El último Napoleón, la gran ironía militar de la Historia

El único hijo de los últimos Emperadores de Francia sería brutalmente asesinado durante la batalla de Isandlwana en 1879

Napoleón Luis Eugenio Bonaparte C.C
Eugenia Miras

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Con la muerte en combate del último Napoleón, el 1 de junio de 1879 , cualquier intento de restauración imperial bonapartista en Francia quedaría reducido a cenizas.

Cuando los ingleses invadieron el Reino Zulú (Sudáfrica), Napoleón Luis Eugenio Bonaparte -el último Napoleón- decidió alistarse a las filas del Ejército británico para contribuir a la gesta colonialista de la Reina Victoria I de Inglaterra . Su deseo de hacer una honorable carrera militar terminó pronto, cuando fue brutalmente asesinado por siete guerreros zulúes durante la batalla de Isandlwana .

«Francia en particular quedó conmocionada cuando supo lo ocurrido; hasta los republicanos se llegaron a preguntar cómo era posible que tan lamentable suceso hubiera acontecido»

Aunque su apellido era un sinónimo de enemistad con el Imperio británico -a causa de las campañas napoleónicas desatadas por su tío abuelo Napoleón I -, se integraría en las filas de su Ejército; siendo una de las grandes ironías militares de la Historia . No obstante a pesar del recelo que levantó al principio la familia Bonaparte en suelo rival, su trágico destino entristecería a toda Europa ; inclusive a la Francia republicana de la que tuvieron que exiliarse sus padres, los últimos Emperadores Napoleón III y Eugenia de Montijo .

«Se despertó en Europa entera un enorme interés, y una grandísima aflicción y solidaridad con su madre. Francia en particular quedó conmocionada cuando supo lo ocurrido; hasta los republicanos se llegaron a preguntar cómo era posible que tan lamentable suceso hubiera acontecido», explicó Carlos Roca González , uno de los máximos exponentes en la guerra anglo-zulú, en su obra «El último Napoleón» (Nowtilus, 2011).

El Príncipe francés quiere ser un soldado inglés

En 1870 Francia sufre la terrible derrota frente a las fuerzas prusianas de Otto von Bismarck . En la batalla de Sedán , Napoleón III es capturado; dando lugar a la caída del Segundo Imperio para establecerse la III República . Ya en el nuevo orden político y social ni Eugenia de Montijo ni su hijo, el Príncipe Imperial, Napoleón Luis Eugenio eran bienvenidos.

Reina Victoria I de Inglaterra ABC

Ese mismo año Napoleón III es liberado por el enemigo y depuesto por los republicanos; de esta manera la familia imperial se exiliaría en Inglaterra cuando Luis Eugenio tenía 14 años.

El Príncipe, pese a la negativa de su padre, quería hacerle honor al apellido Bonaparte con una gloriosa carrera militar al igual que su tío abuelo Napoleón I. Sin embargo, la idea no sucedería hasta la muerte de Napoleón III en 1973 . Ya una vez sepultado el último Emperador francés, iniciaría tan deseada formación en la academia de Woolwich.

Solo la presencia de un Bonaparte en el Ejército inglés suponía una gran ironía ; pues las campañas napoleónicas -que históricamente estaban muy recientes- habían sembrado una eterna rivalidad entre ambas potencias.

«Todavía vivían algunos de los veteranos de las campañas napoleónicas y una pequeña parte de la sociedad, sobre todo londinense, veía con cierto resquemor la presencia de la desterrada familia imperial en suelo británico»

De esta manera, la sociedad británica miraba con recelo que el Príncipe militase con los soldados ingleses por intereses ajenos, y quizás perjudiciales para una posible y futura restauración imperial en Francia; pues Napoleón Luis Eugenio no descartaba recuperar el trono.

«Todavía vivían algunos de los veteranos de las campañas napoleónicas y una pequeña parte de la sociedad, sobre todo londinense, veía con cierto resquemor la presencia de la desterrada familia imperial en suelo británico. A pesar de ello consiguieron el aprecio de la mayoría de la gente y, especialmente, Luis Eugenio se convirtió en alguien singular ganándose, sobre todo con su muerte, un enorme respeto», escribió Carlos Roce.

Ansias de gloria bonapartista

Según relata Roce en su obra, el joven Príncipe no quería vivir bajo la sombra de su tío abuelo; y por ello quizás, sentiría la necesidad de destacar en el campo de batalla. Sin embargo el primero de la dinastía se convertiría en una leyenda militar , mas Luis Eugenio caería en el olvido tras su trágica muerte durante la segunda guerra anglo-zulú.

Retrato de Eugenia de Montijo ABC

«En el fondo su ilustre apellido fue más un problema que una bendición para él, ya que se sintió en la necesidad de calmar el hambre de gloria que este suponía. (…) En el mejor de los casos, una gloria falsa y efímera fue lo que heredó este muchacho y, de alguna manera, su única posibilidad de poder adquirir algo de prestigio era demostrándose a sí mismo, y sobre todo a la Francia republicana, que en caso de una remota restauración, como mínimo tendrían al frente un hombre valiente», explicó el autor de «El último Napoleón».

A pesar de las súplicas de su viuda madre, Napoleón Luis Eugenio partiría a Sudáfrica para unirse a las tropas británicas de Lord Chelmsford a la edad de 23 años.

El león herido de la batalla de Isandlwana

El Príncipe no llegaría a ser Emperador -muriendo con el la dinastía bonapartista -; no obstante, se convertiría en un héroe , una leyenda que inspiraría admiración y respeto especialmente del enemigo zulú; quienes lo vieron morir después de enfrentarse a la muerte sin miedo y con honor.

«La muerte del Príncipe imperial» Paul Jamin C.C

«Luchó valientemente y con gran coraje, como los leones cuando están heridos» había expresado uno de los temerarios guerreros zulúes que lo atravesaron con sus lanzas.

El 1 de junio de 1879, el destacamento del Príncipe sufrió una emboscada por parte de los soldados africanos. Ni las oraciones de Eugenia de Montijo, ni la espada de Napoleón I, ni la silla de montar de su padre servirían como un amuletos de protección.

Después de que lo arrojase su caballo, Napoleón Luis Eugenio comenzó la última lucha de su vida con el brazo derecho lesionado. El valiente soldado francés vaciaría el tambor de su revólver sin dar en el objetivo. Pero en ningún momento se mostraría vulnerable frente a aquellos siete guerreros, sino que aún gravemente herido de muerte, trató de acabar con el enemigo con una de aquellas armas letales.

Aunque los zulúes vencieron después de atravesarlo al menos doce veces , el último Napoleón hizo honor a la dinastía bonapartista recibiendo a la muerte con orgullo.

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