Las delegaciones diplomáticas, este martes en Lausana (Suiza)
Las delegaciones diplomáticas, este martes en Lausana (Suiza) - reuters

La negociación nuclear con Irán se bloquea 24 horas antes del plazo límite

La duración del acuerdo, sus garantías y el fin de las sanciones impiden el compromiso entre Teherán y el Grupo 5+1

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Las conversaciones de la comunidad internacional con Irán para limitar su programa nuclear e impedir que se haga con la bomba atómica se encuentran bloqueadas cuando solo faltan veinticuatro horas para que expire el plazo que se habían dado los negociadores para alcanzar un acuerdo. Esta noche termina el plazo dado para establecer las líneas maestras de un pacto. De alcanzarse el consenso, los negociadores tendrían hasta junio para cerrar los detalles de ese principio de acuerdo. Pero si Irán no acepta las condiciones que se le imponen deberá afrontar nuevas sanciones.

Las negociaciones que Irán mantiene en la ciudad suiza de Lausana con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) más Alemania se mantuvieron este martes en un clima de cierto pesimismo, tras el anuncio iraní de que no acepta una de las demandas que en los últimos meses se daba por asumida y el bloqueo en otros tres puntos de negociación.

El viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, declaró que su país no enviará sus reservas de uranio enriquecido a Rusia, donde deberían ser tratadas para convertirlas en combustible para uso civil en la central nuclear iraní de Bushehr, lo que era un modo de garantizar que no serían aprovechadas para elaborar armamento. «Exportar nuestras reservas de uranio no está en nuestro programa, no tenemos intención de enviarlas fuera», afirmó.

Asimismo, el desacuerdo se extendió a otros tres puntos clave de la negociación: la duración de un acuerdo que Occidente quiere que sea por 15 años en tanto que Teherán aboga por 10 años; el levantamiento de sanciones que Irán quiere que sea inmediato y que las potencias piden que sea gradual; y el funcionamiento de un mecanismo de garantías que vigile que Teherán cumple todos sus compromisos.

La Casa Blanca se apresuró a advertir de que en realidad Irán no rompe ningún acuerdo, y precisó que mientras no se cierre un acuerdo lo normal es que en muchos puntos haya tiras y aflojas. «Nada hay acordado hasta que hay un acuerdo», indicó un portavoz de la Casa Blanca. El presidente Obama estuvo durante la jornada en estrecho contacto con la delegación negociadora estadounidense, encabezadada por el secretario de Estado, John Kerry.

Salida de Lavrov

A pesar de este intento de optimismo por parte de EE.UU. las posiciones estaban suficientemente alejadas como para que el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, abandonara Lausana a la espera de que la situación madure. Su portavoz aseguró que solo volverá a Suiza si hay perspectivas de que se va a alcanzar un acuerdo. Por su parte, el embajador francés en las Naciones Unidas reconoció que quedan por resolver «problemas muy sustanciales».

La negativa iraní a enviar sus reservas de uranio enriquecido a Rusia podría ser compensada con un compromiso de Irán a que ese material sea diluido dentro de sus fronteras, bajo supervisión internacional. Sin embargo, si un día Irán cierra la entrada de inspectores, el uranio continuaría a su disposición para adecuarlo a uso militar.

A cambio de esa noticia negativa en las negociaciones, Irán dejó entrever que puede aceptar una mayor reducción del número de centrifugadoras que dejaría operativas en el proceso de enriquecimiento de uranio. Hasta ahora se había barajado que las 19.000 actuales, de las que solo la mitad están en servicio, podrían quedar reducidas a 6.000. Irán podría aceptar entre 6.500 y 7.000.

Los defensores de un acercamiento recuerdan que hasta ahora Irán ha respetado el acuerdo provisional aprobado en 2013, que permitía a Teherán seguir tratando uranio para uso civil bajo inspección internacional mientras proseguían las negociaciones sobre un acuerdo final.

La posibilidad de aceptar algo que quede por debajo de un acuerdo marco con el fin solo de seguir negociando sobre todos los aspectos hasta junio fue rechazado por la Administración Obama, que ha sido criticada precisamente por desear con tanto afán una solución pactada que podría conformarse con muy poco.

«Hemos estado negociando casi un año y son los iraníes lo que ahora deben tomar serias decisiones conforme la fecha límite se acerca para demostrar a la comunidad internacional que quieren renunciar a un camino que lleve a las armas nucleares. Siempre dijimos que queríamos un acuerdo marco para final de marzo», indicó la Casa Blanca.

El factor yemení

El mantenimiento de las negociaciones con Irán mientras este país apoya a los rebeldes chiíes de Yemen fue criticado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, firme enemigo de un acuerdo nuclear con Teherán por entender que solo aplaza el intento iraní por poseer la bomba atómica. Netanyahu se quejó de que las negociaciones no hacen más que «premiar a Irán por su agresión». El conflicto de Yemen, en el se han implicado Arabia Saudí y otros vecinos árabes de mayoría suní, ha complicado en cualquier caso la posición de Obama. En Estados Unidos el Congreso sigue preparando un ley para incrementar las sanciones contra Irán si fracasan las negociaciones.

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