La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, en una residencia de mayores en Glasgow
La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, en una residencia de mayores en Glasgow - reuters

Una filtración asegura que la primera ministra de Escocia prefiere que gane Cameron

Nicola Sturgeon niega haber dicho a la embajadora de Francia que prefiere un Gobierno conservador

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A 30 días de las elecciones generales británicas, Escocia es el perejil de muchas salsas, porque el Partido Nacionalista Escocés (SNP) podría tener la llave para hacer primer ministro al laborista Ed Miliband si Cameron no logra una victoria clara.

Tradicionalmente el granero de votos escocés ha sido un colchón para la izquierda socialista, que en la actualidad cuenta con 41 de los 59 escaños que aporta Escocia al Parlamento de Londres. Pero tras la polarización del referéndum independentista el SNP vive un idilio con su sociedad, que lo ve como garante de las promesas de más autonomía, y se cree que arrasará en los próximos comicios, con 40 escaños. Esa crecida la hará a costa del laborismo, que podría ser rehén del SPN si quiere gobernar en Londres.

Ese es el contexto en que el diario conservador “The Daily Telegraph” ha filtrado que en una conversación privada con la embajadora de Francia la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, afirmó que prefiere que los conservadores sigan en Downing Street tras las elecciones del 7 de mayo. Sturgeon lo ha negado con un “es falso al cien por cien”.

El ministro británico para Escocia, Alistair Carmichel, ha reconocido hoy que la filtración sobre lo que se habló en ese encuentro salió de su Oficina para Escocia. Es decir, el propio gobierno inglés lo habría filtrado al “Telegraph”, pues en el marco electoral le viene bien airear que hasta una anti-torie furibunda como Sturgeon diga en privado que prefiere a Cameron que a Miliband. Carmichel le ha sacado hierro al asunto, con un simple “estamos en campaña y esas cosas pasan”. El Gobierno ha anunciado una investigación interna, en una reacción que parece más ritual que otra cosa. Por su parte los laboristas se defienden razonando que si Sturgeon prefiere a los tories es “porque con ellos les será más fácil convocar un segundo referéndum”.

La conversación entre Sturgeon y la embajadora francesa Sylvie Bermann tuvo lugar el pasado 28 de febrero. En ella la primera ministra de Escocia habría afirmado también que “Miliband no tiene madera de líder”. El domingo, para salir al paso del revuelo de la filtración que dice que prefiere a Cameron, Sturgeon apeló a Miliband pidiéndole colaboración para “sacar a Cameron de Downing Street” tras las elecciones del día 7. El líder laborista ha rechazado formalmente formar un gobierno de coalición con los independentistas, porque sabe que eso le haría mucho daño en Inglaterra. Sin embargo no ha descartado acuerdos puntuales, porque sabe que sin ellos es casi imposible que llegue al Gobierno.

Los conservadores hurgan en ese punto débil laborista e incluso han lanzado vallas publicitarias en las que un pequeño Miliband aparece engullido en el bolsillo de la americana de Alex Salmond, el ex primer ministro separatista escocés y futuro líder del grupo del SNP en el Parlamento de Londres.

Codo a codo en las encuestas

George Osborne, el ministro de Economía de Cameron, alerta que con el SNP sustentando al Gobierno británico habría “más impuestos, más deuda y una defensa más débil”. Y cree que si se firma esa alianza en realidad mandarán los independentistas, “porque Miliband es más débil que los líderes escoceses”, que es cierto que son políticos de cuajo comparados con el titubeante jefe de los laboristas. “El Partido Laborista, que en el referéndum hizo campaña por la Unión, está contemplando ahora un acuerdo con el SNP para romper el país, eso es algo importante”, advirtió Osborne.

El SNP acusa al Gobierno británico de “malas artes” con la filtración de la conversación con la embajadora francesa y ha prometido también cierta responsabilidad fiscal. Las elecciones del 7 de mayo están enormemente reñidas y aunque casi todo el mundo piensa que Cameron seguirá gobernando, lo cierto es que laboristas y conservadores marchan codo a codo en las encuestas, ambos lejos de los 326 escaños que otorgan la mayoría absoluta.

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