Un grupo de manifestantes se enfrenta a la Policía cerca de la Casa Rosada, para protestar por el asesinato
Un grupo de manifestantes se enfrenta a la Policía cerca de la Casa Rosada, para protestar por el asesinato - efe

Cacerolazos en Argentina para pedir la verdad sobre la muerte del fiscal

Miles de manifestantes se movilizan con carteles bajo el lema «Yo soy Nisman», que se ha convertido en la consigna de la protesta popular

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Aravesada la etapa de rabia e impotencia que provocó la muerte del fiscal federal Alberto Nisman, los argentinos pierden la esperanza de tener algún día un país con un futuro previsible. Los cacerolazos y manifestaciones resucitaron de norte a sur contra un Gobierno al que hacen responsable de lo sucedido y al que apenas le quedan nueve meses de vida.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a la que Nisman acusó de organizar el encubrimiento de los terroristas iraníes acusados de hacer saltar por los aires las sedes de las organizaciones judías AMIA y DAIA en 1994, echó más sal en la herida de la impunidad y la injusticia con una carta y un comentario ulterior en Facebook —único método elegido para pronunciarse por la jefa del Estado— que alteraron los ánimos de los manifestantes la noche del lunes.

En simultáneo, la familia del fiscal federal, la colectividad judía, políticos, magistrados y juristas expresaron su dolor por la muerte de Nisman. La Embajada de Estados Unidos emitió un comunicado en el que recuerda que «Nisman dedicó gran parte de su vida profesional a perseguir a los autores del horrendo ataque terrorista» que dejó «un saldo de 85 muertos y centenares de heridos».

Los detalles del caso se suceden a cuentagotas mientras el eco de las pancartas y protestas callejeras permanece: «Yo soy Nisman», «Pagó con su vida por investigar al kirchnerismo», «Somos todos Nisman, nos vas a matar a todos?», «CFK, asesina de Nisman», «No al miedo», «¿Quién mató a Nisman?», «Kristina cárcel ya», «La sangre de tus muertos Teherán pagará», «Yo también me pregunto sra. presidenta ¿quién apretó el gatillo realmente?».

«Conspiración»

La última pancarta parodiaba una de las interrogantes que la presidenta de Argentina sugería en su larguísima carta de FB (sí, Facebook), donde habló más de sí misma (hasta de la infancia de sus hijos) y del turbulento proceso judicial del atentado contra la AMIA, que de la muerte del fiscal y de la acusación clara y directa que hizo contra ella y sus colaboradores. Eso, sin contar que, según la presidenta de Argentina, hay una conspiración orquestada por el diario «Clarín» (con pdf de portadas) y fuerzas nacionales e internacionales contra ella.

Dicho esto, en la misiva —no esquela— que titula, «AMIA. Otra vez : tragedia, confusión, mentira e interrogantes», Cristina Fernández se defiende por primera vez de la imputación de Nisman de la semana pasada: «Curiosa y sugestivamente se intenta convertir 21 años más tarde en encubridores (a ella y el resto de los imputados) por tratar de que se le pueda tomar declaración a los imputados iraníes mediante un Tratado Internacional aprobado por ley del Congreso». La presidenta no menciona que la acusación del fiscal fallecido era por el plan previo a ese tratado y ley que nunca pudo entrar en vigor porque, posteriormente, fue declarado inconstitucional.

Cristina Fernández tampoco menciona en su FB el millar de grabaciones telefónicas donde están registradas las voces de sus colaboradores con prófugos iraníes del atentado contra la sede judía.

La estrategia, difícil de entender, de la viuda de Néstor Kirchner consiste en vincular las portadas de «Clarín», donde se hicieron eco de que cuatro millones de personas acudieron a las manifestaciones en París tras los atentados del terrorismo islamista, con el regreso de Nisman de España, donde estaba de vacaciones. «¿Es casualidad también que ese mismo día 12, que el fiscal regresa imprevistamente al país, el diario “Clarín” titula: ¡Más de 4 millones, de pie contra el terror en Francia?», se pregunta. Fernández, por último, abunda en el juicio por encubrimiento del proceso judicial del atentado, señala las irregularidades –ya son historia– y termina con ese asunto: «Creo que los argentinos nos merecemos no ser tan subestimados en nuestra inteligencia».

Pero la investigación de la muerte de Nisman continúa y nuevos datos la tiñen de un color oscuro. La fiscal Viviana Fein —encargada de la investigación de la muerte de su colega— cuando llegó a la escena del crimen (tanto si fue suicidio como asesinato) evitó que continuara el expolio de Sergio Berni, secretario de Seguridad que responde a Cristina Fernández de Kirchner. «Se llevó del apartamento de Nisman tres maletas con la faja de Embajada evidencia», recuerda la periodista Natasha Nievieskikviak, testigo del hecho la madrugada del lunes.

Alberto Nisman preparaba su intervención del lunes en la Comisión Penal del Congreso para dar cuenta de un millar de grabaciones y otras pruebas con las que pretendía demostrar cómo la presidenta, su ministro de Asuntos Exteriores, Héctor Timerman, el piquetero y ex funcionario suyo Luis D´Elía, el diputado Andrés «El Cuervo» Larroque, miembro de La Cámpora e íntimo de Máximo Kirchner, y Fernando Esteche, líder de Quebracho, la organización afín a los servicios de inteligencia argentinos, se organizaron bajo su mando para fabricar una red de impunidad a los presuntos terroristas iraníes a cambio de favores.

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