El conservador Mauricio Macri, durante un acto en la sede del Gobierno de Buenos Aires
El conservador Mauricio Macri, durante un acto en la sede del Gobierno de Buenos Aires - efe
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Cisma en el partido de Mauricio Macri por su sucesión en Buenos Aires

La senadora Gabriela Michetti y el jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta aspiran al gobierno de la capital. La lucha puede perjudicar la carrera a la presidencia del líder de Pro

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Mauricio Macri, uno de los candidatos favoritos a las elecciones presidenciales del próximo octubre y actual jefe de Gobierno de Buenos Aires, tiene organizado un cisma en el partido (Pro) -por su sucesión en la capital- que podría perjudicar sus posibilidades de llegar a la Casa Rosada.

La senadora Gabriela Michetti, la mujer talismán que le ayudó a ganar todas las elecciones a las que el Pro (Propuesta Republicana) se presentó en Argentina, quiere tener vuelo propio y ocupar su lugar en la ciudad más importante del país.

El problema es que Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gabinete y gestor a efectos reales de la Administración local, también aspira a suceder a Macri. El jefe de Gobierno de Buenos Aires, incómodo entre dos fuegos, se manifestó a favor de este último, aunque decidió que la última palabra se pronuncie en unas primarias este 26 de abril (las elecciones son en julio).

«Michetti sabe que “tracciona” votos y cree que Maccri está en deuda con ella»

El Pro atraviesa su primera crisis interna desde que alcanzara el equivalente a la alcaldía (a efectos españoles) de Buenos Aires en 2007. Entonces, Macri y Michetti rompieron los tabúes que pesaban sobre el hijo de Franco, un empresario ligado al menemismo -identificado con un neoliberalismo maldito tras la llegada del matrimonio Kirchner al poder- y conquistaron la plaza capitalina. La pareja arrasó en segunda vuelta con más del 60 por ciento de los votos. La fórmula funcionó, pero el éxito electoral habría sido difícil de imaginar si no hubiera estado presente el ingrediente Michetti.

Ocho años después, la senadora, muy popular por su campechanía y la silla de ruedas en la que se desplaza tras sufrir un accidente de automóvil, reivindica su derecho a dar la batalla como número uno en Buenos Aires. «Sabe que “tracciona” votos y, de algún modo, considera que Mauricio está en deuda con ella», comentan en su entorno.

Gabriela Michetti acató siempre los deseos del hombre que aspira a la Presidencia de Argentina. Lo hizo cuando le pidió que encabezara la lista de diputados y luego la del Senado, pero esta vez se niega a aceptar las indicaciones del líder y quiere competir en las primarias por Buenos Aires. Piensa que es su momento, no da su brazo a torcer ni acepta otras alternativas que la animan a ir de candidata a vicepresidenta con Macri en las presidenciales del próximo octubre. Esta opción salvaría al partido y al propio Macri de una lucha interna donde, si gana ella, el principal damnificado sería él por errar en su apuesta y fallar en su liderazgo.

Perfiles muy diferentes

Sin poder doblegar la rebeldía de Michetti, Mauricio, apenas por su nombre, como logró instalar su eterno asesor de imagen, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, no ha sido capaz de mantener la neutralidad en el pulso Michetti-Rodríguez Larreta. Sin aviso previo, el jefe se descolgó la semana pasada en Facebook con una declaración de apoyo a su jefe de Gabinete, un gestor de perfil anodino (sin serlo) que conoce los números y los problemas de Buenos Aires bastante mejor que su oponente, más hábil en cuidar su imagen y darse a conocer entre los votantes.

En el entorno de Michetti reconocen que las formas -y el fondo- provocaron hondo malestar en la senadora, cuyo nombre vuela impreso en globos sobre la ciudad mientras los sondeos apuntan, de momento, a un empate técnico.

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