Recep Tayyip Erdogan, durante un acto en Ankara esta semana
Recep Tayyip Erdogan, durante un acto en Ankara esta semana - reuters

Erdogan apoya la operación saudí en Yemen contra el «expansionismo iraní»

El presidente turco trabaja con Riad para crear un frente de países suníes que se oponga al bloque chií

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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha hartado del «expansionismo iraní» en Oriente Medio. Así lo declaró en una rueda de prensa, mientras su gobierno ha expresado su apoyo a la operación militar liderada por Arabia Saudí en Yemen contra los rebeldes hutis, de confesión chií.

«Creemos que esta operación contribuirá a la prevención de la guerra civil y al reforzamiento de la autoridad estatal legítima en el país», afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado. «Condenamos duramente las acciones unilaterales del movimiento Huti al rechazar todo acuerdo en Yemen, incluyendo la resolución Nº 2201 del Consejo de Seguridad de la ONU, y sus movimientos militares para ocupar Aden, donde el presidente legítime Hadi ha buscado refugio y ha decretado como capital temporal de Yemen», dice la nota diplomática.

«Irán está intentado dominar la región. ¿Se debe permitir? Esto ha empezado a molestarnos a nosotros, a Arabia Saudí y a los países del Golfo. Esto es verdaderamente intolerable, e Irán tiene que verlo», declaró Erdogan en una rueda de prensa. «Irán tiene que cambiar su postura. Tiene que retirar todas sus fuerzas, todo lo que tenga en Yemen, así como en Siria e Irak, y respetar su integridad territorial», afirmó.

La postura del gobierno turco y los comentarios de Erdogan alinean a Turquía claramente en el polo suní en la lucha de poder regional entre Arabia Saudí y el Irán chií. Algo que ha evitado hacer durante años: Ankara no solo ha estado permitiendo a los bancos iraníes operar a través de entidades financieras turcas para evitar las sanciones internacionales, y llegó a poner en marcha un complicado sistema de compra de petróleo que pagaba en oro, por el mismo motivo. También, en 2010, se convirtió, junto a Brasil, en el principal valedor de la propuesta iraní de enriquecer uranio fuera de su propio territorio.

Enemigos en Siria

Pero mucho ha llovido desde entonces, y la guerra de Siria, donde Turquía e Irán apoyan a bandos opuestos, ha provocado un importante desgaste en las relaciones entre ambos países. Tampoco eran mucho mejores en los últimos tiempos con Arabia Saudí, debido al apoyo de Riad al golpe de estado contra los Hermanos Musulmanes en Egipto, aliados del partido islamista AKP de Erdogan. Pero el reciente viaje del presidente turco a La Meca parece haber servido para acercar posturas.

El diario islamista Yeni Safak, cercano al gobierno turco, relató el resultado del encuentro con estas significativas palabras: «El enfoque sectario de Irán en la región estaba en la agenda de ambos líderes. Los dos estaban perturbados por la actitud expansionista y sectaria de Irán, que está gastando grandes recursos en derramar sangre musulmana y desestabilizar países musulmanes». Es de destacar el uso de «musulmanes» como sinónimo de «suníes», lo que parece subrayar la percepción del carácter herético de los chiíes.

«La nueva alianza turco-saudí parece ser un esfuerzo de los suníes para crear un bloque contra el mundo chií. Turquía, que logró mantenerse apartada de los conflictos hasta la llegada al poder del AKP al poder, se está convirtiendo en parte de una polarización sectaria con el objetivo de bloquear a Irán», escribía hace unos días el comentarista Fehim Tastekin, de la publicación «Al Monitor». «Salman [de Arabia Saudí, que sustituyó al fallecido rey Abdulá en febrero], que ha tenido que hacer frente a la crisis política en Yemen nada más llegar al poder, espera ahora cambiar el balance de poder en la región atrayendo a Egipto y Turquía a su bando», afirma Tastekin.

El gran obstáculo es el enfrentamiento enconado entre el presidente golpista egipcio, Abdelfatah Al Sisi, y el propio Erdogan. Sin embargo, podría no ser casualidad que ambos se encontrasen presentes en Riad al mismo tiempo, lo que podría apuntar a un intento de mediación saudí entre ambos países. Sea como fuere, Turquía, en la guerra cada vez menos fría entre suníes y chiíes, parece haber escogido bando.

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