El misterio de la esculturas de Notre Dame decapitadas en la Revolución Francesa que aparecieron en 1977

El incendio que ha devorado la catedral nos trae a la memoria otro episodio trágico protagonizado por el fanatismo revolucionario

Dos de las cabezas de Notre Dame que fueron arrancadas de sus esculturas durante la Revolución francesa

I. Viana

Antes del incendio que ha devorado Notre Dame este lunes, la destrucción más importante que sufrió la catedral más famosa y visitada de Francia se produjo durante la Revolución Francesa . En aquella ocasión afectó a más de un centenar de estatuas que decoraban la fachada y parte del interior de este monumento construido hace 850 años. Algo muy grave si tenemos en cuenta que se trataba de uno de los conjuntos escultóricos más importantes del mundo, con una riqueza artística y arquitectónica al alcance de muy pocas iglesias de Europa y Asia en aquel momento.

[ El fuego devora la Catedral de Notre Dame de París ]

Poco después de su apertura en plena Edad Media corrió la creencia entre la población de que, en realidad, la mayoría de aquellas estatuas representaban a los Reyes de Francia. Un error de interpretación que las convirtió en víctimas del fanatismo revolucionario cuando, en enero de 1793, se produjo la ejecución de Luis XVI . El Rey había sido condenado por la Convención Nacional, poco después de que su suerte quedara sellada al intentar acogerse a la protección de la Asamblea Legislativa y pedir ayuda a las potencias extranjeras. A ello siguieron repetidos intentos de fuga y el asalto por parte del pueblo de su Palacio de las Tullerías. Todo estos incidentes le situaron como uno de los hombres más odiados del país, incluso entre quienes defendían la monarquía constitucional. Se quedó sin apoyos ni escapatoria. «Señores, soy inocente de todo lo que se me acusa. Deseo que mi sangre pueda cimentar la felicidad de los franceses», acertó a decir ante los asistentes a su ejecución en el patíbulo.

Tras su decapitación, las autoridades revolucionarias ordenaron la destrucción de todos los símbolos de la realeza. Obviamente, las estatuas de la famosa catedral parisina quedaron bajo el punto de mira y no tardaron en ser arrasadas por la vorágine vandálica en octubre del mismo año. Aquellas obras de arte representaban realmente a los reyes de Judá, ancestros de Cristo, y no a los reyes galos, como se pensaba. La confusión era difícil de aclarar si tenemos en cuenta que entre las esculturas destruidas y robadas se encontraban las 28 situadas en la conocía como Galería de Reyes.

Decapitadas a golpe de maza

Pero el cuidado que tuvieron con estas no fue precisamente modélico, a pesar de que procedieron «con cuidado de no dañar el resto del edificio». Primero fueron descoronadas, después decapitadas a golpe de maza representando la ejecución de Luis XVI en la guillotina y, por último, amontonadas en la plaza que da acceso a Notre Dame, donde permanecieron olvidadas hasta que fueron vendidas a un maestro de obras en 1796. Mientras tanto, durante la Revolución Francesa, Notre Dame sirvió como almacén para alimentos, al tiempo que otras muchas obras de la catedral fueron robadas y vendidas. Era parte del proceso de descristianización que se estaba produciendo con el gobierno revolucionario de París, que convirtió la famosa iglesia en un bien nacional.

Antes de finalizar 1793, además, Notre Dame fue rebautizada como el «Templo de la Razón», donde se organizaba «el culto de la Razón y del Ser Supremo». Durante los siguientes nueve años, se convirtió en el lugar donde se guardaron los miles de toneles de vino que debía abastecer al Ejército de Napoléon en su conquista de Europa. Y fue el sitio al que el líder de la Revolución Francesa regresó, en 1804, para coronarse a sí mismo emperador.

Pero de las esculturas, nada. No se tuvo noticias de ellas has muchas décadas después. Se supo más adelante que Jean-Baptiste Lakanal , hermano del célebre erudito y diputado de la Convención Joseph Lakanal, compró las estatuas y sus restos para enterrarlas en el terreno del palacio que se hizo construir en Chaussée d’Antin, más allá de los grandes bulevares de París y lejos de la famosa catedral que ayer se incendió. Este gesto que en principio puede parecer hostil contra lo que creían que representaban aquellas imágenes, sirvió en realidad para conservarlas.

Llevaban siglos adornando Notre Dame, pero ahora su paradero era todo un misterio al que nadie prestó atención. Tuvieron que pasar casi dos siglos para ser recuperadas por completo. Actualmente se contabilizan en 330 las piezas inventariadas de la catedral parisina, las cuales fueron descubiertas en varias fases. La primera tuvo lugar en el barrio de Gobelins, en 1839, más de cuarenta años después del asalto de los revolucionarios. Aparecieron una serie de mojones de caminos que rápidamente fueron identificadas como fragmentos de las estatuas, lo que permitió recuperar también parte de la decoración del edificio desvalijado en 1793. Esas piezas, reflejo de la magnífica decoración exterior de Notre Dame desde mediados del siglo XIII, constituyeron el primer conjunto estatuario del Museo Nacional de la Edad Media de París , cuando fue abierto en 1844.

1977, en una casa

Después de aquello tuvieron que pasar otros 130 años para que el misterio quedó resuelto. El casual hallazgo se produjo en 1977, cuando 21 de las cabezas que había sido decapitadas en tiempo de Napoleón fueron descubiertas en una casa particular de París. Aún conservaban las marcas de la violencia. Durante años estos fragmentos fueron estudiados por expertos hasta que fueron identificados como figuras del portal de Santa Ana, situado en la fachada occidental de la catedral. Las estatuas representaban a los reyes y reinas del Antiguo Testamento, así como de los diferentes apóstoles, y formaban parte de tallas alargada vestidas con ropas de largos pliegues esculpidos en el mármol.

El portal donde estas obras estuvieron durante siglos formaba parte de la catedral anterior a la actual, fechada hacia 1145, en el periodo del primer arte gótico. Hacia 1210 se volvieron a colocar en la fachada de la nueva construcción, en concreto, la que se podía admirar este lunes rodeada del humo y diseñada por el arzobispo Maurice de Sully en el siglo XIII. Pero el conjunto más espectacular del sorprendente hallazgo de 1977 se encontraba en la ya mencionada Galería de los Reyes, situada en los tres portales de la fachada occidental.

Hablamos de un total de 21 cabezas de las 28 estatuas originales encontrabas en la casa particular de París que, por lo general, se encontraban en buen estado de conservación. También aparecieron otras piezas que daban testimonio de la decoración del flanco norte, el cual se sitúa frente al Claustro de los Canónigos. Todo este conjunto escultórico fue expuesto por primera vez fuera de la catedral en 1980, tres años después de su hallazgo, en una sala del Museo Nacional de la Edad Media dedicada única y exclusivamente a las estatuas de Notre Dame.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación