El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, a su llegada ayer a la reunión en Bruselas de ministros del Eurogrupo
El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, a su llegada ayer a la reunión en Bruselas de ministros del Eurogrupo - efe
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Varufakis, de héroe a villano en apenas un mes

La popularidad del narcisista ministro de Finanzas de Tsipras cae tanto como crecen las dificultades del país para satisfacer sus compromisos

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Toda Grecia está con una indigestión de Varufakis, el mediático ministro de Finanzas que da tanto que hablar. «¿Cuándo le dará tiempo para trabajar?», pregunta la gente, oyendo frases sueltas de sus muchas entrevistas a medios de comunicación del mundo entero. Hasta ahora los titulares de la cartera de Finanzas griegos eran casi desconocidos para el electorad. Solían ser diputados o altos funcionarios a los que les tocaba la peor cartera. Ahora Yanis (exige que se escriba con una n y no con dos, que es lo usual) es el tema de conversación, no por sus proyectos de reformas económicas, sino por sus controvertidas apariciones públicas. Siempre sin corbata, como su jefe Alexis Tsípras, aficionado a las chaquetas y chaquetones de cuero, las bufandas de firma, las mochilas que coloca sobre el sillón de su despacho, su moto de gran cilindrada… y sus salidas nocturnas con su apuesta segunda mujer, Dafne Stratu, una artista de buena familia con la que se deja fotografiar con una copa en la mano en estrenos teatrales.

La pregunta que muchos se hacen es si está el fotogénico ministro de verdad retrasando el progreso de Grecia. El lo niega. El lunes desde Bruselas declaró que se había dado «un paso decisivo para la aplicación del acuerdo», poniendo en duda que se hubiera perdido tiempo (pese a las más de dos semanas que el Eurogrupo lleva esperando las propuestas concretas de reformas de Atenas). «El gobierno no ha perdido nada de tiempo, se ha enfrentado rápidamente a los problemas que ha heredado», zanjó.

Varufakis no es un político al uso. Tras sus estudios universitarios en Inglaterra se dedicó a la vida académica y solo en los últimos años, cuando seguía siendo profesor de Teoría Económica en la Universidad de Atenas y en la de Austin, en Texas , ganó fama por su acérrima oposición a la política económica europea y los rescates. Algo que le ha convertido en un escritor de grandes ventas: ha publicado 11 libros sobre economía, desde «Hablando con mi hija sobre economía» (208 paginas) dedicado a su hija Xenia, que vive en Australia con su madre, hasta el más conocido «Minotauro mundial» (470 paginas).

Entendimiento estival con Tsipras

Hasta el pasado verano no se entendió con Alexis Tsipras. Fue en la bonita isla de Egina, cerca del Pireo. Yanis veranea ahí con su hija Xenia, su segunda mujer y los hijos de esta en una preciosa casa. No muy lejos veranea Alekos Flamburiaris, el ministro de Estado que es como un segundo padre para Tsipras. Yanis conoció ahí a Tsípras y fue allí donde decidieron que el primero se presentara como diputado en las elecciones del 25 de enero en la circunscripción más grande y difícil del país, Atenas B, en los aledaños de la capital y con más de 1.400,000 electores. En Grecia se vota con la papeleta del partido elegido y se coloca una cruz de preferencia junto al nombre del diputado o diputados elegidos. Varufakis fue el mas votado entre todos los candidatos, no solo en Atenas B sino en todo el pais, con 135.638 votos. El segundo tras él fue Yanis Dragasakis, el vicepresidente del Gobierno, con 96.639 votos. El propio Alexis Tsípras, que se presentó en Atenas capital (Atenas A) obtuvo muchos menos sufragios.

Recelos en Syriza

A Varufakis no le quieren en Syriza. Desconfían de él, porque le consideran «alguien de fuera», que no pertenece siquiera al partido, que no se ha sentado horas y horas en comités desde los años noventa, ni se ha manifestado, ni ha trabajado gratis para la Coalición. Aunque su padre era muy de izquierdas y llegó a ser exiliado a la isla de Makrónisos, castigo de rojos en los duros años que siguieron a la guerra civil griega, tuvo buenos empleos y Yanis pudo criarse en una familia burguesa que lo mandó a un elitista colegio privado y a estudiar económicas a Inglaterra. Muchos de los ministros radicales son de familias igual de burguesas y han estudiado también en el extranjero. Pero Yanis se quedó en el extranjero y ahora, con su buen inglés con fuerte acento griego, no para de hablar. Tanto que Tsípras le tuvo que lanzar públicamente una indirecta para que dejara de hacer tantas declaraciones.

Trabajo y mas trabajo

Ahora no tendrá mas remedio que trabajar duro. En su toma de posesión anunció muy chulo que «echamos a los consejeros ministeriales y contratamos a las limpiadoras», refiriéndose a un grupo de trabajadoras del Ministerio de Finanzas que habían sido despedidas por un recorte del Ejecutivo anterior (aunque seguían cobrando dos tercios de su sueldo). Se pasó las tres primeras semanas de su cargo viajando y sin prisas por conocer el funcionamiento de su difícil ministerio y sus hombres claves. Tardó un mes en reunirse oficialmente con los miembros de la agencia de la gestión de la deuda, el problema mas grave del país.

El mismo se ha descrito en el pasado como «un decente economista de segunda» y como «un marxista libertario». Y ha cambiado su retórica: describió a los representantes de «las instituciones» (no se puede decir troika públicamente en Grecia) como «un grupo de tecnócratas que entraban en los ministerios griegos con aire colonial». Entre otras ideas más o menos extravagantes, ha propuesto que amas de casa, estudiantes y turistas podrían ser recaudadores de impuesto para combatir el fraude.

Problemas de verdad

Pero ahora se enfrenta con los problemas de verdad. Tiene que conseguir que los fondos de la seguridad social y otras cajas estatales de salud den al gobierno el dinero suficiente para pagar las pensiones y los sueldos de los funcionarios a final de mes. Porque ha habido un importante bajón de las recaudación en los meses de diciembre y enero que ha hecho que el gobierno tenga dificultades para pagar el próximo día 20 la cantidad de 1.200 millones de euros que debería satisfacer ante el Fondo Monetario Internacional. Varufakis insiste en que Grecia pagará lo que debe este mes, pero también ha avisado que los contratos del Estado y la devolución del IVA podrían retrasarse.

La psicoanalista E.K. zanja la polémica sobre este ministro: «Es un narcisista y cuanto mas se habla de él, aunque sea para bien, mas contento está». Lo que nadie sabe es cuando Tsípras se cansará de tener este ministro tan mediático y de oír quejas sobre él tanto en Grecia como en el extranjero.

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