El presentador de 'Megaestructuras nazis' destruye en ABC los bulos de la IIGM

James Holland se zambulle en la invasión de Sicilia en su nuevo ensayo histórico; hoy, nos narra los pormenores de la operación

Un tanque británico armado con un cañón de 17 libras, sale de sus posiciones para entrar en acción en el fretne francés ABC
Manuel P. Villatoro

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La última vez que James Holland (Salisbury, 1970) visitó España en ‘viaje oficial’ todavía faltaba un año para que el Covid zarandeara el mundo. Hoy, el locutor y presentador de ‘ Megaestructuras nazis ’ vuelve a Madrid. Recibe a ABC ataviado con mascarilla y cierto cuidado por mantener la distancia social. Pero, eso sí, con la misma chaqueta verde oliva que lucía entonces: la que portaban los soldados de infantería de los Estados Unidos a partir de 1941. Algo ligera para el frío de estos días, pero ideal para el desembarco que los Aliados organizaron en Sicilia en julio de 1943. Como perro viejo que es en eso de la televisión sabe captar la atención de los presentes y demostrar las bondades de su nuevo ensayo histórico, ‘ Sicilia, 1943 ’ (Ático de los libros). Una hora de entrevista le da para mucho: explica los pormenores de la invasión que marcó el fin de la Italia fascista; narra la carrera de ingleses y norteamericanos hacia Mesina -el premio gordo- y, por último, rompe algunos mitos muy extendidos.

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¿Habría podido el Eje resistir en Sicilia con las tropas alemanas que Hitler se llevó de Sicilia a Grecia antes de la invasión?

Es una buena pregunta. El principal problema que tenían las tropas alemanas es que estaban muy desperdigadas por toda Europa. No daban abasto porque tenían pocos hombres para todo el territorio que debían cubrir. Si los Aliados se hubiesen visto obligados a enfrentarse a seis divisiones en lugar de a dos lo habrían tenido más difícil, pero eso no hubiera frenado el avance. No hay que olvidar que ya se había hecho una labor previa de espionaje y de bombardeo de las líneas de abastecimiento de la isla. La conquista era inevitable.

¿Se ha infravalorado el papel de los italianos en la guerra?

Italia era un país de tercera división que luchaba contra otros de primera. Aunque en el mundo antiguo Roma había sido el centro del mundo, en la década de 1930 el país estaba en medio del Mediterráneo, atrapada entre sus vecinos. Además, se quedó sin acceso a Suez. Al final, no tenía recursos económicos, demográficos o materiales para luchar una guerra mecanizada al nivel de Alemania. Eso fue decisivo.

¿Cuál era el problema de los oficiales y las tropas italianas?

Los altos mandos eran demasiado mayores y no entendían la situación real, lo que ocurría a su alrededor. Las tropas tampoco estaban bien entrenadas. Cuando comenzó la guerra, Alemania se ofreció a adiestrarlas, pero ellos se negaron. Incluso la Marina, que era la parte más avanzada de sus fuerzas armadas, operaba sin tecnología que era básica para los germanos. Por ejemplo, el radar. Es cierto que había soldados valientes y patriotas, pero era un contingente escaso y mal organizado. No eran cobardes, simplemente era un ejército superado por el resto de potencias.

¿Se lanzó Mussolini a una guerra que no podía vencer?

Italia empezó la guerra convencida de que, como Inglaterra y Francia estaban fuera del conflicto, podría capturar Grecia y el norte de África de forma sencilla. Parecía que sería llegar y crear un nuevo Imperio romano. Pero fueron de desastre en desastre. Eso minó mucho el entusiasmo. La derrota en los Balcanes fue una humillación porque Hitler se vio obligado a enviar tropas para evitar la debacle. En Sicilia la moral italiana estaba por los suelos y había una división clara dentro del Eje . Así es imposible luchar de forma exitosa.

¿Ha recopilado testimonios en este sentido?

En mi libro recojo varios testimonios que demuestran el estado real de las tropas. Hay un capitán de la División Livorno , por ejemplo, que rezuma valentía y dirige a la perfección a sus soldados, pero carece del apoyo de cuerpos pesados, de aviación o de artillería. Se ve obligado a atravesar llanuras enteras enfrentándose sin ayuda al fuego de ametralladoras estadounidenses. Eso es una locura; es sinónimo de una matanza. Otro es un teniente que no duerme bien porque pasa las noches con una prostituta y, cuando entra en batalla, no sabe ubicarse y pasa el resto de la invasión intentando huir de Sicilia.

