Así utilizó Pablo Iglesias la prensa para crear el PSOE y ascender al poder hace más de un siglo

En el último año, la relación del Gobierno de coalición con los medios de comunicación críticos con su gestión ha sido complicada y polémica, con quejas continuas del presidente y el vicepresidente. Sin embargo, a finales del siglo XIX y en 2014, la televisión y los periódicos fueron la herramienta principal de la fundación y el ascenso de los dos partidos que lo forman

Mitin de Pablo Iglesias en Madrid, en 1910 R. Cifuentes

Israel Viana

La memoria es débil si echamos un vistazo a la historia del PSOE y a la de Unidas Podemos en lo que respecta a la utilización de los medios de comunicación durante su fundación y auge en el último cuarto del siglo XIX y en 2014, respectivamente. Porque la relación de estos dos partidos que conforman el Gobierno de Coalición con la prensa que cuestiona su gestión ha sido, en el último año, especialmente complicada. Sobre todo, en lo que respecta a las medidas relacionadas con la pandemia del coronavirus.

En diciembre, por ejemplo, la Asociación de la Prensa de Madrid protestó «enérgicamente por el trato dado a los periodistas en la presentación del programa conjunto entre el PSOE y Unidas Podemos», después de que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias decidieron dejarlos fuera de la sala donde se celebró la comparecencia. «No admitir las preguntas de la prensa significa obstaculizar el libre ejercicio del periodismo, que constituye uno de los pilares de las sociedades democráticas», recordó la APM en un comunicado .

La cosa no acabó ahí. En marzo, tanto el presidente como el vicepresidente segundo arremetieron de nuevo contra los medios de comunicación críticos con su labor . El primero se quejó abiertamente de la «exposición a la que le someten los medios más conservadores», dejando claro que las opiniones contrarias hacían mella en él. E Iglesias, por su parte, cargó contra lo que él consideraba las «patas mediáticas de las cloacas», que «han ofendido la dignidad del periodismo al lamer las hemorroides del poder y han perpetrado el mayor ataque a la deontología del periodismo y a la libertad de expresión». «Nuestra democracia será mejor cuando los responsables políticos, policiales y mediáticos de esa cloaca estén donde tienen que estar: en la cárcel», sentenció.

Las tertulias

Los ataques del vicepresidente del Gobierno contra algunos periodistas se intensificaron en julio como consecuencia del tratamiento del caso Dina , en torno al robo del móvil de la asesora de Podemos y el excomisario José Manuel Villarejo . Y es que el líder de la formación morada, cuyos padres bautizaron así en honor precisamente al histórico fundador del PSOE, parece haber olvidado cómo utilizó precisamente las tertulias televisadas para hacerse un hueco en la escena política española. Él mismo llegó a reconocer que tuvo que suplir el escaso presupuesto de su partido en los comienzos —unos 100.000 euros—, aprovechando sus apariciones en la televisión de manera intencionada y estratégica.

Iglesias (izquierda) y Sánchez Á. de Antonio

El Pablo Iglesias fundador de Podemos y el Pablo Iglesias fundador del PSOE en 1879 tienen una en común: ambos utilizaron los medios de comunicación para hacerse un hueco en la escena política española. El primero creó sus propios programas de televisión, ya sea «La Tuerka» o «Fort Apache», que emitió a través de internet o de canales de TDT como Canal K y Canal 33, antes de dar la sorpresa en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 con 1,2 millones de votos y cinco escaños. Todos estos espacios de escasa audiencia fue donde el actual vicepresidente se formó como presentador, entrevistador y hombre de televisión, hasta que dio el salto a la televisión generalista (Cuatro, La Sexta e Intereconomía) y se convirtió en una figura mediática .

El proceso del segundo, un marxista nacido en Ferrol en 1850 y muerto en Madrid en 1925, fue mucho más largo, lento y autodidacta, pero igualmente ligado a los medios de la época. Como gran comunicador que era y la facilidad que mostraba para mandar mensajes a la clase trabajadora, comprendió muy pronto que los periódicos eran una herramienta indispensable para extender sus proclamas. No podemos olvidar que no existían todavía la radio y la televisión.

