Imagen propagandística del Estado Islámico
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La titánica tarea de EE.UU. de embargar las cuentas al Estado Islámico

El grupo terrorista liderado por Al Bagdadi ha anunciado que acuñará su propia moneda: el dinar islámico usado durante el Califato de Uzman, entre los años 644 y 656

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EE.UU. no encuentra todavía la manera de debilitar a los yihadistas del Estado Islámico (EI). Les está fallando de momento hasta su arma más mortífera, aún más decisiva que cualquier bombardeo: el embargo económico. Por el momento, Washington no logra bloquear los ingresos del EI, la banda terrorista más rica de la historia con ingresos anuales de 2.000 millones de dólares, según la lista publicada por la revista «Forbes». Los del «califato islámico» doblan lo que gana su más inmediato perseguidor en el ranking, Hamas.

Según recuerda la revista «Foreign Policy» (FP) en un artículo reciente, pasado el verano, Estados Unidos actualizó su lista negra con grupos y simpatizantes del EI, pero sin incluir instituciones financieras en territorios bajo control de los yihadistas.

Pero al contrario que países enemigos como Irán o Cuba, cortarle el suministro económico a partir de los bancos no parece resultar eficaz en el caso del Estado Islámico. Esto se debe a que la mayor parte de sus ingresos provienen de la actividad criminal: venta de crudo en el mercado negro, secuestros e incluso «merchandising» y otras actividades menores. Es decir, con ello consigue una coraza única frente al principal arma de Estados Unidos para someter a sus enemigos.

Los terroristas islámicos controlan más de la mitad de las reservas de petróleo en Siria y hasta siete refinerías de gas y petróleo en Irak. Además, entre todas esas plazas, la conquista en junio de Mosul les ha hecho ganar más de 400 millones de dólares gracias al saqueo de los bancos de la segunda ciudad iraquí, informa FP.

A este respecto, el presidente de la comisión del Congreso norteamericano encargada de cortar la financiación del EI, el republicano de Texas Jeb Hensarling, ha afirmado que están tratando de «examinar la idoneidad de las políticas de la banca internacional para combatir los nuevos retos que el Estado islámico y grupos como se presentan». Asimismo, el secretario de Estado del Tesoro responsable de la lucha contra el terrorismo, David Cohen, ha señalado que EE.UU. está trabajando con las autoridades iraquíes, la sede del banco iraquí y la comunidad financiera internacional para detener la financiación del EI a partir de los bancos controlados por los yihadistas. «Los resultados de este trabajo han comenzado a mostrarse», ha añadido.

Pero también consideran que los daños colaterales pueden ir en contra de sus intereses a medio plazo. Tienen la experiencia de Al Shabab, en Somalia, a los que les cortaron el suministro económico y los principales damnificados no fueron los terroristas, sino los propios somalíes.

El dinar islámico

Para demostrar que son un Estado y no un grupo terrorista clásico, el EI ha anunciado que pondrá en circulación por los territorios controlados su propia moneda y la acuñará en oro, plata y cobre. El autoproclamado califa, Abu Bakr al Bagdadi, ha instado a sus seguidores a crear una divisa propia para esquivar el «sistema monetario tiránico», marcado por Occidente, que «esclaviza a los musulmanes». Pretenden implantar el dinar islámico usado durante el Califato de Uzman, entre los años 644 y 656.

Según el testimonio de analistas recogido por la BBC, el anuncio sobre una nueva moneda no tendrá un efecto decisivo en la consolidación económica del Estado Islámico. Sí lo es la compra a los yihadistas del crudo procedente de los territorios bajo su control. De alguna forma, «la principal fuente de financiación del EI han sido Estados como Catar, Arabia Saudí, Turquía e incluso la UE», aparece publicado en la web inglesa.

Este grupo terrorista ha masacrado a centenares de sirios e iraquíes no suníes (salvo excepciones), con una crueldad execrable; con medios y un despliegue comunicativo sin precedentes en el yihadismo conocido hasta el momento. Pero todo ello, sin una base económica importante detrás, sería flor de un día. Ahí parece estar la clave de su irrupción o así, al menos, lo consideran los analistas del Pentágono, aunque todavía no sepan cómo destruir la base de su poder.

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