Foto de familia de los Bush, donde George P. Bush aparece arriba a la derecha
Foto de familia de los Bush, donde George P. Bush aparece arriba a la derecha - ap
elecciones en estados unidos

El cuarto Bush y el nieto de Carter, a la caza del voto

Las grandes estirpes políticas estarán presentes en las elecciones del martes

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Jason Carter tenía 15 meses cuando su abuelo ganó la Casa Blanca. George P. Bush había cumplido 12 años cuando lo hizo el suyo. Hoy, con 39 y 38 años, respectivamente, son candidatos en las elecciones que se celebran el martes en Estados Unidos.

El demócrata Jason Carter sigue los pasos de su abuelo y, tras pasar como él cuatro años en el Senado del estado de Georgia, opta ahora al mismo puesto de gobernador que Jimmy Carter desempeñó entre 1971 y 1975, antes de ser elegido presidente en 1976. El republicano George Prescott Bush, sobrino del último presidente Bush, está más abajo en su carrera política y el puesto al que aspira es menor: jefe de la Oficina de Tierras de Texas, que controla las propiedades del estado.

No obstante, la llegada de un cuarto Bush a la política, tras su abuelo, tío y padre, habla con elocuencia de las estirpes políticas estadounidenses, siguiendo a los Kennedy y disputando poder a los Clinton.

El padre de Jason, Jack Carter, intentó ganar un puesto en el Senado por Nevada en 2006, pero fracasó. El de George, Jeb Bush, logró ser gobernador de Florida, entre 1999 y 2007, y ahora está dilucidando si se presenta a las primarias republicanas para la presidencia.

Aunque ambos jóvenes se benefician de su apellido, a ninguno de los dos les gusta hablar mucho de sus familias: el expresidente Jimmy Carter está muy a la izquierda, mientras que la sombra de Irak aún sigue marcando el recuerdo de la presidencia de George W. Bush.

«Quiero a mi abuelo, pero no estamos de acuerdo», ha repetido varias veces Jason Carter durante la campaña electoral. El distanciamiento en algunos puntos clave ha permito una imagen más centrada del aspirante, que en las últimas semanas ha ido escalando posiciones frente al candidato republicano, el gobernador Nathan Deal, de 72 años. Las encuestas apuntan a un empate, aunque una victoria de Carter sería una sorpresa: el sur de Estados Unidos, que en su día fue demócrata, hoy es principalmente republicano. De hecho, el propio Deal cambió de partido en 1995, siendo congresista, para seguir ganando elecciones.

Tender puentes

De acuerdo con ese electorado, el candidato Carter ha tomado posiciones contrarias a las de su abuelo, de 90 años. Por ejemplo, el nieto ha rechazado la prohibición de la pena de muerte auspiciada por el expresidente. Además, ha apoyado una ley impulsada por Deal para permitir que los propietarios de armas puedan llevarlas en iglesias, bares, aeropuertos y otros lugares, a menos de que haya prohibición expresa de los dueños de esas instalaciones.

También se ha esmerado en tender puentes con el electorado judío e Israel, quienes difícilmente perdonan los ataques vertidos por el expresidente en su libro «Palestina: paz, no apartheid», de 2006. Viendo ahí una brecha, el gobernador Deal hizo durante la campaña un viaje a Jerusalén para impulsar los contactos comerciales.

Jason no ha desestimado el dinero recogido por Jimmy Carter y su esposa Rosalynn, quienes en verano cobraron 20.000 dólares a cada pareja que se sumó a un fin de semana con ellos, en un recorrido por la Atlanta rural que incluyó un servicio religioso en domingo. Pero el candidato ha querido a su abuelo lejos de los actos de campaña.

Nieto y sobrino de presidentes, George P. Bush es el claro favorito para el puesto de comisario de Tierras de Texas, al que se presenta contra el demócrata John Cook, exalcalde de El Paso.

Nacido y criado en Texas, el joven Bush se desenvuelve bien en ese estado. Acude a los actos con botas y cinturón de gran hebilla, y con frecuencia habla en español, especialmente en sus vistas al valle del Río Grande. Su madre, Columba Garbica Gallo, es de origen mexicano y procuró que en su familia se conociera el idioma (también Jeb Bush es fluido en él). George P. Bush está casado y tiene un niño pequeño, al que llaman «Little P».

En ocasiones deja mostrar su frustración porque la prensa, menos interesada en su campaña que en la política nacional, insistentemente le pregunta sobre si su padre se presentará a las primarias republicanas de cara a la carrera presidencial de 2016. El prefiere hablar de los asuntos de su programa, especialmente los relacionados con educación, energía y ayuda a los veteranos del Ejército.

Dentro del Partido Republicano, se encuentra en posiciones centradas. Está abierto a regularizar la situación de los inmigrantes ilegales, en sintonía con su padre, y no es un crítico acérrimo del presidente Obama, quien considera que «en ocasiones ha estado bienintencionado».

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