¿Se barajó la posibilidad de entrar a Europa a través de España?

Habría sido imposible. Por un lado, España era neutral, y por instigación británica. A Franco tampoco le interesaba porque dependía de la importación de recursos ingleses para salir de la situación de empobrecimiento en la que estaba el país, y Churchill le había dejado claro que, si se arrimaba aunque solo fuera un poco al Eje, le cortaría el grifo. Prefería no posicionarse a pesar de las simpatías hacia Hitler. La verdad es que no era un territorio atractivo para nadie. Alemania ya debía enviar recursos a Italia, que estaba en una situación pésima, y la de España era incluso peor. Por último, los Aliados luchaban lo que consideraban una cruzada moral contra el nazismo. Invadir un país que oficialmente era neutral no les dejaba en buen lugar.

Invasión de Sicilia en 1943 ABC

¿Cuál era el objetivo último de la invasión?

Expulsar a Italia de la guerra, lo que se traduciría en una catástrofe para Alemania. Una vez que estuviera fuera del conflicto, Hitler debería elegir entre olvidar las pretensiones territoriales que tenía en África y los Balcanes, o sustituir a las tropas de Mussolini que se habían retirado de estos territorios por soldados germanos, algo casi imposible. La isla era importante por muchas razones y España no habría dado esas mismas ventajas.

Su libro da una visión diferente de Patton...

En 1943, los estadounidenses todavía no habían puesto un ejército sobre el campo de batalla. Era la primera vez que se desplegaban. Patton era su ‘as’ en la manga por su gran capacidad de organización; se decía que estaba a la altura de los mejores generales alemanes en este sentido. Y cumplió. Hizo una gesta organizativa espectacular como fue crear un nuevo ejército motorizado (el Séptimo) y ubicarlo en Sicilia. Eso es lo que me gustaría que quedara de él, aunque lo que se suele señalar es su carácter difícil. Era un personaje muy complejo.

¿Cómo era en realidad?

Un ‘showman’ que daba una imagen muy concreta al mundo: la que él quería ofrecer. Es clave leer enteros los diarios de Patton y no coger citas interesadas, eso permite saber lo que había tras esa máscara. ¿Bravucón? Es cierto que lo era, pero también solía tener dudas y cambios de humor. Se esforzaba mucho en ocultar sus nervios y miedos antes de la batalla. Al final, nos hemos quedado con la imagen que se muestra en las películas, pero la realidad era muy diferente. Lo que sí consiguió su extravagancia es que le recordemos, algo injusto con otros tantos generales igual de competentes que él, pero que han quedado olvidados.

Si hablamos de sobreestimación hay que hablar de los Rangers y su labor en Sicilia

Los Rangers eran voluntarios, tropas que le ponían más ganas que el resto. No buscaban obedecer y sobrevivir, sino que habían elegido estar en el campo de batalla. Tenían ese punto de ardor. Eran muy buenos y efectivos, pero se encontraron con poca oposición. El problema es que se suele olvidar que este tipo de tropas no forman el núcleo de los ejércitos, sino que solo se usan de manera puntual. Es una pena que olvidemos a la infantería básica, que es la que lleva siempre el peso de la lucha, pero es menos espectacular.

¿Fue un desastre el uso de planeadores para transportar a las unidades paracaidistas?

En la campaña de Sicilia esta doctrina acababa de nacer. Los Aliados estaban entusiasmados con su uso porque habían visto los éxitos alemanes, pero no pensaron en los fracasos, que era de lo que tenían que haber aprendido. El problema de esta batalla es que fueron las tropas menos experimentadas –los pilotos de los planeadores– los que transportaron a las más veteranas. Tampoco calcularon que utilizar este tipo de aparatos en la isla era una locura porque el terreno es muy traicionero. Al final, de los 147 planeadores , solo 4 aterrizaron donde debían. Esto ayudó a comprender que no era necesario arriesgar vidas en operaciones aéreas cuando, como se demostró en el Cabo Murro di Porco , se podía hacer lo mismo con un desembarco.

¿No fueron entonces, todo lo determinantes que hubieran debido?

Estas tropas especiales tienen un poder muy concentrado comparado con su número. Tienen una efectividad mucho mayor porque son capaces de tomar la iniciativa y seguir adelante si las cosas se tuercen. Pero en Sicilia el problema es que la operación aérea estuvo muy mal planeada y muy mal ejecutada. Si se hubieran organizado mejor, hubieran aterrizado al amparo de la noche, hubiera sido un paseo llegar hasta Siracusa.

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