Revelan un plan secreto para usar armas nucleares en Vietnam, que el presidente Johnson canceló «in extremis»

El historiador presidencial Michael Beschloss revela el proyecto «Fracture Jaw» que Estados Unidos aprobó y puso en marcha en 1968 para transportar este armamento al país asiático y usarlo cuando estuvieran al borde de la derrota

Una de las imágenes más dolorosas y célebres de la guerra de Vietnam ABC

I. Viana

Hace ya muchos años que se conoce la conversación mantenida entre Richard Nixon y su entonces asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger , durante la última etapa de la Guerra de Vietnam . Esta tuvo lugar el 25 de abril de 1972, en una reunión sobre la estrategia militar que Estados Unidos debía adoptar en el país asiático. El presidente sugirió bombardear una serie de fábricas en el norte:

—Nixon: Prefiero usar la bomba nuclear.

—Kissinger: Eso, me parece, sería demasiado.

—Nixon: ¿La bomba nuclear le molesta, Henry? Solo quiero que piense a lo grande.

Nixon estaba convencido de que el arma atómica era la solución a sus problemas en el sudeste asiático, preocupado como estaba por el desgaste político que le estaba produciendo aquel conflicto. No lo hizo, pero para el presidente estadounidense más impopular de la historia, la tentación de lanzar aquella bomba siempre estuvo ahí. Es más, con los documentos desclasificados en 2010 del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington ya conocimos que el mandatario pensó usarla, también, en Corea del Norte, allá por 1969.

Nuevos documentos

Ahora, según unos documentos rescatados por el historiador presidencial Michael Beschloss y citados por « The New York Times », sale a la luz que el general William Westmoreland , comandante de las fuerzas estadounidenses en Vietnam entre 1964 y 1968, había preparado un plan secreto para usar armas nucleares contra el norte comunista del país. Aquel plan se ideó a espaldas del presidente Lyndon B. Johnson durante la batalla de Khe Sanh , en la que Estados Unidos sufrió el asedio más brutal de los veinte años del conflicto.

La operación «Fracture Jaw» debía ponerse en marcha, según esta notificación, el 10 de febrero de 1968 NYT

En aquel sitio, a principios de 1968, miles de soldados americanos fueron rodeados literalmente por el ejército comunista. Como informaba ABC el 9 de febrero de aquel año: «Cinco mil marines esperan en Khe Sanh el ataque inminente de 20.000 norvietnamitas». Y como apuntaba dos semanas después : «La angustia de esa gran guarnición de marines rodeada por el enemigo ha dado a Washington la medida del drama militar en el que se encuentra Estados Unidos en Vietnam».

Esa incertidumbre fue la que llevó al general Westmoreland a organizar un plan de contingencia para usar armas nucleares en caso de que las fuerzas estadounidenses se encontraran, como así parecía, al borde de la derrota. Dicho plan fue bautizado como « Fracture Jaw » y preveía, en primer lugar, el transporte de dichas armas desde Okinawa (Japón) a Vietnam del Sur. Hasta recibió la aprobación del comandante de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, Ulysses S. Grant Sharp Jr. , que evitó a toda costa que el presidente Johnson se enterara.

Documento en el que Walt W. Rostow alerta al presidente Johnson sobre el plan «Fracture Jaw» NYT

Los preparativos llegaron a oídos de Walt W. Rostow , asesor de Seguridad Nacional, quien avisó inmediatamente a la Casa Blanca. Sin esperar un segundo, el presidente canceló «in extremis» la operación de transportar las armas nucleares, que estaba prevista para el 10 de febrero de 1968. Según Tom Johnson , asistente especial del entonces mandatario, Lyndon B. Johnson se molestó mucho al enterarse de que los planes ya estaban en marcha. El presidente temía que se produjera «una guerra más amplia» con la entrada de los chinos, tal y como había ocurrido en la Guerra de Corea en 1950. «Tenía una gran admiración por el general Westmoreland, pero no quería que sus generales dirigieran la guerra», asegura.

Tras la desmantelación del plan, Ulysses S. Grant Sharp Jr . ordenó a Westmoreland que informara a todo el estamento militar que había participado en el proyecto que no divulgara su contenido bajo ningún concepto. Tampoco el hecho de que «Fracture Jaw» se hubiera puesto en marcha o suspendido. Las consecuencias, pensaba, habrían sido desastrosas de hacerse público por la más que probable internacionalización de la guerra.

Al final de los cuatro meses de enfrentamientos, más de 15.000 soldados perdieron la vida en Khe Sanh entre los dos bandos. Si se hubieran usado las armas nucleares —23 años después de que las bombas de Hiroshima y Nagasaki obligaran a Japón a rendirse en la Segunda Guerra Mundial—, los daños hubieran sido mucho mayores en aquella batalla que, sin ellas, ya fue una de las más largas y sangrientas de la guerra, tanto por el número de tropas desplazadas, como por la cantidad de armamento y equipos movilizados.

Los documentos con los detalles de aquella operación secreta fueron desclasificados hace ya unos años, pero no recibieron atención hasta que fueron descubiertos por Beschloss durante la investigación para su libro « Presidents of War », que se publica precisamente hoy.

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