De tipógrafo a periodista

Había aprendido el oficio de tipógrafo en el hospicio madrileño en el que tuvo que ingresar por la precaria situación económica de su familia. En 1961, tras cumplir los 11 años, comenzó a colaborar en la elaboración de «La Iberia» , un diario liberal progresista, prototipo del nuevo e influyente periodismo político que se dio en la época y que había servicio de cauce, unos años atrás, para que el Partido Progresista gobernara durante el Bienio Progresista (1854-1856).

El futuro fundador del PSOE peregrinó después por varias imprentas y participó en la elaboración de otros periódicos y boletines oficiales. Se convierte en todo un maestro, capaz de convertir un atajillo de cuartillas en un libro atractivo y sin erratas. Fue en aquel mismo periodo cuando fue elegido delegado al consejo local de la Asociación Internacional de Trabajadores, la conocida como «La Internacional». Y un año después, en 1871, con 21 años, consiguió publicar su primer artículo en la prensa. Se titulaba «La Guerra» y apareció en el boletín «La Solidaridad». Fue uno de los primeros artículos críticos de la historia de España en el que se analizaron las consecuencias que tenía la guerra para el Estado y sus trabajadores.

En ese mismo momento se unió al Comité de Redacción de «La Emancipación», un semanario en el que se difundieron algunos de los escritos de Marx que él tanto admiraba. Por ejemplo, la primera traducción española de «El Manifiesto Comunista» en 1871. Iglesias iniciaba así una larga labor periodística que desarrolló hasta el final de su vida y que empleó para difundir las «bondades» del socialismo en aquella época de persecución y violencia. Su carrera político se empezaba a consolidar.

Difundiendo el marxismo en los medios

En 1873, después de la ruptura de los anarquistas con Marx, Pablo Iglesias solicitó su ingreso en la primera organización socialista de importancia, la Asociación General del Arte de Imprimir. Un año más tarde se erigió en su presidente, constituyendo una nueva plataforma para su ascenso político. Esta labor la acompañó con todo tipo de colaboraciones en periódicos tan importantes como «El Imparcial» , «El Heraldo» , «El Liberal» , «El Sol» , « L'Égalité », «La Nación» y «El Siglo Futuro» , entre otros.

Cómo el actual vicepresidente segundo del Gobierno —quien reconoció hace unos años que comenzó a realizar aquellos programas de televisión para «experimentar la comunicación política desde el principal espacio de socialización política, la televisión»—, Iglesias Posse usó todos estos periódicos para ir dando a conocer su mensaje. Y, mientras, ir preparando en la clandestinidad la creación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el segundo partido obrero más antiguo de Europa, solo superado por el Partido Socialdemócrata de Alemania.

Desde sus inicios, el primer Iglesias aspiró a agrupar a todo el proletariado industrial español bajo la ideología marxista. Una posición que, además, el partido no abandonó hasta la llegada de Felipe González en el Congreso Extraordinario de 1979. El fundador había aprovechado a la perfección su trabajo y su exposición en la prensa como una herramienta fundamental para darse a conocer. Le fue tan bien que intentó seguir colaborando con muchos de los periódicos, pero lo cierto es que la mayoría de ellos comenzó a cerrarle las puertas.

«El Socialista»

Como se quedaba sin plataformas para que el PSOE siguiera creciendo y exponiendo sus ideas, Iglesias decidió fundar su propia publicación en 1886: « El Socialista ». Y salvo un corto periodo de tiempo, entre 1913 y 1915, él mismo trabajó como impresor, redactor y director hasta su muerte, al tiempo que se convertía también en el fundador y presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT) hasta el fin de sus días.

Ese uso de los medios de comunicación le dio a Pablo Iglesias Posse muy buenos resultados. Durante la Restauración, su partido consiguió ganar influencia en tres zonas importantes de España: Madrid, Asturias y el País Vasco. Y algo de presencia en una comunidad tan industrializada como Cataluña. Pero desde la aparición de «El Socialista», todo creció exponencialmente y, a pesar de tener que enfrentarse a la prensa opositora y al desprecio de los anarquistas, obtuvo su primer escaño hasta 1910.

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