar «todo el desastre» y vivió un momento en el que sintió «mucho miedo». Martín recordó cómo tuvieron que dormir en descampados entre réplicas del terremoto y sin información sobre qué hacer. Finalmente, se les indicó un punto de encuentro para españoles desde el que más tarde tomó el avión que le llevó hasta Nueva Delhi. Desde allí, Fernando volará esta madrugada a Madrid.

Han sido un total de 498 los españoles que se han visto afectados por el seísmo y 23 los que han logrado salir de Katmandú por sus propios medios. Uno de ellos ha sido el hijo de Antonio Castro. Ambos habían ido a Nepal por un viaje de negocios, pero él regresó una semana antes, mientras que Yeray retrasó su vuelta hasta el domingo, día en el que tenía que haber volado hacia casa. El terremoto truncó sus planes y, si bien pudo avisar desde el primer momento de que estaba vivo, perdieron todo contacto con él desde el domingo hasta el lunes por la noche. «Han sido unos días espantosos. Lo último que supimos de él es que iba al hotel a cargar y el móvil, que el día iba a peor porque había más réplicas y después, nada», relata a ABC. Finalmente, su historia también tuvo final feliz: logró coger un vuelo hasta Abu Dabi, primera parada hasta su regreso a su hogar, en Málaga.

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