Protesta de estudiantes jordanos en Amán por el asesinato del piloto a manos de los yihadistas
Protesta de estudiantes jordanos en Amán por el asesinato del piloto a manos de los yihadistas - afp

El mundo árabe se solidariza con Jordania y pide más venganza contra el Estado Islámico

La Universidad Al Azhar, prestigiosa institución suní, insta a «crucificar y arrancar las extremidades a los terroristas»

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La venganza que pide a Jordania el padre del piloto Muaz Kasasbeh por el asesinato de su hijo a manos de los yihadistas del Estado Islámico (EI) comenzó al amanecer de hoy con el ahorcamiento de Sajida al Rishawi y Ziad Arbuli, terroristas iraquíes condenados a muerte por su vinculación con Al Qaida. Fue la primera medida en respuesta al vídeo difundido por el EI en el que el joven teniente de 26 años es quemado vivo ante las cámaras, unas imágenes que han agitado las calles jordanas y han movilizado a la tribu de los Barasheh a la que pertenece el militar, uno de los pilares de las fuerzas armadas del país. El Rey Abdalá II regresó con carácter de urgencia de Estados Unidos, con la promesa de un aumento de la ayuda millonaria que Washington aporta anualmente al reino bajo el brazo, para presidir una reunión con los altos mandos militares y de la seguridad del país con el objetivo de aprobar nuevas medidas de castigo contra el EI.

El monarca aseguró que «la sangre del héroe mártir no quedará sin una respuesta severa porque esa organización terrorista no solo lucha contra nosotros, sino también contra el islam y sus nobles valores».

Después de un mes en el que la captura del piloto y las falsas esperanzas de intercambio ofrecidas por los yihadistas –le ejecutaron el 3 de enero, apenas una semana después de su captura, según la inteligencia jordana– hicieran que parte de la opinión pública jordana pidiera el final de la cooperación con Washington para intentar salvar su vida, parece que el asesinato de Muaz ha servido para unir a los jordanos en la guerra contra los yihadistas. «Esta es nuestra guerra, antes que de Occidente es una guerra de los árabes y los musulmanes», explica un comunicado difundido por el gobierno a través de la agencia Petra. Si los yihadistas deseaban apartar a Jordania de la coalición liderada por EE.UU. contra el EI, han conseguido lo contrario. Las autoridades jordanas se reafirmaron ayer en su compromiso con la coalición:«Ese horrible crimen demuestra lo correcta que ha sido la actitud de Jordania al unirse a esta guerra», afirmó ayer el gobierno.

Roto en la coalición

Una reacción contraria a la de Emiratos Árabes Unidos (EAU) que, desde el momento en el que se confirmó el secuestro del militar jordano, decidió cancelar sus operaciones militares, según desveló el diario «The New York Times». Durante el verano Barack Obama se esforzó por conseguir el apoyo de países árabes de la región posible para dar legitimidad a la operación contra el «califato» yihadista, pero en Jordania, Emiratos, Arabia Saudí, Bahrein y Qatar hay diferencias entre lo que dictan los gobiernos y lo que piensa la calle.

Pero el asesinato de Muaz puede servir de punto de inflexión, tras provocar la reacción de estamentos religiosos como la universidad de Al Azhar de Egipto, la institución suní más importante. Al Azhar describió el asesinato como «despreciable e impropio» del islam. Y más contundente, su jeque, Ahmed al Tayeb, aseguró que a los asesinos de este grupo «satánico y terrorista» se les debe «crucificar, arrancar las extremidades y amputarles los labios». Las palabras de Al Azhar, sin embargo, hace tiempo que no son oídas por los yihadistas que siguen a Abu Baker al Bagdadi.

Ojo por ojo

A la espera de un anuncio con medidas más concretas, el portavoz gubernamental jordano, Mohamed Al Momani, adelantó que la nueva estrategia de su país pasa por «intensificar los esfuerzos para debilitar y acabar» con el EI. Las imágenes de Al Kasasbeh ardiendo son una aplicación del «ojo por ojo», según intentó justificar una nota de la autodenominada «Oficina de Fatuas» (edictos islámicos) de los yihadistas que difundida a través de las redes sociales en la que se afirma que el asesinato es una venganza por los bombardeos de la coalición.

El debate en los más poderosos medios árabes como Al Arabiya se centró ayer en la respuesta que debe dar Jordania. Analistas como el doctor Theodore Karasik plantearon la posibilidad del despliegue de tropas en Siria para llevar a cabo «operaciones de envergadura», aprovechando la alta motivación de las fuerzas especiales después de ver lo ocurrido con su compañero. La falta de soldados sobre el terreno en Siria es uno de los puntos débiles de una coalición que se limita a bombardear desde mar y aire y que, a duras penas, intenta entrenar a contrarreloj, a una oposición armada moderada que haga frente al EI. El asesinato del piloto de jordano y de los dos japoneses en menos de diez días ha vuelto a poner de relieve también la ineficacia de los servicios de inteligencia de las grandes potencias, incapaces hasta hoy de salvar a alguno de los rehenes que el EI ha puesto ante las cámaras para anunciar su ejecución.

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