¿Por qué mujeres de Occidente se unen al Estado Islámico?

Según un estudio presentado hace unos días en Londres, unas 550 mujeres de Reino Unido, Holanda, Francia y Austria han viajado hasta Siria e Irak para unirse a las filas de EI

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«Mucho se ha escrito sobre los más de 2.000 hombres de países como Estados Unidos y Australia que se unieron al Estado Islámico, pero poca referencia se ha hecho al fenómeno de las mujeres que han hecho lo mismo», explican Carolyn Hoyle, Alexandra Bradford y Ross Frenett en la introducción de un estudio presentado hace unos días por el Instituto para el Diálogo Estratégico, con sede en Londres, y del que se ha hecho eco BBC News.

Es precisamente sobre este tema sobre el que indagan las tres investigadoras que en su trabajo han podido comprobar cómo no son muchas las que deciden unirse al yihadismo para estar en primera línea. «Sólo tres testimonios de mujeres de los que se tomaron para este informe evidenciaron un verdadero deseo de tomar las armas.

El resto, aunque apoya la violencia ejercida por el EI, no expresa ningún empeño de estar en el campo de batalla», indica el texto, que lleva por nombre «¿Convirtiéndose en Mulán?».

El título del informe hace referencia a la leyenda china sobre una joven adolescente llamada Hua Mulán, que se disfrazó de hombre para poder reemplazar a su padre en el ejército y quien posteriormente se convirtió en una heroína.

Muchas de las reclutadoras islamistas han utilizado esta leyenda para convencer a las mujeres de que se sumen a la «causa yihadista» de EI. La mayoría de estas mujeres viajaron desde países como Reino Unido, Holanda, Francia y Austria. Pero, ¿por qué una mujer deja su país para unirse a un grupo extremista?

Una sociedad alternativa

Una de las principales razones es el rechazo a las acciones contra las mujeres que se han perpetrado tanto en Irak como en Siria en los últimos años, basándose en la diferencia de género.

«La mayoría de los testimonios sobre las causas se relacionan con la dimensión de la opresión contra los musulmanes alrededor del mundo. Desde Bosnia hasta Siria y desde Birmania hasta Malí», sostiene el documento.

También asegura que la complicidad de estos ataques contra la Umma (la comunidad de creyentes del Islam) por parte de los gobiernos de Occidente ha hecho crecer la rabia de algunas mujeres al punto de tomar la decisión de viajar al territorio controlado por EI y convertirse en una «mujahirah» (mujer que viaja).

«La empatía que sienten esas mujeres con las víctimas musulmanas de la violencia y la complicidad que perciben por parte de los gobiernos de Occidente han sido clave en la decisión de dejar todo y marcharse a buscar una sociedad alternativa», señalan las investigadoras.

Para muchas mujeres musulmanas que han migrado existe un deber de restituir el honor de su religión y lo hacen mediante su aporte a «la construcción del califato».

«Muchas de ellas sienten como un mandato religioso su aporte en esa construcción del califato musulmán. Algunas de las reclutadoras como Umm Ubaydah o Umm Ibrahim acuden al mensaje de 'Hijrah is Fard' (la migración es un deber con Alá) porque saben que estas mujeres tienen una fuerte creencia en la vida después de la muerte».

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