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Alexis Tsipras este miércoles en Moscú - afp

Tsipras llega a Moscú para escenificar su afinidad con Putin

El primer ministro griego se reúne con el presidente ruso un día antes del pago del primer vencimiento de deuda al FMI

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Tanto Moscú como Atenas evitan pronunciarse sobre si el objetivo principal de la visita a Rusia que hoy comienza el primer ministro griego, Alexis Tsipras, es lograr un paquete de ayuda financiera para poder hacer frente a la abultada deuda que arrastra su país sin tener que acometer las reformas que exige Bruselas. Mañana, precisamente, el país heleno deberá satisfacer al FMI el primero de una serie de vencimientos.

No obstante y aunque los analistas consideran poco probable que Rusia con sus problemas económicos esté en condiciones de salvar a Grecia, ambas partes tratarán de reforzar su cooperación y hacerla lo más mutuamente ventajosa posible. La cuestión es saber si tal acercamiento se hará o no en detrimento del conjunto de la UE.

El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, asegura que no habrá menoscabo para Europa y tampoco solicitud de créditos a Rusia. «He manifestado repetidamente que la solución a la crisis griega es un tema interno de la familia europea y debe ser encontrada en el marco de la UE», dijo Varufakis el lunes al diario económico «Naftemporikí».

Descuento y préstamos

Lo cierto, sin embargo, es que algunos responsables griegos no han cesado de blandir la posibilidad de que Atenas busque ayuda fuera de la UE, si no logra un acuerdo con Bruselas. El último en hacerlo ha sido el ministro de Interior heleno, Nikos Vutsis, en declaraciones al semanario alemán Der Spiegel. «Queremos que Rusia nos ayude a reconstruir la economía griega, tanto con acuerdos comerciales como a través de la compra de deuda soberana», afirmó Vutsis.

El diario ruso «Kommersant» sostenía en su edición de ayer que, según fuentes del Gobierno, Rusia se propone ofrecer a Grecia un «descuento» en el precio del gas y posibles «préstamos». A cambio, Atenas deberá posibilitar a Moscú la adquisición de activos en Grecia. El Kremlin intentará también un mayor compromiso de Tsipras a la hora de bloquear dentro de la UE cualquier iniciativa futura dirigida a endurecer el régimen de sanciones contra Rusia por su papel en la crisis ucraniana. El primer ministro heleno subrayó en su reciente entrevista a la agencia rusa TASS que «las sanciones son un camino a ninguna parte».

Lo que sí es seguro es que el presidente Vladímir Putin aprovechará la presencia de Tsipras en Moscú para escenificar la mejor sintonía posible con él y, en general, con todos aquellos que abominan la postura de Alemania en los asuntos europeos y en las relaciones con Rusia. El jefe del Gobierno griego será el primer dirigente occidental en aparecer por el Kremlin después del asesinato del líder opositor ruso, Borís Nemtsov.

Dividir a los europeos

Necesitado de aliados debido a su actual aislamiento, Putin tratará de vender bien a nivel interno su proximidad con Tsipras, su capacidad para dividir a los europeos y mostrar que hay países que apoyan su cruzada contra los «fascistas ucranianos». Los ejemplos de Hungría y Serbia ya han sido explotados por el Kremlin como ejemplos de disidencia hacia el «dictado» de Berlín y Bruselas. La relación entre Rusia y Grecia ha sido siempre de simpatía mutua. Ambos países están unidos por antiguos lazos históricos, culturales y por el cristianismo ortodoxo.

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