El Ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis
El Ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis - reuters

El «peculiar» estilo y carácter de Varufakis

El exprofesor de economía, un experto en teoría de juegos que se enorgullece de llevar sus camisas por fuera del pantalón, está en boca de todos desde su incorporación en Syriza tras las elecciones griegas en enero de 2015

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A muchos les gusta su imagen «cool» y desenfadada que rompe con todo lo convencional. Su estilo directo tambiés es aclamado por multitudes. Es indudable que Varufakis sabe como nadie cómo abrirse paso a través de una pose, una mirada y un estilo que remarca su «curiosa» personalidad y carácter.

Su pose es interpretada de varias maneras. El ocultar las manos en los bolsillos, gesto más que novedoso entre la élite política, a muchos les parece un indicio de engaño, pasotismo, para mentir o para ocultar detalles. Sin embargo, para otros, significa un gesto que muestra valentía ante la situación a la que se enfrenta con Europa.

Sus rasgos faciales también dicen mucho de él. Sabe cómo sonreír con los ojos y transmitir una cierta amabilidad.

Sea algo reflexionado o natural, su mirada y su sonrisa logra un acercamiento con las personas.

En definitiva, su pose, sus rasgos, su estudiado rapado, sus camisas por fuera del pantalón, su decisión de no llevar corbata y la combinación de colores oscuros en toda su vestimenta, cumple la misión de parecer un hombre seguro de sí mismo y de su proyecto, que sin duda, rompe con todo lo convencional.

Sin embargo, si ya Syriza causa mucha reticencias entre los que no están de acuerdo con su modelo político y económico, Varufakis ha puesto la guinda del pastel. Su forma de ser llega a ser prepotente e irritante para muchos, que aseguran que es complicado hablar con él. De hecho, según recoge la BBC, se rumorea que a Wolfgang Schaeuble, alemán, abogado conservador y exfuncionario de impuestos, le enfurece su estilo. Hubo incluso un parlamentario alemán que pidió que Varoufakis fuese reemplazado. Se ve por tanto que no todo son halagos hacia el ministro, ni mucho menos. De hecho, la personalidad que tanto aclaman sus seguidores, causa el efecto contrario.

Varoufakis se considera un «marxista errático», sabedor de que las soluciones sencillas a los problemas complejos son «sinsentidos moralizantes». Enemigo de cualquier generalización aboga por un New Deal (europeo) y por un nuevo Bretton Woods (mundial) que parta de su país, Alfa y Omega: «Grecia fue donde todo esto comenzó; debe ser desde Grecia desde donde la situación se revierta». Sus mensajes siempres rotundos.

Dejando de lado el análisis, el Ministro de Finanzas asegura que su mayor temor es convertirse en político y que por eso, llevará siempre su renuncia en el bolsillo, dispuesto a firmarla cuando falte a su palabra.

La base de su pensamiento es que el capitalismo comenzó a equivocar su rumbo a finales de los año setenta. En « El Minotauro Global», publicado en 2012, asegura que la financiarización, la regulación ineficaz de los bancos y la globalización son síntomas de un malestar se remonta a los años setenta, cuando de repente «una ansiosa incredulidad reemplazó a la indolencia intelectual».

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