Reproducción de la Taser X26 el modelo que poseen policías locales y regionales en España
Reproducción de la Taser X26 el modelo que poseen policías locales y regionales en España - ABC
canibal de gales

Taser, el arma paralizante, potencialmente letal, que imita la señales nerviosas

Armas prohibidas salvo para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (que en España tienen unas 350 unidades) no están diseñadas para provocar la muerte, pero lo hacen si descargan sobre órganos vitales

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El caníbal de Gales no pudo resistir los 50.000 voltios recibidos a través de un «taserazo» un disparo hecho con una pistola eléctrica que se utiliza en realidad para inmovilizar y no con el objetivo de provocar la muerte. Su potencial letalidad, de hecho, no reside en el número de voltios que emitan, sino de la intensidad de la descarga, que en el modelo Taser no supera los 2,1 miliamperios. La barrera médica para calificarlas de letales está muy lejos: 75 miliamperios

Este tipo de armas, prohibidas en España salvo en poder de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, suelen dispararse «a bocajarro», es decir, en contacto directo con la piel, nuevamente a excepción del modelo utilizado para detener al caníbal de Gales.

Su objetivo fundamental lo logra a base de imitar las señales nerviosas idénticas a las emitidas por nuestro sistema nervioso de modo que desestabiliza la actividad muscular de quien percibe la descarga, toda vez que los órganos reciben señales contradictorias hasta causar la paralización.

El modelo Taser -recientemente trascendió que en nuestro país hay aproximadamente unos 350 ejemplares, todos en manos de policías locales y regionales, más dos en posesión de la Policía Nacional, estrictamente utilizadas para investigar sus efectos- no precisa cercanía con el sujeto objetivo, al contrario, están hechas para disparar sobre el animal o persona a inmovilizar desde una distancia no superior a siete metros.

Efectos «secundarios»

Uno de sus principales fabricantes, Taser International, admite que pueden resultar letales. Dos dardos conectados por cable a la batería se disparan contra el objetivo, se clavan traspasando la epidermis y reciben energía desde la pistola. Su utilización es polémica por varios motivos. El primero de todos es porque, aunque no están diseñadas para causar la muerte, el receptor del disparo recibe una fuerte descarga, a la que acompañan dolores, desconcierto y hasta pérdida de consciencia.

La evolución del arma ha hecho que sus dardos sean capaces de traspasar la ropa y, en su versión más evolucionada, chalecos antibalas. Por esta razón, disparados desde una distancia corta pueden llegar a traspasar la masa muscular y emitir su descarga eléctrica sobre órganos que pueden resultar dañados de forma crónica, o, como probablemente ha ocurrido en el caso de Gales, causar la muerte.

Pese a su peligrosidad y prohibición, o precisamente por ella, no faltan enlaces en internet donde poder adquirir una de estas armas cuya utilización está hoy de nuevo en solfa por la macabra actualidad galesa.

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